OpiniónInternacional

La geopolítica del fentanilo

La cooperación internacional es un instrumento crucial para prevenir la propagación de esta droga letal, de fuerte poder adictivo y relativa facilidad de transporte.

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Por Gabriel Pastor1

La guerra de Estados Unidos contra el devastador flagelo del fentanilo ha avanzado a una fase decisiva al incorporar el arma de la geopolítica en la lucha contra el consumo ilegal de este potente fármaco opiáceo sintético, esquivo hasta ahora. La cooperación internacional, los acuerdos diplomáticos y acciones coordinadas son instrumentos vitales para combatir a un estupefaciente potencialmente mortal. Su cadena de valor es insuperable en términos de comercio y rentabilidad en comparación con el narcotráfico tradicional.

A pesar de contar con el tercer ejército más grande del mundo y disponer de tecnología de punta y equipos avanzados de inteligencia artificial para el control de las drogas ilegales, EE.UU. se ve impotente ante un enemigo. Este arrebata de forma despiadada la vida anualmente a casi 74.000 ciudadanos estadounidenses en su propio suelo. Para acentuar la gravedad de esta tragedia, solo hace falta recordar que, durante la guerra de Vietnam, 58.220 militares estadounidenses perdieron la vida. Peor aún, el número de fallecidos supera la suma de sus bajas en las guerras de Vietnam, Irak y Afganistán juntas.

Una amenaza emergente

Este año, se produjo un alarmante aumento de las muertes por sobredosis con este narcótico sintético, a menudo combinado con xilacina, una droga utilizada principalmente como sedante, analgésico y relajante muscular en medicina veterinaria. Esto ha llevado a la Oficina de la Política Nacional de Control de Drogas (Office of National Drug Control Policy, ONDCP) a emitir una advertencia sobre una «amenaza emergente» para EE.UU.

La ONDCP encendió las alarmas tras revelar datos horripilantes: entre 2020 y 2021, las muertes por sobredosis con rastros de xilacina aumentaron asombrosamente en un 1127% en la región sur, un 750% en el oeste, más de 500% en el medio oeste y más de 100% en el noreste.

¿Cómo se llegó al actual estado de cosas? No hay una causa única que explique la crisis sanitaria desencadenada por el consumo desorbitante de opioides como el fentanilo en EE.UU.

En primer lugar, la inclusión frecuente de opioides como el fentanilo en las recetas médicas para pacientes que sufren intensos dolores debido a enfermedades graves o traumatismos severos. Esto ha desencadenado una práctica perversa. Se transforma en verdad el proverbio que advierte que, a veces, el remedio resulta ser peor que la enfermedad. Este drama estadounidense por el abuso de analgésicos se manifiesta de manera cruda en la miniserie Medicina Letal.

Fentanilo arcoiris, pastillas de colores brillantes que circulan en EE.UU. Fuente: CNN.

Mercado negro

La tragedia que desencadena el mercado negro de opioides encuentra su explicación en prácticas médicas legales y comportamientos sociales que se gestaron hace décadas. A pesar de que el fentanilo se puede rastrear hasta la década de 1950, su impacto se hizo notar de manera fatídica a partir de los años noventa.

La ausencia en los Estados Unidos de un sistema de bienestar comparable al europeo podría provocar que aquellos pacientes que sufren dolores crónicos que afectan significativamente su calidad de vida, se vean tentados a recurrir al mercado negro en busca de soluciones asequibles para aliviar la carga de los gastos médicos. La carencia de un sólido respaldo estatal en términos de atención médica podría generar un escenario en el que las personas afectadas, desesperadas por encontrar alivio, busquen alternativas fuera del sistema de salud convencional.

En segundo lugar, el problema se agrava aún más con la emergencia de una tendencia inesperada que no se vislumbraba hace algún tiempo: la presencia del fentanilo en el circuito de las drogas recreativas. Jóvenes consumidores, conscientes de los riesgos, engañados o simplemente desinformados, optan por sustancias como la heroína. Esta se mezcla con el fentanilo, creando así un cóctel potencialmente letal. Este fenómeno plantea serias preocupaciones de salud pública, ya que el fentanilo, una sustancia extremadamente potente, puede aumentar drásticamente el riesgo de sobredosis y complicar aún más los desafíos asociados con el consumo de drogas recreativas. La falta de conciencia sobre la presencia de fentanilo en ciertos estupefacientes contribuye a una situación alarmante. Los jóvenes se exponen involuntariamente a peligros significativos.

Droga zombi

El surgimiento del fenómeno conocido como droga zombi se atribuye, en parte, a que su producción se lleva a cabo exclusivamente en laboratorios clandestinos. Esta característica otorga a las organizaciones delictivas un mayor control sobre el proceso de elaboración de esta sustancia psicoactiva. A diferencia de otras drogas, como aquellas derivadas de cultivos de amapola o coca en América Latina, la producción de drogas zombi prescinde de la necesidad de involucrar a campesinos en actividades ilícitas. Esto incrementa la influencia y lucro de los cárteles y grupos de narcotraficantes.

