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Mañana domingo, Venezuela tiene comicios presidenciales. Pero lo muy importante no es que Venezuela elija Presidente: Lo verdaderamente importante es que muchísimos venezolanos —una gran mayoría— ¡va a votar para botar un régimen hambreador y represivo!
Treinta y dos años después de su intento de golpe de Estado —de verdad, no un no-golpe de mentirijillas—, veinticinco después que ese gorila de izquierda —los gorilas militares que asaltaban a bala las democracias en Latinoamérica no sólo eran de derecha, como han querido contarnos— tomara electoralmente el Poder y once después de su muerte, Venezuela tiene la clara oportunidad de botar de su país al socialismo del siglo 21, de dejar las bolsas CLAP de Serrano Mancilla —“el Jesucristo de la Economía” para Maduro—, el SEBIN, la condición pluricolonizada del país —Cuba, Rusia, Irán/Hezbollah, China—, el Tren de Aragua y todos los malandros que la miserabilidad del régimen prohijó por el miserabilismo de su política.
En 2017 había sido la última vez que todo el descontento venezolano salió masivamente a las calles para defender su Asamblea Nacional, la elegida en 2015 contra la avalancha del Gobierno y sus secuaces; después (como bien menciona Enrique Krause), «la oposición languideció en el desánimo, la deserción, el destierro y la división interna. […] En ese momento apareció Machado».
María Corina Machado Parisca había sido diputada en 2011 cuando el fallecido Comandante Eterno [sic] aún se daba formas para que su dictadura electoralista pareciera “democrática y popular” (María Corina fue la diputada elegida con más votos en el país). En 2014 los testaferros del régimen la sacaron de su cargo “por violación constitucional” (violaciones en las que allá y acá y en Nicaragua son expertos los tinterillos del Poder).
No repetiré su trayectoria pero sí recordaré que el 23 de octubre de 2023, durante las elecciones primarias, fue electa como candidata de la oposición de la Plataforma Unitaria para las elecciones generales de 2024, sin fecha cierta en ese momento ni bajo qué condiciones. El régimen la inhabilitó a través de su obsecuente Consejo Electoral, como también no reconoció a la sustituta elegida por Machado; al final, dejó inscribirse como candidato opositor —de toda la oposición— a Edmundo González Urrutia, un poco conocido diplomático, internacionales y escritor, posiblemente confiados en que sería muy fácil de vencer.
Pero no contaban con el cansancio de los venezolanos ni con el tesón, firmeza y desprendimiento cívico de María Corina. Treinta dos años después de que empezara su actividad pública creando una Fundación —Atenea— para el cuidado de niños en situación de calle (los mismos años del golpismo de Chávez), Machado carga en ella toda la vergüenza, descontento y dignidad de millones de venezolanos, los más de siete millones que han tenido que emigrar —muchos no podrán votar— y los muchos que han cantado su voto por la libertad a los tantos encuestadores. Las encuestadoras no-oficialistas entre el 15 y el 20 de julio le dan más de 38 puntos porcentuales de ventaja a Urrutia. En otro país y en otro momento no habría que preocuparse por la victoria, pero los mismos aliados del chavismo y del madurismo —como Lula da Silva y Alberto Fernández— han advertido al dictador que, si pierde, se salga del Poder.
¿Qué harán los militares si se confirma la victoria opositora? Los mandos superiores disfrutan de las sinecuras del régimen —narcotráfico incluido— pero los mandos inferiores y la tropa viven la misma miseria del resto de los venezolanos. Derrotado, ¿Maduro (sobre todo Cabello, posiblemente el más odiado) tratarán de afincarse al Poder de cualquier manera, incluido el “baño de sangre” que anunció Maduro? (Por lo pronto, Maduro reactivó las negociaciones con EEUU para levantar sanciones después de sus incumplimiento de los acuerdos de Barbados, con un pedido especial: levantar su interdicción, lo que le permitiría salir del país sin que lo detuvieran en cualquier destino —y aprovechar sus “ahorros revolucionarios”).
«En 1998, Hugo Chávez prometió que Venezuela “navegará en el mismo mar de felicidad del pueblo cubano”. Su promesa se ha hecho realidad, pero el pueblo venezolano ha decidido que no le gusta navegar en ese mar» recordó Krause en su artículo “La esperanza de Venezuela” (El Comercio, 24/07). (Aunque Maduro prometió un mínimo de USD 130 mensual a los venezolanos el primero de mayo de este año, el ingreso real está en USD 3,56 —VEF 350: “Los salarios mínimos en Latinoamérica 2024”, Statista 15/07/2024 con datos de Bloomberg Línea).
Y como ha repetido incansablemente María Corina estos meses: «Esto no lo para nadie».