OpiniónEconomía

¿Existe la trampa de la pobreza?

La trampa de los subsidios, transferencias y ayudas: tanto la ayuda internacional al desarrollo como las ayudas nacionales a los más pobres suelen perpetuar la pobreza y sostener a los malos gobiernos. Los pequeños empujoncitos para salir de la pobreza se convierten a menudo en empujones hacia abajo para quien quiera levantarse. Las subvenciones son un incentivo para no buscar ni aceptar empleo, no superar un determinado umbral de ingresos y no mudarse para seguir recibiéndolas.

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Por Miguél Solís1

La trampa de la pobreza (poverty trap) hace referencia a mecanismos o situaciones que, por una variedad de causas interrelacionadas, no permiten o dificulta importantemente a las personas (o países) salir de la pobreza, por más que trabajen, ahorren (si es posible) y sean empresariales (alertas y creativos).

¿Por qué es relevante preguntarnos si la trampa de la pobreza existe?[i]

En primer lugar, los constructos en ciencias sociales existirán o no dependiendo de cómo se definan, de manera que, la evidencia es el ajuste de la realidad a los constructos elaborados.[ii]

En segundo lugar, es importante poder saber si la trampa de la pobreza existe y si es un fenómeno espontaneo o no, porque muchas veces se emplea como justificación para la intervención económica o las ayudas al desarrollo. En este sentido, si la pobreza es consecuencia de las instituciones habrá que entender el origen del problema, por qué se han corrompido o por qué nunca se han desarrollado las instituciones, ya que estas son a menudo causa y consecuencia de la situación económica.

En tercer lugar, la trampa de la pobreza se emplea para rebatir la idea de que, con esfuerzo, trabajo, ahorro e inversión, cualquier país o persona puede salir de la pobreza, por lo que cuando esto no ocurre es necesariamente debido a una falta de esfuerzo. Pero claramente no es tan sencillo, enriquecerse depende de acciones individuales económicamente correctas que son universalmente válidas, aunque no sean igual de fáciles de aplicar para todos, pero también depende de que exista un entorno propicio para la generación de dicha riqueza. Sin embargo, tan espectacular es el libre mercado y el capitalismo que premia «de más». Cuando nos encontramos en un país que está experimentando un crecimiento importante o tiene un clima económico propicio, hasta los que menos se esfuerzan les va relativamente mejor cada año. Cuando las intervenciones económicas castran la libre empresa y el mercado, ni los que más se esfuerzan logran diferenciarse y solo suelen enriquecerse los «enchufados».

La trampa de la pobreza histórica no es igual a la actual

Existe una idea muy extendida de que la pobreza engendra pobreza en forma de mecanismo de autorrefuerzo, en consecuencia, debido a la trampa de la pobreza los países ricos de hoy serán los países ricos de mañana. Bajo los estándares de vida actuales podemos decir que la humanidad estuvo siempre en una trampa de la pobreza, y no fue hasta hace alrededor de dos siglos que ha salido de ella. Por lo tanto, es claro que se puede salir de la trampa sin intervención externa.

Para negar este hecho, se suele alegar que los países actualmente ricos recibieron en el pasado ese empujoncito externo/extraordinario (equivalente a una ayuda económica actual) por medio de las colonias o la esclavitud, e incluso Europa y Japón recibieron apoyo de EE. UU. para reconstruirse o desarrollarse luego de la segunda guerra mundial. Básicamente, los países salieron de la pobreza a costa de mecanismo no replicables en la actualidad, por lo que hay que simularlos por medio de ayudas al desarrollo. Este argumento sencillamente se falsea exponiendo casos recientes de éxito o países que no requirieron de ayuda externa, colonias ni mano de obra esclava para salir de la pobreza.

La trampa de la pobreza con un origen espontaneo

Un tipo de trampa de la pobreza es nutricional, concretamente, no compensa al trabajador movilizarse porque no consigue ganar el dinero suficiente para reponer las calorías que pierde al trabajar, pero por algún medio como la pesca o el cultivo personal, la persona alcanza los requerimientos nutricionales para subsistir. A pesar de que actualmente es muy barato[iii] alcanzar el nivel calórico funcional, esto podría ocurrir por razones climáticas, sanitarias o por variaciones del mercado que hacen que determinados sectores sean menos rentables.

Como no somos cazadores-recolectores ni vivimos en tribus seminómadas, si esto ocurre, lo más probable es que el trabajador tenga que esperar, trabajar para otro agricultor que disponga de la tecnología necesaria para hacer frente a la dificultad, emigrar o esperar a que el mercado se adapte a los cambios y poder cambiar de trabajo. Sin embargo, para que una población se encuentre en tal nivel de vulnerabilidad económica, donde ligeras fluctuaciones del clima o del mercado la pueden dejar en la inanición, debemos estar frente a un escenario económico dañinamente intervenido o ante conflictivos políticos importantes.

Otra forma de trampa de la pobreza es la dificultad para ahorrar, invertir y obtener crédito cuando los ingresos son muy bajos. Esta dificultad es real y relativa, es decir, el sistema financiero beneficia o privilegia claramente a los que más tienen y las pequeñas inversiones o emprendimientos suelen ser más difíciles de encontrar o rentabilizar que las grandes. Sin embargo, la consecuencia no intencionada más frecuente de la burocracia, el salario mínimo, las cuotas de género, entre otros, ha sido perjudicar a las pequeñas empresas frente a las grandes empresas.

