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Ofensiva del gobierno argentino contra el capitalismo de compadres

Marcos Falcone comenta las reformas económicas anunciadas por Javier Milei el 20 de diciembre, abarcan desde la derogación de la ley de alquileres, hasta la flexibilización del mercado laboral y la eliminación de controles de precios entre otras intervenciones estatales con las empresas.

Marcos Falcone

Politólogo, Project Manager de Fundación Libertad de Argentina

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El Presidente Javier Milei no pierde el tiempo a la hora de aplicar reformas económicas en Argentina. El 20 de diciembre, sólo diez días después de su toma de posesión y de exponer el desastroso estado de la economía en su discurso de investidura, Milei promulgó un “megadecreto” de urgencia con más de 300 medidas que desregulan significativamente la economía atacando el capitalismo de compadres. De hecho, el decreto se centra en eliminar obstáculos en distintos ámbitos.

Quizá la ley más importante derogada por el decreto de Milei haya sido la Ley de Alquileres. Aprobada por abrumadora mayoría hace sólo unos años, la ley prohibía a los propietarios subir el alquiler más de una vez al año, lo que en una economía con más del 160% de inflación era una receta para el desastre. La ley también impedía a los propietarios desahuciar a los inquilinos que dejaran de pagar. En los últimos años, ambas medidas habían provocado un aumento de los precios de los alquileres y un descenso del número de viviendas disponibles. Las reformas de Milei permiten firmar contratos sin intervención del gobierno.

Otras leyes derogadas por el decreto de Milei son la Ley de Promoción Industrial, la Ley de Promoción Comercial y la Ley de Compre Nacional. Estas leyes otorgaban exenciones fiscales subvenciones a industrias específicas situadas en zonas concretas del país, lo que a su vez proporcionó ventajas artificiales a algunas empresas frente a otras durante décadas.

En su decreto, Milei también liberó los mercados de varias provincias agrícolas eliminando obstáculos a la libre empresa. Por ejemplo, desaparecen normas como la Ley de Política Vitivinícola Nacional o la Ley de Azúcar, lo que significa que se han eliminado los precios máximos impuestos por el gobierno a los productores de vino y que los productores de azúcar ya no estarán obligados a vender parte de sus productos dentro de Argentina. Además, los extranjeros podrán comprar toda la tierra que deseen, tras la derogación de la Ley de Tierras por el megadecreto.

En un golpe al cuasi monopolio de la empresa estatal Aerolíneas Argentinas, Milei también puso en marcha una política de “cielos abiertos” al derogar los precios mínimos de los pasajes de avión. Hasta ahora, las aerolíneas de bajo costo se veían obligadas a cobrar a los clientes más de lo que querían para que la ineficiente Aerolíneas Argentinas estuviera en mejores condiciones de competir con ellas, pero esto ya no es posible. La empresa estatal, por cierto, va a ser privatizada según el decreto.

Los sindicatos también se han visto afectados por las reformas de Milei. Durante años, pudieron retener el dinero de todos los empleados registrados aunque no quisieran utilizar sus servicios. Por ejemplo, si un empleado quería contratar un seguro médico privado, su sindicato seguía cobrándole una “cuota” sólo por transferir su dinero a la empresa de su elección. Esta posibilidad se ha eliminado.

Con su decreto, Milei también apuntó a una característica única de la burocracia argentina: los registros de vehículos (‘Registros de propiedad automotor‘). Hasta ahora, existían más de 1.500 oficinas privadas de registro de vehículos, y el gobierno concedía arbitrariamente nuevas licencias a familiares y amigos de funcionarios públicos. Increíblemente, estas oficinas privadas estaban autorizadas a recaudar y quedarse con varios impuestos y tasas cada vez que alguien tenía que matricular o transferir un vehículo. El megadecreto prevé la creación de un registro nacional en línea y una serie de reformas para eliminar a estos intermediarios.

Por último, Milei también derogó extrañas leyes que regulaban, por ejemplo, cómo debían exponerse los productos en las estanterías de los supermercados. Los argentinos también podrán ahora comprar terminales Starlink, una opción que no tenían antes del decreto, ya que Internet por satélite estaba fuertemente regulado. Los ciudadanos tendrán incluso la posibilidad de comprar medicamentos sin receta fuera de las farmacias, que hasta ahora eran las únicas autorizadas a venderlos.

Como es comprensible, todas estas decisiones han provocado el revuelo de aquellos a quienes ahora se les revocan sus privilegios legales. Los sindicatos protestan porque ya no se les permite quedarse con dinero que no es suyo. Los farmacéuticos protestan porque pierden el monopolio de la venta de medicamentos sin receta. Los empleados de los bancos públicos protestan porque, si se privatizan, las condiciones de trabajo se basarán en las necesidades del mercado.

También existe una oposición significativa a las reformas de Milei en el Congreso, ya que los representantes de la oposición han expresado su preocupación por la aplicación de tantas reformas por decreto. Si tanto la Cámara de Representantes como el Senado votan a favor de derogarla en el plazo de un año, todas las reformas habrán quedado anuladas, pero no está claro que vaya a ser así, ya que el equilibrio de poder en el Congreso es inestable. En cualquier caso, una cosa es cierta: la ofensiva contra el capitalismo de compadres en Argentina ha comenzado.


*La opinión expresada en este artículo es responsabilidad exclusiva del autor y no representa necesariamente la posición oficial de Publico.bo


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Marcos Falcone

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