OpiniónEconomía

Importante y a veces olvidado: el crédito

Pablo Mendieta Ossio

Economista en el campo de políticas públicas

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Muchas veces damos por sentadas las cosas que nos olvidamos de ellas. Cuántas veces descuidamos ser agradecidos por el techo, el trabajo, la salud, etc., las que asumimos como un derecho.

Esto también sucede a nivel societal.

Más de una década atrás un centro de pensamiento reconocido lanzó una convocatoria para la realización de investigaciones sobre los factores institucionales y económicos que incidirían en el bajo desarrollo económico del país y sus regiones.

Se publicaron seis buenos volúmenes sobre finanzas públicas, el papel del ahorro y la inversión, transformación productiva y auges y caídas de la producción (ciclos).

Conversando con un colega años después nos percatamos que faltó uno enfocado específicamente en el rol del sistema financiero en el crecimiento, por el rol que tiene de transformar el ahorro de las personas en crédito de largo plazo.

Millones de depositantes mantienen sus ahorros, principalmente de plazos cortos, en el sistema financiero, que los transforma en créditos de largo plazo para la vivienda, el emprendimiento y el consumo.

No cabe duda de que es una herramienta fundamental para las transacciones diarias, pero también para el desarrollo de largo plazo. Mis papás construyeron un hostal con dos créditos bancarios que fueron honrados en su momento; y yo me beneficio de un crédito para la vivienda.

El rol del sistema financiero y del crédito es tan evidente que nos olvidamos de él.

Y así como sucedió con el programa de investigación que mencioné, también ocurrió con los Premios Nobel de economía.

Éstos se han conferido durante 53 años a destacados economistas que han contribuido a mejorar el entendimiento de la economía. Y si bien hubo premios a quienes estudiaron el mercado financiero y sus particularidades, la banca y las crisis financieras fueron relegadas por varios años.

Esta omisión fue revertida este año, cuando el pasado lunes 10 se anunció que el galardón iba para Ben Bernanke, Douglas Diamond y Philip Dybvig por su investigación sobre bancos y crisis financieras.

En sencillo, el primero demostró rigurosamente que el crédito es crucial para comprender las alzas y bajas de la economía, con énfasis en la Gran Depresión de 1929. Mientras que los dos últimos aportaron señalando que el manejo adecuado de los recursos a disposición del público es vital para un buen funcionamiento de la economía, que podría estar sujeta a corridas bancarias si es que las entidades no cuentan con los recursos necesarios.

Como alguien me decía, el mercado de crédito es distinto al de otros bienes (como papa o tomate) porque repercute en toda la economía con mucha fuerza.

En el país, la crisis económica de 1999 y la tensión por la salida de depósitos de 2002 son un reflejo de lo importante que es mantener un sistema financiero saludable.

Pese al embate de la pandemia y sus efectos en la capacidad de pago de las familias y a un diferimiento que no fue acompañado de mecanismos para aliviar la carga a las entidades financieras como en otros países, el sistema financiero muestra estabilidad en virtud de las precauciones hechas por las entidades en años previos.

No cabe duda de que el sistema financiero ha jugado un rol importantísimo en el crecimiento mediante el otorgamiento de crédito en los últimos años.

Considero que se debe hacer una evaluación independiente del estado del sistema financiero para ver cómo puede seguir siendo un puntal para el crecimiento, pero con los resguardos del caso que implica la administración prudente de los recursos.

Esto implica también identificar si la desaceleración del crédito observada en estos últimos años responde a un problema de falta de fondos o es más bien el reflejo de que las empresas y las personas son más cautas para pedir crédito en un entorno en el que no se han disipado todavía diversas incertidumbres.

La estabilidad financiera en particular y económica en general deben ser resguardadas y apuntaladas. Son como la reputación: tardan en construirse, pero son rápidas en perderse.


*La opinión expresada en este artículo es responsabilidad exclusiva del autor y no representa necesariamente la posición oficial de Publico.bo


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Pablo Mendieta Ossio

Economista en el campo de políticas públicas

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