Ministros, duerman tranquilos
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Los ministros eficientes y los incapaces, los mediáticos y los desconocidos, los políticos y los técnicos pueden dormir tranquilos. A días de que Luis Arce cumpla un año en la Presidencia parece que el reclamado cambio de gabinete no ocurrirá para no agudizar la pugna política en los niveles cupulares del masismo y en los sectores sociales dependientes del partido de gobierno.
Esta salida salomónica fue aplicada la semana pasada con las presidencias de las cámaras legislativas tras la abierta pulseta entre las bancadas masistas de Santa Cruz y La Paz. La disputa fue zanjada con la decisión político partidaria de mantener por un año más a Andrónico Rodríguez y Freddy Mamani en el Senado y en Diputados.
Jerjes Mercado, diputado cruceño y exautoridad del Ejecutivo en los largos años de presidencia de Evo Morales, había logrado el apoyo no solamente de su bancada, sino de otros departamentos y se perfilaba como sucesor de Mamani en la segunda legislatura, aunque la bancada paceña no iba a ceder fácilmente la Presidencia de Diputados.
La decisión final, fruto de una combinación entre el criterio partidario y el institucional, fue la ratificación de Mamani al frente de la Cámara Baja y ningún diputado o diputada de Santa Cruz, por más locuaces que sean, dijo esta boca es mía para manifestar su descontento, al menos no mediáticamente, pues saben que están en una organización política parecida a un cuartel.
En el caso de los ministros, en los últimos días algunos aparecieron en los medios de comunicación e intensificaron su presencia en redes sociales mostrando que su compromiso se mantiene inalterable, mientras que otros decidieron desaparecer temporalmente para aminorar los cuestionamientos internos y externos. Es el caso del polémico Ministro de Justicia.
Quien sí está en una desesperada acción mediática por mantenerse en el cargo público es la Viceministra de Comunicación. De pronto, comenzó a realizar declaraciones políticas y este miércoles denunció irregularidades en los medios estatales que habrían generado un daño económico por casi nueve millones de bolivianos, durante el gobierno transitorio.
Apareció con esa denuncia un año después de haber asumido la conducción del Viceministerio de Comunicación cuestionado por propios y extraños por su ineficiencia a la hora de comunicar lo que se consideran como aciertos de la administración de Arce, entre ellos la vacunación contra el Covid-19, y por no haberle dotado al gobierno de una estrategia de comunicación.
Quienes quedarán con los crespos hechos, si es que se consolida la decisión de no hacer cambios en el gabinete al inicio del segundo año de gestión de Arce, son aquellos que hicieron circular listas con sus nombres como nuevos ministros y ministras, niveles partidarios que pretendían aprovechar la coyuntura y dirigentes de sectores sociales y obreros sometidos al masismo.
Como ocurre al finalizar cada año de gestión, seguramente horas antes del lunes 8 de noviembre, el Canciller del Estado, en representación del equipo de ministros, enviará una carta al Presidente poniendo a disposición los cargos del gabinete ministerial y seguramente también desde el despacho de la Presidencia se hará conocer la decisión de Arce.
Si bien parece estar descartado un cambio de fichas en el equipo de ministros con motivo del primer año de Luis Arce al mando del país, es probable, como se comenta en altos niveles del actual gobierno, que se produzcan remociones puntuales, pero después de fin de año.
Hasta el momento, los cambios de ministros que ha realizado el mandatario son en el área de Salud por razones pandémicas del anterior titular y en dos oportunidades en el Ministerio de Desarrollo Rural y Tierras, la primera por un acto de nepotismo y la segunda por un flagrante y vergonzoso caso de corrupción.
Los restantes 15 colaboradores de Luis Arce pueden ir preparando su segunda Navidad como ministros y ministras de Estado, aunque con desafíos similares que la de 2020, es decir con crisis sanitaria no superada, crisis económica aún sin despegar, guerra política sin posibilidad de reconciliación, educación librada a su suerte, feminicidios e infanticidios en aumento, y avasallamientos de tierras en el oriente del país.