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Nos encontramos en los inicios de una de las mayores revoluciones de la historia de la humanidad, y no, no es política. Se trata de una revolución tecnológica enfocada en la inteligencia artificial (IA) que a mi punto de vista solo será comparable en magnitud con la primera y segunda revolución industrial.
La introducción de la maquina a vapor y nuevos sistemas de transporte a finales del siglo XVIII al igual que el descubrimiento del acero, motores eléctricos y derivados del petróleo a finales del XIX; fueron claves para el desarrollo acelerado y exponencial de las sociedades que permitieron una mayor producción, eficiencia y sobre todo reducción de costos en todos los rubros.
Muchos criticaron que la revolución industrial reemplazó la mano de obra por tecnología, sin embargo, la realidad es que creó una fuente inagotable de nuevos rubros e innovadores empleos que permitió un cambio en la estructura de las sociedades y terminó con la eterna pobreza generalizada del mundo gracias al surgimiento de una clase media especializada, con mayor movilidad social y sobre todo mejor calidad de vida.
La introducción de la inteligencia artificial en nuestras vidas representa un enorme desafío, y como siempre, saber adaptarse al cambio y reinventarse será la clave entre alcanzar el éxito y fracasar.
Entre las ventajas más importantes de esta tecnología se encuentra su enorme capacidad para automatizar tareas repetitivas y monótonas, lo que permite a las personas y empresas aumentar su eficiencia, reducir costos y sobre todo tomar decisiones más informadas con análisis de datos precisos y en tiempo real.
- Pedirle a ChatGPT que nos escriba un ensayo complejo o desarrolle el código HTML de una página web en pocos segundos.
- Llamar a un Call Center y tener una conversación con un Bot sin siquiera darnos cuenta.
- Entrar a una cirugía de cerebro y que el cirujano sea un Robot.
- Solicitar un préstamo y que el riesgo crediticio sea evaluado por una aplicación.
- Que nuestro vehículo nos lleve al trabajo en piloto automático mientras leemos un libro.
- Que un dron fumigue con exactitud nuestros cultivos y que una maquina los coseche sin conductor.
- Que Netflix o las publicidades de internet te recomienden exactamente lo que te gusta o necesitas.
- Pedirle a Alexa, Siri o Google que nos encienda la luz y el aire de la casa, agende una reunión y nos prepare el desayuno.
Lo mencionado anteriormente son solo algunos ejemplos, y no, no son sueños para el futuro lejano, sino más bien una realidad de soluciones y aplicativos actuales, en muchos casos gratuitos, que día a día están revolucionando la forma en que las empresas y los individuos abordan sus tareas diarias.
Sin duda alguna, esta revolución traerá consigo mayor calidad de vida para todos e innovaciones que aún no podemos siquiera imaginar. La inteligencia artificial solo tiene un pequeño límite; nuestra creatividad. Depende de nosotros si vemos esta nueva realidad como una amenaza o una oportunidad.