OpiniónPolítica

La izquierda española y Bolivia

Emilio Martinez

Escritor y analista político

Escucha la noticia

Luego del gobierno de Felipe González, quien fue bastante positivo en sus primeras gestiones y podría ser calificado como semi-liberal (privatizó 80 empresas públicas que venían de la etapa dirigista del franquismo e integró a su país a la OTAN), la socialdemocracia española o PSOE fue involucionando ideológicamente con los liderazgos que le siguieron.

Primero fue José Luis Rodríguez Zapatero, quien prácticamente acabó convirtiéndose en un mensajero y lobbista del chavismo; y hoy en día es el presidente del gobierno, Pedro Sánchez, quien ha convivido y convive en su gabinete con neocomunistas (Sumar, Podemos) que son partidarios activos del socialismo del siglo XXI, del que incluso han recibido un financiamiento millonario. Todo esto, en medio de grandes casos de corrupción que salpican a esa administración de “unión de izquierda”.

Estas precisiones son necesarias, toda vez que uno de los candidatos opositores que puntean en la carrera electoral boliviana se ha ufanado de sus vínculos con Pedro Sánchez, sin rectificación posterior, cuando podría haber cultivado lazos (ya que esa es su opción política) con otras versiones de la socialdemocracia como la alemana, que prefiere la “Gran Coalición” con la centroderecha antes que gobernar con Die Linke, herederos del viejo partido dictatorial de la RDA.

Esto viene a cuento, también, del apoyo que está recibiendo el principal postulante del campo masista desde la izquierda española, más exactamente de las formaciones neocomunistas mencionadas, a través de un asesor de alto caché, a quien se atribuyen las victorias de Claudia Sheinbaum en México y de Gustavo Petro en Colombia.

Así las cosas, el vínculo con Pedro Sánchez parece más una vulnerabilidad o un riesgo de ser presa de “estrategias envolventes”, peor aún cuando hay “familias políticas” que colocan operadores y candidatos a ambos lados de la cerca.

En ese contexto, cabe preguntarse qué pasaría de darse el balotaje entre los dos opositores punteros. ¿El androniquismo sería el fiel de la balanza? ¿A quién le otorgaría la presidencia y en base a qué pactos? ¿La conciliación con los intereses del Chapare sería uno de los puntos de acuerdo?

Un gobierno cooptado o al menos condicionado por el campo masista estaría en problemas para llevar a cabo las reformas profundas en el modelo económico, sin las cuales la gestión no pasaría de ser una mera administración de la crisis. Pavimentando el camino, además, para un pronto retorno al poder de la izquierda populista y autoritaria.

La carrera electoral en Bolivia no es un fenómeno aislado, sino que es parte de un tablero geopolítico global, por lo que no caben las alianzas internacionales ingenuas, ni mucho menos las funcionales.

*La opinión expresada en este artículo es responsabilidad exclusiva del autor y no representa necesariamente la posición oficial de Publico.bo


Cuentanos si te gustó la nota

0% LikesVS
100% Dislikes

Emilio Martinez

Escritor y analista político

Publicaciones relacionadas

Abrir chat
¿Quieres unirte al grupo de Whatsapp?
Hola 👋
Te invitamos a unirte a nuestro grupo de Whatsapp