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¿Qué entendemos por Visión de País?

Renzo Abruzzese

Sociólogo

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Desde la perspectiva sociológica, deberíamos entender por “visión de país” un horizonte colectivo que define cómo deseamos vivir juntos, y cómo nos relacionamos entre sí y con el Estado, lo que conlleva la necesidad de compartir valores considerados fundamentales para la convivencia. En otras palabras cómo nos organizamos y que debemos hacer para progresar y vivir en paz, empero, no se trata de un plan de gobierno que por fuerza es temporal y esta condicionado a los criterios dominantes del partido o grupo de poder hegemónico, sino de un paradigma en el que todos los componentes de la política, la cultura, el poder, la economía etc. se organizan de una forma diferente y con un conjunto de objetivos históricos que le otorgan su propia impronta, de esa manera podemos hablar, por ejemplo, de la “visión de país” que instaló el Nacionalismo Revolucionario en 1952, o de la “visión de país” que poseían los dictadores militares que imaginaban la nación como un cuartel, o los gobiernos de la oligarquía minero feudal que manejaban el país como si fuese una mina más de los Varones del Estaño.

Una visión de país supone definir con claridad quienes somos; ¿somos una sociedad de obreros como concebían los jerarcas de la Unión Soviética?  ¿somos una sociedad de indígenas como sostenía el masismo etnocéntrico? ¿somos una sociedad de ciudadanos libres, como lo imagina la democracia ciudadana? Y si definimos esto habrá que establecer al mismo tiempo cuáles son nuestras diferencias y cómo nos arreglamos para vivir sin que se transformen en problemas, lo que implica poner en funcionamiento criterios de justicia en todos los ámbitos de la realidad (social, cultural, política, etc.)

En 1952 por ejemplo, el “quienes somos “se definió por la intervención de un criterio propio de la modernidad: somos “ciudadanos”, La Revolución consistió desde el punto de vista social, en gran medida, en la ciudadanización a través del Voto Universal, de manera que la sociedad se componía de todos aquellos que el estado reconocía como sujetos dotados de derechos y obligaciones independientemente de su filiación étnica o racial, religiosa, económica, o lo que fuese. Durante los 20 años del masismo el quienes somos se definió como aquellos sujetos que ostentaban la condición de “indígenas-originarios-campesinos” y en consecuencia la sociedad se concebía por un sentido de raza. Para cada una de estas visiones de país se requería un diseño de Estado y sociedad particular. El MNR opto por la república nacionalista, el MAS por el Estado Plurinacional.

Estas definiciones están íntimamente ligadas a criterios de justicia. Cuando pensamos en la Visión de país implícitamente ingresamos en el ámbito de lo justo y de lo injusto. Para el MAS era justo gobernar sin límites y de una manera autoritaria, porque en el fondo se trataba de una vendetta más que de una reivindicación histórica con 500 años de antigüedad. Era justo para los masistas imprimir un sentido de raza a todo lo que se hacía por mítico y utópico que pareciera. Lo justo pasaba por “saldar cuentas” con el “qhara”. Para las corrientes nacionalistas que dieron origen al MNR la justicia consistía en “saldar cuentas con la oligarquía minero-feudal”, de manera que para los primeros era justo racializar todo el espectro de la vida cotidiana, para los segundos nacionalizar todo el espectro de la vida económica, social y cultural.

Nada de lo que hemos mencionado puede lograrse por intervención divina, tampoco por meros instrumentos jurídicos sin legitimidad social, en los hechos prácticos, una “visión de país” comporta un pacto social, es más, cada Estado el momento de desplegar su visión estatal requiere un “contrato social” que exprese un consenso nacional amplio y diverso, no solo porque se trata de un acuerdo político en que las divergencias de forma y de fondo deben encontrar un modelo de resolución que no afecte el funcionamiento general del Estado, sino porque toda visión de país implica el fortalecimiento de relaciones humanas de una calidad diferente, superior a la anterior e inscrita  en el marco de un propósito de vida en común. Quizá el mejor ejemplo de esto lo dio el “American Way of Life”, un estilo de afrontar los desafíos y los éxitos bajo el sentido del proyecto estatal que había nacido en la Revolución Americana. A estas alturas de la argumentación la pregunta obligada es: ¿Qué visión de país nos ofrecen los candidatos actuales? ¿Qué visión de país tiene los componentes que puedan reemplazar la visión etnocéntrica y racial del Estado Plurinacional? Y finalmente, quizá lo más importante, ¿Qué visión de país será capaz de construir un paradigma que supere cualitativamente el paradigma del nacionalismo revolucionario, vigente desde 1952 hasta el final del MAS?


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