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Por Marcelo Duclos1
La Escuela Austríaca de Economía ha hecho importantes aportes a la hora de comprender como funciona el mundo real. A grandes rasgos, lo primero que podemos destacar es que la valoración de las cosas es subjetiva y depende de cada persona. Poco importan las complicadas variables de los clásicos, que continuaron los marxistas, a la hora de establecer el valor real de un bien. Además, es esta escuela de pensamiento la única que explica que las preferencias individuales pueden no ser del todo racionales a simple vista. Es que, la praxeología de Ludwig von Mises explica reacciones que el teórico “homo-económicos” no puede.
¿En qué cabeza entra que una persona pueda pagar una enorme cantidad de dinero por una figurita en el “mercado negro”, cuando la empresa fabricante muy pronto multiplicará la oferta para satisfacer una inesperada demanda? En la de miles de personas que hoy lo están haciendo.
El álbum de figuritas del mundial ha generado en Argentina un boom absolutamente inesperado, sobre todo para la gente de Panini, que esperaba otro nivel de demanda más tradicional. Es que la expectativa que generó el seleccionado nacional, que buscará su tercer trofeo internacional, hizo que las “figus” no sean de interés de los más chicos, como suele ocurrir. Hombres de todas las edades andan desesperados por los kioskos buscando los pocos paquetes que pueden quedar disponibles. Ante este fenómeno, el mercado opera con total eficiencia: en Mercado Libre ya se encuentran sobres cerrados, combos y hasta figuritas individuales. Las de Messi, Cristiano Ronaldo y Neymar son las más caras.
Ha sido tal la fiebre que generó el producto, que hasta se rumoral en las calles de Buenos Aires que existen figuritas oficiales y “copias”, que emularían a la perfección a las originales. Algunos aseguran que el personal de las imprentas ha emitido por encima de lo demandado de Panini para abastecer el insólito “mercado negro”. Una locura total.
La única certeza es que, muy pronto, la empresa podrá satisfacer toda esta demanda y, lógicamente, los precios del mercado negro se derrumbarán, de la mano de la merma en el circuito oficial. Sin embargo, al que quiere completar el álbum hoy, no le importa. No puede esperar. Por eso paga 8.500 pesos por la “figurita difícil” de Messi, mientras el sobre cerrado de cinco, vale tan solo 150 pesos. Es más, el gerente de Panini aseguró a los medios que es “un mito” que hayan ejemplares más “difíciles” que otros, ya que imprimieron la misma cantidad de todas las imágenes de los jugadores.
Aunque todo esto parezca un delirio, la ley de utilidad marginal decreciente, la subjetividad del valor y la praxeología, que indica que las personas actuamos para acceder a un escenario de mayor satisfacción que el anterior, son las únicas herramientas que permiten comprender nuestras acciones.
¿Quién se hubiera imaginado que, en un mundo digital, donde se puede, no solo guardar un archivo, sino acceder en tiempo real desde cualquier dispositivo, que las personas pagarían fortunas por una figurita impresa como hace medio siglo? Los emprendedores que aciertan y fracasan todos los días. Es el alertness empresarial que tan bien describió Israel Kirzner, que merece recibir de una vez el Nobel de economía, que tantos mediocres han obtenido sin merecerlo.