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Estas semanas han sido intensas, dentro y fuera del país pero con Bolivia —y la Región también— como partes actuantes: Basta recordar dentro de casa el plagio oficialista de la APDHB y el cerco para romper —infructuosamente— la dignidad de su presidenta, Amparo Carvajal. Claro que están las idas y venidas sobre el origen de las 10 toneladas de cocaína (¿sabía que cada paquete interceptado pesa 1 kilogramo y que lo comisado fueron… 10.000 paquetes?) interceptadas en Europa (¿son bolivianas? ¿no son bolivianas? ¿acaso no tienen el sello “Hecho en Bolivia. Consume Lo Nuestro. Emplea a Los Nuestros? —claro que pueden ser visitantes colombianos o brasileños o peruanos también), los camiones (y cualesquiera otros vehículos) chilenos contrabandeados a Bolivia y tiroteados por comunario-contrabandistas sus propietarios al querer recogerlos (menos mal que no fueron a quitárselos a un policía u organización “social”).
Pero me quedaré en lo internacional: Acaban de realizarse dos reuniones importantes: la de MERCOSUR y la de la Unión Europea con el CELAC, más que Cumbres, penas.
Hay muchas cosas que recordar —iremos a varias de ellas— pero de ambas hay una conclusión escandalosamente clara: en Latinoamérica no nos entendemos ni en lo que nos interesa. Empecemos con MERCOSUR.
MERCOSUR es una asociación compuesta de cinco miembros: Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay y Venezuela (éste nunca ratificado por el Congreso brasileño y, por ende, no activo), más siete asociados: Bolivia (esperando entrar como pleno), Chile, Colombia, Ecuador, Guyana, Perú y Surinam. Quizás saber que el comercio entre los países MERCOSUR en 2021 fue de USD 40,5 MM (mil millones) —el tope fue en 2011 con USD 52 MM— y con el resto del mundo fue de casi USD 599 MM da idea de que la integración es bastante pequeña. Pero veamos cuáles eran los temas centrales de la Cumbre del MERCOSUR.
El tema principal que iban a discutir los mandatarios del MERCOSUR era lograr una posición unida sobre el Acuerdo conjunto con la Unión Europea —tras 22 años en debate, en 2019 se logró un primer acuerdo que se trabó por demandas medioambientales, entre otros—, teniendo en cuenta que a los pocos días sería la Cumbre UE-CELAC, tema en el que todos estaban de acuerdo pero no con las mismas posiciones. Y era lógico que interesara: la población de los 27 es de más de 448 millones y su PIB PPA en 2022 fue de USD 24,3 billones (=24.300 MM), un gran mercado de compra con casi USD 2,5 billones de intercambio comercial en 2022. (Con Latinoamérica, el comercio UE fue de USD 326 MM, aún lejos de los 451,5 MM de China).
También estaba la agenda comercial mutua —bloqueada por los altos aranceles de Brasil y Argentina—, la relación con China —incluyendo el empleo transaccional de yuanes—, la adhesión de Bolivia, el cansino de la “moneda común” y el del regreso de Venezuela, firmemente defendido por Lula como parte de su pretendido —y cada vez más desvaído— regreso al liderazgo regional y que fue motivo de las fuertes críticas de Uruguay y Paraguay (considerando que el único apoyo de Lula en este tema es Argentina, con elecciones este año, poco podrá lograr); también, aunque no estaba en agenda, se mencionó Ucrania, tema que Brasil —y Bolivia— tienen posiciones cercanas a Rusia. En final: reunión sin éxito rotundo.
La reunión UE-CELAC empezó con pie izquierdo por el tema Ucrania —importante para la UE—, las medidas que el Pacto Verde de la UE que la Unión quiere incorporar al Acuerdo Comercial y, aunque no avanzó, el pedido de algunos países latinoamericanos de “reparaciones por el colonialismo y la esclavitud”. Eso a pesar de la importancia que la UE le da a Latinoamérica en el enfrentamiento con China y Rusia, para lo que anunció previamente invertir USD 50,6 MM hasta 2027 para sectores clave como la transición verde, la transformación digital o el desarrollo humano, a lo que México y afines quieren que la Región sea quien decida dónde se invertirán y no la UE. La Declaración Final (no firmada por Nicaragua) dio las mismas esperanzas y anuncios a futuro, algo que se esperaba teniendo en cuenta las diferentes visiones entre la UE y Latinoamérica y entre los mismos países latinoamericanos. (Claro que si se ven medios y agencias de la izquierda 21, la reunión fue un éxito).
Me queda un tema muy importante para el país: En 2022, Latinoamérica recibió USD 224,6 MM de Inversión extranjera directa (IED) (CEPAL), siendo los más beneficiados Brasil (casi USD 92 MM), México (39 MM) y Argentina (15,5 MM), pero otros pequeños como Uruguay, Costa Rica, Nicaragua y Honduras también se beneficiaron (9,3 MM, 3,7 MM, 1,3 MM y 1,1 MM) (Bloomberg); ese mismo año, Bolivia recibió 0,3 MM (CEPAL), siendo el único país latinoamericano que tuvo un balance negativo respecto a 2021 (recibió casi 0,5 MM) (CEPAL&BM), un ciclo progresivamente contractivo en capital que empezó desde 2013 (BCB) (y en % del PIB desde 1999, cuando fue del 12,2%) (BM). ¿Acaso pensábamos que regresó la gansa de oro?