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Como algunos de ustedes han de saber, 211 años atrás, el 25 de mayo de 1814, en el marco la Guerra de Independencia de América, acá en Santa Cruz, Bolivia, se libró una batalla muy importante. La Batalla de la Florida. La localidad de Florida está a unos 70 km al sureste de Samaipata, y a alrededor de 100 km al sur de Santa Cruz de la Sierra. Por Florida pasa un río que en ese entonces llamaban también de Florida. Ese río ahora en Google Maps se ve seco, pero en esa época debe de haber sido caudaloso y sus aguas deben haber desembocado en Río Grande, unos 30 km al este https://maps.app.goo.gl/6uxcsZDCj4iA6R6K7
El triunfo patriota obtenido en la Batalla de la Florida bajo el liderazgo de los argentinos Arenales y Warnes, fue tan importante para la época que, en su homenaje, el Directorio de las Provincias Unidas del Río de La Plata decidió llamar así a una de las calles más emblemáticas de Buenos Aires, la calle Florida, convertida después en la popular Peatonal Florida.
En 1913 el escritor cruceño José Vázquez-Machicado, jovencísimo entonces, conversaba con el respetable caballero, ya anciano en ese momento, Trifón Cuellar; hombre de negocios que había vivido muchos años en la provincia Cordillera y tenido trato con los soldados Vaca, Pedraza y Melgar, sobrevivientes de la Batalla de Florida. Después de muchos años, José Vázquez-Machicado puso por escrito ese valioso testimonio oral. Así nació el relato “La Batalla de la Florida según el relato de tres soldados”.
La Batalla de Florida se peleó en tres escenarios distintos. Primero en La Paliza, a unos 25 kilómetros de Florida. Luego en la playa del río Florida, y finalmente en la plaza del pueblo.
Fiel a los testimonios, cuenta Vázquez-Machicado que Arenales y Warnes encargaron a José Manuel “El Colorao” Mercado, al mando de 25 o 30 soldados, un recibimiento distractivo a la vanguardia de las tropas realistas de Blanco en La Paliza. El plan era que el destacamento de Mercado, después de unos cuantos tiros, fingiese derrota y huyese hacía Florida, en donde en la playa del río estarían esperando a los realistas de Blanco el grueso de las tropas patriotas de Arenales y Warnes. Lo que efectivamente sucedió.
Durante los preparativos en la playa del río Florida, Warnes vio a un soldado guaraní cavar un hueco en la arena y meterse dentro de él (una trinchera personal). Le pareció brillante. Instruyó a sus soldados de infantería que hiciesen lo mismo. Con esa táctica Warnes y Arenales sorprendieron a la caballería de Blanco en su ingreso a Florida. Una vez llegadas a la playa del río, las tropas de Blanco, desorientadas al recibir fuego repentino de soldados patriotas que salían de la tierra, corrieron hacia el pueblo.
La parte final de la batalla se libró en la plaza principal, que, pequeña como era, no dejaba espacio para que las tropas peleasen a distancia y tuvieran el tiempo necesario para recargar sus fusiles, por lo que fue peleada cuerpo a cuerpo. A sablazos y a lanzazos.
Hay muchas versiones de la Batalla de la Florida. En algunas de esas versiones se habla de un duelo entre ambos comandantes; Blanco y Warnes. En el relato de Vázquez-Machicado se cuenta que en un momento dado de la encarnizada batalla en la plaza de Florida se encontraron Blanco y Warnes, ambos montados, y sin mucho trámite se trenzaron a sablazos. Y que Blanco le venía sacando ventaja en la matazón a Warnes porque el caballo de Warnes era “boquimuelle”, es decir; muy sensible al freno, lo que dificultaba la comunicación con su jinete. En esos momentos un soldado patriota, un negro llamado Ainque, llegó en auxilio de su comandante y le pegó un culatazo en la nuca a Blanco, que cayó del caballo, oportunidad que aprovechó Warnes para rematar a Blanco de un sablazo en el cogote. Hasta ahí llegó Blanco.
El parte de guerra de Arenales es mezquino, no menciona ni por si acaso a los soldados locales. Ignora el aporte del Colorao Mercado y de Cañoto. Sólo reconoce a los oficiales argentinos bajo su mando. Ni siquiera a Warnes.
Creo también, importante, precisar que este Blanco muerto en Florida no es el mismo Blanco que fue presidente de Bolivia por seis días antes de ser asesinado en 1829, como sugiere Alcides Arguedas en Caudillos Letrados.