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La utilitaria tesis de la “fragmentación popular”

Emilio Martinez

Escritor y analista político

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Álvaro García Linera reapareció de su autoexilio académico en Buenos Aires, para esgrimir una advertencia sobre una supuesta “fragmentación popular” que podría afectar al MAS en las elecciones del 2025.

La nueva teoría linerista dice que habrían posibilidades de escisión entre el “liderazgo político y gubernamental” de Luis Arce y el “liderazgo social” representado por Evo Morales, y que ante ese riesgo deben buscarse alternativas de articulación.

El análisis no resiste un mínimo examen, si tenemos en cuenta que las bases sociales que acaudilla Morales son cada vez menores, habiendo sido reducidas del Pacto de Unidad a un “Estado Mayor del Pueblo” bastante más escuálido. De hecho, el Pacto de Unidad parece responder ahora más a la línea de Choquehuanca, quien habría estado rearticulando a los sectores indígenas-sindicales del altiplano que no están ligados directamente al circuito coca-cocaína.

Así las cosas, el “liderazgo social” de Morales queda cada vez más circunscrito al Chapare, donde además tiene la competencia emergente de una nueva generación encabezada por Andrónico Rodríguez.

¿Qué hay detrás, entonces, del planteamiento de García Linera? En realidad, estamos ante una tesis utilitaria, que por una parte busca reposicionar a su autor como el “articulador” necesario entre los dos liderazgos, tanteando espacios para los comicios del 2025, tal vez volviendo a la vicepresidencia o, al menos, a la presidencia del Senado.

Pero es también una tesis utilitaria en el sentido de que ensaya una argumentación que sirva de escudo para Morales, en momentos en que el ex gobernante se encuentra jaqueado por una investigación de la DEA que amenaza con exponer, de una buena vez por todas, su rol en la implementación de una suerte de “narcoestado”.

Mostrarlo como el “liderazgo social” busca preservar su espacio de negociación interna, quizás incluyendo en el núcleo de la argumentación, de manera muy implícita, cierta amenaza de desestabilización.

En otro pasaje de su tesis García Linera sí acierta, al decir que la representación de lo popular ya no está restringida al Movimiento Al Socialismo, como se vio en las elecciones subnacionales del 2021 (pero sin deducir las responsabilidades que tuvo Morales por sus dedazos arbitrarios en las candidaturas).

Este punto fue contestado pragmáticamente por las otras dos alas coaligadas del MAS, con el acto en El Alto donde se mostró a un nuevo “triunvirato”, conformado por Luis Arce, David Choquehuanca y Eva Copa.

Mientras tanto, ¿qué debería hacer la oposición democrática al margen de simplemente expectar las rencillas, nada menores por cierto, del oficialismo?

Trabajar para ampliar sus fronteras sociales y captar sectores significativos de las nuevas burguesías populares surgidas en el país, tema en el que hemos insistido hasta el cansancio y que debería ser asumido con mayor audacia por quienes aspiren a construir una alternativa de gobierno viable y efectiva.

*La opinión expresada en este artículo es responsabilidad exclusiva del autor y no representa necesariamente la posición oficial de Publico.bo


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Emilio Martinez

Escritor y analista político

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