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La clase de la felicidad en Yale, oficialmente llamada Psicología 157: La psicología y la buena vida, es una de las clases más populares que se han ofrecido en los 322 años de historia de la universidad.El curso solo se dictó en persona una vez, durante el semestre de la primavera de 2018, como una serie de conferencias para 1200 personas en el teatro más grande del campus.
En marzo de ese año, una versión gratuita de 10 semanas estuvo disponible al público en general a través de Coursera (sigue estando disponible) con el título “La ciencia del bienestar” y también se volvió popular al instante y atrajo a cientos de estudiantes cibernéticos. Pero cuando comenzaron los confinamientos dos años después, a finales de marzo de 2020, la cifra de estudiantes inscritos se disparó. Para ese entonces, más de 3,3 millones de personas se matricularon, de acuerdo con el sitio web. Casi dos años después, las cifras deben estar cerca a los 5 millones.
Yo fui una de esas estudiantes cibernéticas en el confinamiento del 2020, ¿y cómo no? ¿No estábamos todos replanteándonos todo acerca de la vida y la felicidad? Irónicamente justo antes de la pandemia, di mi primera clase como docente en una universidad americana y la temática era muy similar. Mi curso llamado, ¨Estrategia para el éxito¨ era un curso abierto para todos los alumnos de primer semestre y su objetivo principal era armar a los alumnos con herramientas para crear buenos hábitos, entender cómo funciona el cerebro y cómo es posible ¨desaprender` lo que nos limita. Debido a mi conocimiento de Programación Neurolingüística (PNL) y el curso recién dado, pensé que la materia solo me añadiría un poco de información sobre la psicología positiva y reafirmaría mis conocimientos sobre el tema. ¡Que equivocada estaba! Cuanto bien me haría empezar a estudiar la ¨felicidad` como un campo de estudio, y poder compartir con alumnos y ahora a través de esta columna, mucha información, herramientas y data, para mejor entender lo que realmente apoya nuestro bienestar. Aunque parezca obvio, muchas veces no lo es.
Empecemos con esta primera columna definiendo que es felicidad y como la medimos, porque ese es el gran dilema que podemos tener como seres humanos. Todos en el planeta perseguimos lo mismo: ser felices y que los nuestros lo sean. Nos vamos a concentrar en la primera parte, ya que lo segundo es más consecuencia de lo primero y también una responsabilidad individual.
Una definición formal de la felicidad puede ser complejo ya que al final, ¿acaso no es algo que todos sentimos? De hecho, la forma que cada persona define la felicidad es una descripción de un abanico de emociones positivas que incluyen gozo, alegría, diversión, orgullo y satisfacción. Para entender las causas y efectos de la felicidad, muchos investigadores han definido el término felicidad con bienestar que a la vez se define con medir dos puntos: Que tan satisfecho te sientes con tu vida y si sientes paz/tranquilidad con cómo está tu vida actualmente. Es decir, investigadores miden 1) que tan satisfechos están las personas con su vida 2) cuantas emociones positivas y negativas sienten y 3) el nivel de propósito y sentido que le dan a sus vidas.
Según la investigadora y psicóloga Sonja Lyubomirsky, la felicidad se define como ¨la experiencia de gozo, satisfacción y tranquilidad combinado con un sentido de que la vida es buena, con propósito y que vale la pena vivirla`.
Cierro esta primera columna con esa definición y pregunta, ¿que tan satisfechos y en tranquilidad nos sentimos? En los siguientes meses hablaremos de que nos da realmente ese gozo, satisfacción y tranquilidad basada en investigación científica y en data. Lo sorprendente será aceptar que muchas veces nuestra mente nos miente y que lo que realmente nos hace felices es muchas veces olvidado o rezagado. Mi intención con este espacio es poder darles un resumen de las herramientas y teorías acerca del a felicidad como campo de estudio científico y que podamos con intención cambiar o re direccionar nuestros pensamientos acerca de la felicidad. ¡Aprendamos a ser felices!
*La opinión expresada en este artículo es responsabilidad exclusiva del autor y no representa necesariamente la posición oficial de Publico.bo