Estos fenómenos no son tan espontáneos, los problemas del microcrédito están relacionados con la capacidad o la facilidad de discriminar y hacer cumplir los contratos. Del mismo modo, la posibilidad de que los bancos no muestren interés e incluso rechacen a los pequeños ahorradores tiene que ver con las enormes barreras de entrada que suelen existir en el sector bancario, ya que todo negocio suele tener su versión »low cost» (aunque el problema más frecuente de la banca intervenida es que da créditos a agentes insolventes). Y en el caso de las inversiones, aunque puede ser más fácil encontrar proyectos de inversión cuando se tienen 10 millones de dólares que cuando se tienen 3 mil, los mercados con sectores financieros libres y bien desarrollados tienden a ofrecer instrumentos y opciones de inversión para todo tipo de inversores, fraccionando de alguna forma los activos o agrupando a los inversores.

La trampa de la pobreza con un origen político

La trampa de la educación: se argumenta que los pobres no ven rentabilidad en la educación o que las necesidades actuales incentivan a los jóvenes a dejar la escuela para trabajar. La educación puede adoptar muchas formas (algo que la regulación suele limitar) y hacer ofertas económicas o ajustadas a los niveles de renta donde se ubica el servicio (la mayor parte de los costes son los salarios de los profesores).
Los mayores retornos se dan en la educación inicial y los menores en los estudios de doctorado, por lo que los niños no suelen perder los años más importantes de escolarización. Cuando ha habido enriquecimiento intergeneracional, los padres o abuelos que no pudieron estudiar todo lo que querían tienden a incentivar fuertemente a sus descendientes para que lo hagan, incluso sobreestimando los rendimientos de la educación (que no son homogéneos).

Trampa de la pobreza por ilegalización de drogas: el hecho de que las drogas sean ilegales las convierte en un negocio extremadamente rentables, especialmente su transporte y comercialización final, partes de la cadena a los que suelen dedicarse los jóvenes en situación de pobreza. SI las drogas fueran legales, probablemente su producción, trasporte y comercialización tendría retornos similares al alcohol, tabaco o las farmacéuticas.
Muchas de las consecuencias negativas del consumo de drogas no vienen dadas por los efectos fisiológicos, sino por los efectos sociales debido a su precio y la marginalidad a la que somete al consumidor. El mercado ilegal de drogas crea una trampa de la pobreza en la medida en que genera rentabilidades extraordinarias a cambio de acciones delictivas, extremadamente riesgosas y peligrosas; el incentivo a traficar es muy alto por lo que los jóvenes descartan otras opciones laborales, sometiéndose a un estilo de vida generalmente infértil, violento, de muy alta preferencia temporal, con una baja potencial de desarrollo.

Por regulaciones laborales, migratorias y al alquiler: las regulaciones sobre estos tres sectores actúan como barreras de entrada a la competencia, benefician a los que ya tiene trabajo, vivienda y una nacionalidad de algún país próspero, a costa de perjudicar y mantener en la pobreza a quienes quieren ingresar al mercado laboral, alquilar o salir del entorno hostil donde, a pesar del esfuerzo, no encuentran mejorar su situación.
Por inflación: la inflación suele ser consecuencia de la manipulación monetaria llevada a cabo por las autoridades políticas y la inflación perjudica más a quienes depender de salarios que pierden poder adquisitivo rápidamente y no son fáciles de renegociar, no tiene muchos activos que se revaloricen ni tiene muchas deudas que no se revaloricen con la inflación. Por las razones ya mencionadas los pobres suelen tener esas condiciones en su balance personal.

La trampa de los subsidios, transferencias y ayudas: tanto la ayuda internacional al desarrollo como las ayudas nacionales a los más pobres suelen perpetuar la pobreza y sostener a los malos gobiernos. Los pequeños empujoncitos para salir de la pobreza se convierten a menudo en empujones hacia abajo para quien quiera levantarse. Las subvenciones son un incentivo para no buscar ni aceptar empleo, no superar un determinado umbral de ingresos y no mudarse para seguir recibiéndolas. En el contexto internacional, las organizaciones que ofrecen ayudas (a menudo financiadas con impuestos), encuentran en la crisis la gallina de los huevos de oro, y por ello no la sueltan fácilmente, perpetuando el paternalismo. Tanto los beneficiarios como los intermediarios de la ayuda social se convierten en parásitos, consolidando el negocio internacional de la lucha contra la pobreza.

Conclusión

A pesar de su fama, la trampa espontánea de la pobreza responde principalmente a sesgos e intuiciones más que a hechos empíricos. La evidencia más clara de la existencia de trampas parece provenir de personas atrapadas en lugares de baja productividad, ya sean regiones rurales remotas dentro de un país o países de baja productividad (Kraay y McKenzie 2014 p.22), pero la libre movilidad de persona no está en la agenda política. El mito está lejos de morir, como es el caso de muchos economistas venezolanos que siguen apostando por la ayuda humanitaria exterior o financiada con los ingresos del petróleo y no por la liberalización del país como única vía sostenible de desarrollo. Salir de la pobreza absoluta nunca ha sido tan fácil como ahora, el efecto derrame del capitalismo es extremadamente beneficioso, pero no se reduce a un debate de »condiciones vs. esfuerzo» sino a la comprensión de la compleja relación entre el mercado, los incentivos, las instituciones y las consecuencias no deseadas de las intervenciones.

Este artículo fue publicado originalmente por el Instituto Juan de Mariana


1es psicólogo con postgrado en Economía. Su pasión por el conocimiento transdisciplinario le ha motivado a investigar, enseñar y colaborar en el estudio de la personalidad, la psicología social, la economía política y la religión. Interesado acerca del diálogo entre la tradición y la novedad, la dependencia y la emancipación, la libertad y la igualdad.

*Este artículo fue publicado en panampost.com el 23 de marzo de 2023

*La opinión expresada en este artículo es responsabilidad exclusiva del autor y no representa necesariamente la posición oficial de Publico.bo


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