La centralización de la producción clandestina confiere a estas organizaciones criminales un dominio más directo sobre la cadena de suministro y distribución de la droga. Al mismo tiempo, disminuye los riesgos asociados con la producción agrícola. Esta dinámica no solo maximiza los beneficios económicos para los grupos delictivos. También dificulta la intervención de las autoridades al operar en un entorno más oculto y controlado. En consecuencia, el fenómeno de la droga zombi se caracteriza por una mayor autonomía de actores criminales frente a otras formas de tráfico de drogas.

Cadena de suministros

La necesidad de contar con una estrategia geopolítica para enfrentar el negocio de narcóticos ilegales hace referencia a la idea de que la gestión y control de ciertos problemas como el tráfico de drogas solo puede lograrse cuando convergen los intereses de varios países en el ámbito internacional.

En el caso específico del fentanilo, los países implicados en la expansión del negocio ilegal son China y México, según sostiene el gobierno estadounidense.

La cadena de suministro comienza en China, el primer eslabón, donde mayormente se obtienen los precursores químicos necesarios para la fabricación de la droga sintética.

Los cárteles mexicanos de Sinaloa y Jalisco Nueva Generación adquieren la materia prima china. Posteriormente la transforman en una potente droga sintética para introducirla de contrabando en territorio estadounidense.

Washington enfrentó dificultades significativas para establecer una arquitectura de control del tráfico ilícito de drogas a nivel global. Las tensiones y rivalidades con Pekín hacían prácticamente imposible cualquier acuerdo en este tema entre los presidentes Joe Biden y Xi Jinping. Paralelamente, las relaciones con su homólogo mexicano Andrés Manuel López Obrador (AMLO) también resultaron desafiantes. Este, de acuerdo con su estilo característico, no reconocía la responsabilidad de los cárteles que operan en su país.

APEC 2023

La Semana de Líderes de la Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC) 2023, se celebró en San Francisco (California) del 11 al 17 de noviembre. Representó una oportunidad valiosa que el presidente Biden supo aprovechar. Las señales diplomáticas que apuntaban a un cierto deshielo en la relación con Xi y la crucial inclusión de AMLO en la agenda proporcionaron el contexto adecuado.

Increíblemente, los resultados no se hicieron esperar. Las autoridades mexicanas han detenido a Néstor Isidro Pérez Salas, alias Nini, uno de los jefes de seguridad del cártel de Sinaloa. Estados Unidos ofrece hasta 3 millones de dólares como recompensa por considerarlo responsable del tráfico masivo de fentanilo. Además, Estados Unidos ha impuesto sanciones económicas a 13 miembros y cuatro empresas del cártel mexicano de Sinaloa debido a su participación en el tráfico de fentanilo y otras drogas.

Washington y Pekín, por su parte, tomaron acciones concretas: implementaron mayores controles en China sobre su industria nacional vinculada al comercio de precursores químicos y equipos prensadores de píldoras. También se llevaron a cabo medidas policiales contra proveedores chinos de drogas sintéticas y se estableció un grupo conjunto de trabajo antinarcóticos.

Efectos devastadores. Fuente: Connectas

Enfoque global inspirador

El enfoque global contra el fentanilo puede servir como un ejemplo inspirador y estimulante para reforzar la importancia del multilateralismo frente a desafíos mundiales como el tráfico de drogas.

El consumo de fentanilo en Europa aún no ha alcanzado proporciones alarmantes. Sin embargo, la cooperación internacional emerge como un instrumento crucial para prevenir su propagación, dada su peligrosa letalidad, fuerte poder adictivo y la relativa facilidad con que puede ser transportado. Estas acciones son esenciales para abordar la amenaza real que ya enfrenta Estonia, por ejemplo, y prevenir que se intensifique en el viejo continente.

América Latina tampoco debería desatender este problema tratándolo como algo ajeno, como deja en evidencia el papel decisivo de los cárteles del narcotráfico mexicano.

En Colombia, reconocido por ser un productor tradicional de cocaína y marihuana, se registraron 30 muertes en 2021 debido al consumo recreativo de fentanilo. A menudo fue mezclado con sustancias como ketamina, anfetamina o éxtasis. Las incautaciones de ampollas de drogas sintéticas entre 2018 y 2023 se han multiplicado por 20, según información del Ministerio de Justicia.

Honduras es otro ejemplo que ilustra cómo las drogas sintéticas están afectando a la región. El mes pasado se incautó un cargamento de casi 500 kilogramos de fentanilo. Fue detectado en un contenedor de un barco proveniente del Reino Unido con trasbordo en Colombia.

Las 48.600 ampollas de esta potente droga sintética, distribuidas en 122 cajas, que llegaron al Puerto Cortés deberían ser una razón poderosa para no considerar al fentanilo como algo distante..


1Miembro del Consejo de Redacción de Diálogo Político. Investigador y analista en el think tank CERES. Profesor de periodismo en la Universidad de Montevideo.

*Este artículo fue publicado en elcato.org el 15 de diciembre de 2023

*La opinión expresada en este artículo es responsabilidad exclusiva del autor y no representa necesariamente la posición oficial de Publico.bo


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