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Llegamos a cerrar el primer trimestre del 2023 y pareciera que hemos dado tremendo giro de cómo manejaremos distintas situaciones laborales y no laborales de aquí en adelante: con la Inteligencia Artificial (IA) como acompañante fiel.
Es posible que años antes hubiéramos interactuado con la IA y no sea del todo nuevo este escenario, sin embargo, en la actualidad no deja de sorprendernos hasta dónde puede llegar la automatización, tecnología y todo lo que conlleva a sobrepasar nuestras capacidades habituales como humanos. ChatGPT4, Gato, Stable Diffusion y DALL-E2 son solo algunos de los muchos ejemplos que han llegado a tomar protagonismo de muchas tareas que hasta hace poco, solo hacía el humano: generar textos, diseñar, aprender, etc. y tomar protagonismo en el mundo laboral.
Sin duda, muchos roles operativos e incluso de cargos con estudios superiores estarán quedando obsoletos en unos meses o años, pero ¡Buenas noticias! Aún hay una luz dentro del túnel: existen habilidades humanas que aún el robot o la IA todavía (esperemos se mantenga así, es el mismo humano que se crea problemas) no tiene; los cuales son 2 puntos fuertes del humano: el de innovar y opinar.
Innovar ser refiere a modificar elementos ya existentes con el fin de mejorarlo o implementar algo nuevo. En este punto, la IA se basa en todo lo ya existente, a pesar de que en DALL-E2 podemos crear imágenes desde 0, tiene una base de datos: no podrá hacer algo que no esté en esa información, es decir, tendrá limitantes. La mente humana no tiene limitantes, si dicen que solo usamos el 10% de nuestro cerebro, significa que hay mucho por explorar en ideas que una máquina no la tiene.
Opinar hace referencia a compartir nuestro punto de vista de algo en base a lo que sabemos, vemos, y analizamos, es decir, a partir de ideas de los demás y de lo que investigamos o recibimos por redes sociales, construimos nuestra conjetura que podrá ser similar a otra persona pero que en términos descriptivos y origen será único: los humanos pensamos distinto, a unos nos rige más el hemisferio derecho (lo emocional), a otros el hemisferio izquierdo (lo racional) e inclusive existen humanos donde ninguno es el comandante, simplemente ambos operan con similar mando. Por este lado, la IA todavía no tiene esa capacidad porque se basa en la información brindada y no está programada para dar criterios propios, además, aún no puede “sentir” (en películas futuristas se ve cómo un robot llega a llorar, sentir afecto por un humano); aunque seguramente no estemos lejos de ello, mientras tanto, se basará en lo que esté programado para hacer.
Por tanto, aún tenemos la chance de estar un paso delante de la IA si sabemos aprovechar nuestras soft skills y conectamos nuestro rol actual con la IA como aliado, siempre resaltando lo que una máquina todavía no puede hacer.
Seguiremos informando…
*La opinión expresada en este artículo es responsabilidad exclusiva del autor y no representa necesariamente la posición oficial de Publico.bo
