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Si bien la transformación digital se apoya en la tecnología para mejorar la experiencia del cliente o el usuario, la principal transformación es el cambio cultural de las personas y las organizaciones. Es decir, a través de un proceso que se inicia con la incorporación masiva de tecnologías digitales, se transforma la vida de las personas y las organizaciones, en beneficio de ellas y de su entorno.
Para lograr la transformación digital se requiere un sinfín de conversaciones al interior de cada organización, para repensar varias de las dimensiones críticas del negocio y la organización: su propósito estratégico, la estrategia, el modelo de negocio (su propuesta de valor), la infraestructura social (la cultura organizativa), la infraestructura tecnológica, los procesos operativos, y los más importante la experiencia del cliente o el usuario.
Para esto se requiere un nuevo tipo de liderazgo, uno que escuche lo que los nuevos consumidores quieren, y que sea capaz de atender esos requerimientos, pensando en sus sentimientos y emociones, además que entienda que se enfrenta a un nuevo tipo de consumidor más y mejor informado, y que son la principal referencia de venta de los bienes y servicios ofertados.
En una startup, este tipo de liderazgo es casi natural, de hecho tiene que venir en el ADN de la startup ofrecer un modelo de negocio disruptivo para atender esas necesidades del mercado o para crear un nuevo mercado donde no existía.
En cambio, en una empresa constituida, el líder tiene que ser capaz de dirigir la operación cotidiana de la empresa y el nuevo rumbo que se pretende tomar. Esto puede realizarse de dos maneras: la primera es crear una nueva empresa o unidad, encargada del nuevo modelo de negocio que se busca implementar ó la otra es, a través de un sistema operativo dual, en la cual coexistan la estructura organización actual y una red de voluntarios de diferentes áreas y jerarquías que estén entusiasmados con la transformación.
Actualmente existe un desajuste creciente en la mayoría de las organizaciones, entre cómo están siendo y como deberían estar lideradas. El MIT realizo una encuesta a 4,394 líderes mundiales de más de 120 países, realizado 27 entrevistas a ejecutivos y sus resultados fueron presentados en un informe elaborado por D. Ready, C. Cohen, D. Kiron, y B. Pring, en el “El nuevo manual de liderazgo para la era digital” publicado por el MIT Sloan Management Review en enero de 2020.
En este estudio, se preguntó si los lideres ¿están realmente preparados para la economía digital?, y la respuesta fue NO, no están tan preparados como ellos creen. Y se identificó tres aspectos fundamentales: primero una deficiencia en las destrezas digitales unida a una mentalidad anticuada, segundo una serie de puntos ciegos o barreras mentales que les impiden ver un camino claro hacia adelante y tercero las múltiples tensiones incrustadas que minan la ejecución estratégica.
En resumen, solo 1 de cada 10 tienen lideres cuentas con habilidades digitales, 1 de cada 10 lideres cuentan con la mentalidad adecuada para el cambio y 1 de cada 10 organizaciones esta lista para encarar la economía digital, y lo peor, es que mientras 8 de cada 10 de los encuestados creen que se necesitan lideres con destrezas digitales, pero solo 4 de cada 10 organizaciones están haciendo algo para lograrlo.
Además los lideres tienen que enfrentarse a cuatro puntos que nublan la perspectiva (puntos ciegos o barreras mentales) para liderar la transformación digital: a) estratégicos; cuando los líderes no logran captar los cambios revolucionarios que hacen cambiar los modelos de negocios en sus industrias, b) culturales; cuando los valores organizacionales están tan arraigados que las mejoras se convierten en una afrenta para las normas apreciadas, c) capital humano; cuando las políticas y prácticas de talento de una empresa refuerzan las prácticas anticuadas de contratación y promoción, y d) personal; cuando los líderes se rodean deliberadamente o por defecto de colegas que refuerzan y permiten el pensamiento del viejo mundo (homofilia).
Para lidiar con todo esto necesitamos lideres que adopten cuando menos estas cuatro mentalidades: de productores, de inversores, de conectores y de exploradores. Los productores están obsesionados con los clientes, son expertos en tecnología digital, toman decisiones disciplinadas y sobresalen en la ejecución. Los inversores persiguen un propósito más elevado, operan de manera sostenible, benefician a la comunidad y desarrollan continuamente. Los conectores crean asociaciones de confianza, establecen relaciones, desarrollan redes y crean un sentido de pertenencia. Y los exploradores son incurablemente curiosos, operan al borde del caos, prueban, intentan, aprenden, repiten y buscan una amplia aportación.
Como verán la transformación digital es una transformación de personas, de ellas mismas, de ellas en sus relaciones personales, de ellas en sus relaciones al interior de su empresa, y fundamentalmente de ellas en sus relaciones con los nuevos consumidores, y la tecnología es solo una herramienta.
*La opinión expresada en este artículo es responsabilidad exclusiva del autor y no representa necesariamente la posición oficial de Publico.bo