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Pocas veces los líderes mundiales han sido tan explícitos en sus afirmaciones respecto a la emergencia climática que hay en el planeta.
Quedé particularmente asombrada con la frase de Antonio Guterrez, Secretario General de las Naciones Unidas, cuando afirmó en la reunión del COP 27 el pasado 7 de noviembre: “La humanidad tiene que elegir: cooperar o perecer. Es un Pacto de Solidaridad Climática o un Pacto Suicida Colectivo…Estamos en una autopista hacia el infierno climático con el pie en el acelerador”.
Otros mandatarios como Gustavo Petro de Colombia, más agudos en su crítica al sistema dijo que “Es hora de la humanidad y no la de los mercados”.
El presidente de Egipto, Abdel Fattah El-Sisi, señaló que para superar la crisis actual del cambio climático e implementar el Acuerdo de París, ”los líderes debían ir más allá de las palabras. La gente del mundo nos mira hoy y quiere una implementación rápida y real de acciones concretas para reducir las emisiones y reforzar su capacidad de adaptarse y garantizar la financiación necesaria para los países en desarrollo que hoy están sufriendo más que otros”.
El exvicepresidente estadounidense Al Gore, pronunció uno de los discursos más fuertes de la sesión, declarando que el mundo está tratando la atmósfera, como “una cloaca abierta….Hoy, como todos los días, estamos arrojando al cielo 162 millones de toneladas de calor provocado por el hombre que atrapa la contaminación del calentamiento global. Se suma y se acumula allí… La cantidad acumulada capta diariamente tanto calor adicional como el que liberarían 60.000 bombas atómicas del tipo de Hiroshima… el cambio climático funciona de manera similar a “un apartheid”, en el que los más vulnerables son los que peor sufren.….”
Y así por delante, todos clamaron por un cambio en las políticas energéticas con la ausencia de los más grandes. No estuvieron Estados Unidos, China, India ni Rusia.
¿Y en Bolivia? ¿Qué estamos haciendo para contrarrestar los efectos del cambio climático que se traduce en incendios, lagunas y lagos que se extinguen, especies de fauna que perecen?
Hay interesantes iniciativas. El Departamento de Santa Cruz es el único que cuenta con una política de cambio climático, que ha sido elaborada de manera participativa y que contempla estrategias y planes que tendrían que implementarse en el corto plazo. No sé si se le está dando la prioridad que merece pero, al menos, se ha hecho el esfuerzo de contar con ella y estar prontos a implementarla. Y no es la única. La política de desconcentración de los bomberos forestales hacia las provincias, también ha sido un acierto.
También hay otros actores, discretos pero efectivos. Por ejemplo el consorcio conformado por el PNUD, OPS/OMS y la FAN, cofinanciados por la Unión Europea. Durante 18 meses trabajaron en los Municipios de Roboré, San José de Chiquitos y San Ignacio de Velasco, fortaleciendo, capacitando y también invirtiendo en equipamiento para las brigadas de bomberos comunales que son, en realidad, los que deben dar la primera respuesta en las emergencias.
A su paso por estos Municipios, este Consorcio – que se denomina como ECHO CHIQUITANÍA – deja centros de monitoreo que permitirán compartir información satelital oportuna para prever el desarrollo de incendios; personal de los municipios capacitado en el manejo de planes de contingencia, una ley de gestión de riesgos aprobada y otras dos en proceso de aprobación, iniciativas de protocolos de salud, relacionamiento con las redes, en fin… sembró en todos los lugares donde la siembra puede dar fructíferas cosechas…
Todos los esfuerzos suman, todos miran hacia la misma dirección pero nos falta. Nos falta mucho, políticas ambientales más certeras, más efectivas, que miren lo importante como cuidar el agua, el suelo, el bosque, la flora y la fauna, en vez de perderse en bizantinas discusiones políticas que no hacen más que agravar la situación que ya, por sí misma, es grave como lo han señalado los líderes mundiales en la reunión de COP27.