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Libertad de prensa amenazada en Latinoamérica

Numerosos hombres y mujeres ven amenazada su seguridad por informar y denunciar a los poderosos: gobiernos, grandes corporaciones o grupos armados. Esto constituye un desafío ineludible a la democracia.

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Por Franco Delle Donne1

«Hoy defendemos derechos que dábamos por sentados», una frase de Tamara Taraciuk, directora para las Américas de Human Rights Watch. Dentro del retroceso generalizado de los derechos humanos en Latinoamérica, las palabras de Taraciuk ponen el acento en las limitaciones a la prensa por los diferentes gobiernos. No solo la libertad de prensa está en peligro, sino la propia vida de los periodistas que quieren ejercerla. Ser periodista es una profesión de riesgo en Latinoamérica.

«Semestre desolador»

La democracia no es plena sin la prensa libre, pero las presiones del poder político, restricciones al acceso a la información, censura, impunidad y violencia muestran contextos cada vez más difíciles para el periodismo en Latinoamérica y el mundo. Según la Sociedad Interamericana de la Prensa (SIP), en los últimos meses fueron asesinados 15 periodistas en Latinoamérica, la mayoría de ellos en México. En palabras de la SIP, «ha sido un semestre desolador para el periodismo».

Según la clasificación mundial de libertad de prensa de Reporteros sin Fronteras, Brasil se encuentra en el puesto 110º, Cuba en el 173º, Venezuela ocupa el puesto 159º, Nicaragua el 160º, México el 127º y El Salvador aparece en el 112º. Solamente un país, Costa Rica, entre los diez primeros. La situación en este sentido en Latinoamérica es muy insatisfactoria.

Diálogo Político, en su compromiso con la libertad de prensa, ha abordado en diferentes ocasiones este tema de crucial interés para la salud de nuestras democracias. En el pasado mes de mayo, la periodista Fabiola Chambi, corresponsal de Voice of America y editora en Connectas, tuvo la oportunidad de entrevistar a Ricardo Trotti, director ejecutivo de la SIP. Ante la pregunta de cuál es la situación de la libertad de prensa en las Américas, Trotti respondió:

«Estamos muy preocupados. Hay altos índices de impunidad, sobre todo en países como México donde varios de los periodistas que fueron asesinados formaban parte del sistema de protección. Pero también hay una prédica constante de parte de varios líderes políticos para desacreditar al periodismo y mostrarlo como un agente político.»

¿Libre? ejercicio del periodismo

En la misma entrevista, Ricardo Trotti destacaba la labor de denuncia como uno de los elementos claves para garantizar el libre ejercicio del periodismo. La pregunta es: ¿cómo ejercer efectivamente la profesión si tu vida puede estar en peligro? «Una situación de alto riesgo, en donde no solo el periodista sino su familia son amedrentados; es muy difícil de sobrellevar», explica Chambi.

Trotti también subraya la importancia de la independencia económica para el libre ejercicio del periodismo. Sin embargo, ¿cómo garantizar la independencia económica de un medio en el mundo de todo es gratis en internet?

Fabiola Chambi analiza esta problemática:

«La gente espera que todo sea gratis porque su consumo diario le muestra que así funciona casi todo. Entonces, ¿cómo salimos de este hoyo? Estamos en una batalla constante por la supervivencia y eso significa, a veces, tomar decisiones difíciles. Y aunque no sea una fórmula mágica, creo que lo que tiene que hacer el periodismo, hoy más que nunca, es acercarse a la gente, porque esa va a ser la única forma de validar el oficio, en medio de todas estas adversidades que vemos cada día. Muchos lo están haciendo, a partir de medios independientes y, sobre todo, medios nativos digitales.»

¿Nuevos medios?

Medios independientes, nativos digitales, cuidado de la calidad de la información, aparición del fact-checking, alta presencia en las redes sociales, uso de nuevos formatos como el pódcast o las plataformas de streaming. Es enorme la lista de acciones, herramientas y estructuras disponibles en la actualidad.

Lo importante, sin embargo, es que los medios construyan una comunidad de lectores, de oyentes o televidentes en torno a una idea de periodismo más moderna y consciente de que hay espacios en los que no puede competir. Para ese modelo de medios, que se sostiene más a través de suscriptores o mecenas que por la publicidad, hay futuro.

Resulta evidente que estamos ante una industria en crisis. O, como sostiene Fabiola Chambi, «en permanente crisis», y añade que el costo de ser independiente «es muy alto, en muchos sentidos». Pero poniendo el foco en los medios tradicionales, Chambi explica que:

«La efervescencia de las revueltas sociales en varios países de Latinoamérica también ha pasado factura a los grandes medios de comunicación, pero sobre todo la irrupción de la tecnología en absolutamente todos los espacios de nuestra vida. Es difícil hacer periodismo cuando tienes a millones de usuarios creando contenido de mayor o menor calidad, pero que pueden ser iguales de válidos en un determinado tiempo, espacio o para ciertas audiencias. Esto nos hace replantearnos lo que hacemos, sobre todo cuando ya todo parece haberse dicho.»

La tan manida crisis del periodismo, igual que la de otras instituciones que parecían férreas como la roca, no es más que la necesidad imperiosa de no quedarse atrás en el altar de las preferencias de la gente. Seguir siendo algo necesario, por el papel que juegan los medios como contrapoder, y a la vez atractivo, para sobrevivir en un mundo de likes y compartidos.

Molestos para el poder

Ana María Saavedra es comunicadora social y periodista colombiana. Además, trabaja como editora general y coordinadora de Colombiacheck, una organización sin ánimo de lucro, no partidaria, que reúne a más de cien periodistas asociados en Colombia para promover el periodismo de investigación. El proyecto consiste en una plataforma digital, abierta y colaborativa en la cual se publican artículos basados en la técnica de comprobación de hechos y datos, que proviene de una larga tradición del periodismo anglosajón y se conoce como fact-checking.

Saavedra describe así su trabajo:

«Nosotros, en el fact-checking o verificación, tenemos un gran reto, porque primero verificamos el discurso público, lo que dicen los funcionarios, las personas de relevancia o los candidatos, pero también verificamos las desinformaciones que circulan en redes sociales, pues primero se tiene que hacer un trabajo muy centrado, muy equilibrado, en el que no tomemos partido, con mucha transparencia».

Un trabajo que también tiene sus consecuencias:

«Molesta a los poderosos, pero no sólo a los poderosos, sino también a las personas que comparten información falsa, cuando les haces ver que lo es. Muchas veces eso no gusta, porque las desinformaciones ratifican los prejuicios de la gente.»

Saavedra sostiene que, si bien el panorama es de amenaza hacia la libertad de expresión y el ejercicio del periodismo, también «es un panorama de periodistas valientes, serios y rigurosos, que siguen haciendo su trabajo pese a todo».

En Latinoamérica hay hombres y mujeres que ven amenazada su seguridad por informar y denunciar a los poderosos: gobiernos, grandes corporaciones o grupos armados. Ojalá nadie tuviera que jugarse la vida por hacer periodismo. Ojalá que el periodismo deje de ser una profesión de riesgo.


1Doctor en Comunicación Política por la Freie Universität Berlin. Especialista en política alemana. Creador de «eleccionesenalemania.com», único blog de análisis político en español sobre Alemania. Conductor del pódcast «Bajo la Lupa».

*Este artículo fue publicado en dialogopolítico.org el 03 de marzo de 2023

*La opinión expresada en este artículo es responsabilidad exclusiva del autor y no representa necesariamente la posición oficial de Publico.bo


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