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Más que un escenario para definir una nueva fecha del censo, la reunión ampliada de la Comisión Técnica parece tener el objetivo de solo explicar las razones por las que la consulta nacional tuvo que postergarse.
Los forenses del gobierno acudieron a la cita para mostrar los resultados de la autopsia previa a un censo que murió por negligencia técnica.
La idea no era abrirse a la posibilidad de modificar la fecha o anular el decreto de convocatoria, sino insistir en que de las centenares de actividades que implica la tarea del recuento muchas están inexplicablemente demoradas.
Las fuentes internas que permitieron acercarse al debate “secreto” de la Comisión revelaron lo que era de esperar: que no hay voluntad oficial para hacer el censo antes, pese a que existen argumentos sobrados que demuestran esa posibilidad.
Desde el 2012 los gobiernos del MÁS tuvieron 10 años para organizar el censo de acuerdo a un cronograma bastante flexible. Cuando el tiempo sobraba no hicieron nada para aprovecharlo a pesar de tener disponibles los recursos de financiamiento externo.
Otros gobiernos a los que le tocó realizar la misma tarea la hicieron sin muchos contratiempos y en circunstancias en que no había la cantidad de herramientas tecnológicas y de comunicación que hoy permiten acelerar este tipo de procesos.
Arriesgar la estabilidad económica y la paz social en el país solo por un capricho político dice muy mal de un gobierno que precisamente debería asumir la responsabilidad de asegurar condiciones para que la gente viva y trabaje sin estar expuesta a este tipo de zozobras.
La subida de precios de alimentos de la canasta básica, las peripecias que se hacen para conseguir combustible en algunas regiones y en general el devastador efecto del conflicto sobre la marcha de la economía, resultan inexplicables sobre todo si se considera que para el presidente Arce la estabilidad de los indicadores era una de sus principales cartas de presentación.
Arce se va quedando sin piso político -los problemas vienen de fuera y dentro por igual – y sin las credenciales técnicas precisamente cuando la mayoría de los pronósticos especializados no vislumbran un futuro económico alentador para el mundo.
Por si eso fuera poco un presidente que había trabajado bien las diferencias con su antecesor partidario en el cargo, quedó expuesto ahora a qué incluso Evo Morales le dé lecciones de responsabilidad y flexibilidad en el manejo de esta crisis.
Arce ha quedado en el peor de los mundos. Dejó ir la posibilidad de un arreglo políticamente ventajoso con Santa Cruz y perdió fuerza y mando al interior de su partido. Cualquier acuerdo, en dirección a la ratificación de la fecha del Censo en 2024 o a su convocatoria anticipada, dejan al presidente sin victorias.
Justo dos años después de haber asumido la presidencia Luis Arce vive no sólo el momento más difícil de su mandato, sino un periodo crucial que podría determinar su futuro político. Y todo por la fecha del Censo.
*La opinión expresada en este artículo es responsabilidad exclusiva del autor y no representa necesariamente la posición oficial de Publico.bo