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Padres unidos y ambiente propicio

Ciro Añez

Escritor

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No existe una jerarquía entre madre y padre, por cuanto, el asunto biológico ya se hizo (posibilitar la concepción), ahora, una vez nacido, lo relevante e importante, es que ambos con sus roles respectivos, únicos y distintos, trabajen juntos para crear un ambiente propicio de inclusión incondicional (capacidad de experimentar otra vida como parte de sí misma), una atmósfera en el hogar de alegría, amor, confianza, apoyo y buena compañía para sus hijos y, en consecuencia, cada uno (padre y madre) contribuye de manera diferente al desarrollo de los niños, debiendo ser como padres 100 % sinceros, sembrando consciencia y protegerlos de malas influencias, no imponiendo tonterías ególatras, fanatismos, idolatría, altanería, prejuicios, arrogancia, resentimientos, remordimientos, miedos, apariencias, no enseñando a mentir tampoco repitiendo falsas creencias sin razonar, no llevando una vida compulsiva, etc. Los hijos observan y aprenden fundamentalmente de nuestro comportamiento, más de lo que digamos de boca para afuera, por lo tanto, como padres seamos pragmáticos, formémonos como mejores personas íntegras, no corruptos, mentirosos, sinvergüenzas, teatreros moralistas e impostores.

Como padres, es menester, entender que los hijos no nos pertenecen, sí es un privilegio que vengan a través de nosotros (respetemos dicho privilegio, hemos contribuido con sustancia genética en la formación de un cuerpo, pero no tenemos pues el poder ni la capacidad de dar vida, no seamos pretenciosos insensatos), no son nuestra creación, tampoco nuestra propiedad privada ni nuestra futura inversión, no son nuestros; son seres humanos, ellos poseen vida propia, poseen su propia identidad (no un remedo de otro, llámese progenitores u otra persona), debemos tratarlos como una persona más, no como una posesión o una propiedad. No es que, como padres, nosotros seamos mucho más inteligentes que ellos, sólo nosotros llegamos primeros que ellos. Vivamos con sentido común y en sintonía con la creación del Creador, no consumando insensatez ni ciertas formas de sacrilegio (no pensemos absurdamente que somos dioses, tampoco idolatremos a nuestras hijas e hijos, ni presuntuosamente nos consideremos seres humanos supremos frente a ellos).

*La opinión expresada en este artículo es responsabilidad exclusiva del autor y no representa necesariamente la posición oficial de Publico.bo


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Ciro Añez

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