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Habemus Papam!: los «cum clavem» eligen un nuevo León

Habemus Papam!: los «cum clavem» eligen un nuevo León

José Rafael Vilar

Analista y consultor político

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«Yo te daré las llaves del Reino de los Cielos: lo que desates en la tierra caerá atado en el Cielo, y lo que desates en la tierra caerá desatado en el Cielo». [Mateo 16:19]

En la quinta ronda de votación para elegir al 267 Santo Padre Obispo de Roma, los 133 cardenales electores (de 135 posibles, porque ni el español Cañizares Llovera ni el keniano Njue pudieron asistir a Roma por salud) proclamaron como sucesor de San Pedro al peruano-estadounidense Robert Francis Cardenal Prevost Martínez, nacido en Chicago hijo de padres con ascendencia española, italiana y francesa, el segundo miembro de la Orden de San Agustín en acceder al Papado tras 578 años —y 60 Papas— después de Eugenio IV, el único agustino anterior.

Papa de Dos Mundos (las Américas anglosajona y la hispanoamericana), con antepasados tan múltiples como la conformación inmigrada del país que lo vio nacer y que se afirma en su vínculo con el Perú —potenciado en su doble nacionalidad desde 2015—, donde trabajó entre 1985-1986 y 1988-1998 y fue Obispo de Chiclayo entre 2015 y 2023, cuando el Papa Francisco lo designó Prefecto del Dicasterio para los Obispos y Presidente de la Pontificia Comisión para América Latina, que simultaneó con otras responsabilidades vaticanas.

Uno de los papabili —aunque no integraba el “pelotón” más mencionado, como sus colegas Parolin, Tagle, Zuppi y Pizzaballa (y Ambongo, Erdö y Sarah eventualmente)—​, el hasta entonces Cardenal Prevost fue elegido en sólo cinco rondas porque posiblemente representó para sus correligionarios del Colegio  Cardenalicio —de quienes era bien conocido desde sus cargos vaticanos, a diferencia de algunos otros papabili— la potencial continuación, quizás moderada y más centrista, de diversos aspectos de la obra de Francisco —incluida la Misión en Salida y el compromiso con los pobres— a la vez que con algunas posibles diferencias doctrinales de una visión menos rupturista. Quizás también influyó, como señaló el vaticanista Massimo Faggioli: «Esta elección papal es *también* una respuesta a Trump, pero una respuesta oblicua y no frontal contra él».

Mención importantísima es el de su nombre papal: León XIV, un claro homenaje a León XIII, el Pontífice católico que a finales del siglo xix fuera el impulsor de la profunda revolución que desembocó en la Doctrina Social de la Iglesia a partir —principalmente aunque no la única pues dedicó otras Encíclicas, entre diversos temas, a la libertad del hombre como Libertas praestantissimum ​ (La libertad, preciosísimo don)— de su trigésima octava Carta Encíclica Rerum Novarum (De las cosas nuevas), la primera de las Encíclicas sociales de la Iglesia Católica: versada sobre las condiciones de las clases trabajadoras, León XIII expresaba claramente su apoyo al derecho laboral de «formar uniones o sindicatos», pero también al derecho de la propiedad privada como derecho natural frente a las ideas socialistas de propiedad comunitaria, a la vez que discutía sobre las relaciones entre el gobierno, las empresas, los trabajadores y la Iglesia. No menos simbólico el lema de Cardenal Prevost: «In Illo uno unum» («En Él solo, uno»), palabras que San Agustín de Hipona pronunció en un sermón: la Exposición sobre el Salmo 127 Felicidad del justo, para explicar que «no es Él uno y nosotros muchos, sino que, siendo nosotros muchos en Aquel uno, somos uno. Luego Cristo es uno, Cabeza y Cuerpo» (es decir: «aunque los cristianos somos muchos, en el único Cristo somos uno»).

En su discurso de investidura, el nuevo Pontífice puso acento primordial en reiterados mensajes de Paz (siguiendo la guía que marcó San Agustín en su Exposición Felicidad del justo: «He aquí el bien, hermanos; el gran bien se llama paz»), de Diálogo y de Entendimiento, priorizando en su búsqueda de la Unidad de la Iglesia («Ayúdennos y ayúdense a construir puentes») además de agradecer la Obra de su antecesor y mencionar destacadamente (con inusual empleo de correcto castellano) su vínculo con el Perú y las Misiones que allí realizó. También se le vio rescatar algunas prendas papales usuales, en su período descartadas por Francisco, que sólo utilizaba la sotana blanca: la mozzetta de terciopelo rojo con bordados dorados, el roquete de lino, la faja de seda y la estola papal bordada con figuras de santos —reafirmando así su misión evangelizadora— y símbolos eclesiásticos, así como la cruz pectoral dorada (a diferencia de la de plata de Francisco, de su época episcopal), quizás todos signos de que el Progreso no riñe con la Tradición.

Aunque la misa de inicio del pontificado de León XIV será el 18 de mayo, el mismo jueves ofició en la Capilla Sixtina para sus colegas, donde les pidió que «caminen a su lado» ahora que, por intercesión del Espíritu Santo, le han «llamado para llevar una cruz y para ser bendecido con esta misión».

Si me atrevo a tomar de Séneca un epitafio para Francisco: «Vita est fabula, quae res non quam diu durat, sed quam bene geritur» («La vida es una historia, que no importa cuánto dura, sino lo bien que se vive»), mi salutación para León XIV me la presto de Lucas 6:44: «Cada árbol se conoce por sus frutos». Y todos esperamos que sean muchos y muy bendecidos.

(Pero por acá: aún «sin llave»)

Por aquende, luego del 17 de mayo sabremos cuáles de los ahora aun sine clavem pugnarán por las Llaves que abrirán —o cerrarán más, quizás— nuestras Bolivias, hoy tan lejos del Cielo y tan cerca del Infierno.

Pero si nuestros “políticos opositores” (pocos) no siguen penando y —a consuno de los muchos más Cardenales electores que eligieron a León— deciden salvar diferencias, podremos decir «¡Qué bueno es ver a esos hermanos vivir juntos!» (Salmo 133:1) y serán imparables «como el león, fuerte entre todos los animales, que no vuelve atrás por nada» (Proverbios 30:30). Pero si no se unen, para todos nosotros sólo quedará «llanto y crujir de dientes» (Mt 13, 42).

*La opinión expresada en este artículo es responsabilidad exclusiva del autor y no representa necesariamente la posición oficial de Publico.bo


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José Rafael Vilar

Analista y consultor político

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