Sin brújula ni timoneles
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Rompió el silencio digital que había mantenido por una semana con dos tuits, uno el jueves 23 septiembre en la tarde y otro en la mañana del día siguiente. Los trinos denunciaban una “maniobra artera” y una “aberrante” imposición en la Asamblea Legislativa, aunque aparecieron entreverados con otros de homenaje y felicitación a los departamentos de Santa Cruz y Pando.
Quien se autocalificara como cabeza de la oposición en 2020, tras los resultados finales de la última elección presidencial, parece que no se había enterado que 19 parlamentarios de su organización política, encabezados por el jefe de bancada, habían pedido licencia para no asistir a la aberrante sesión que consumó la maniobra artera.
¿Qué tipo de explicación recibió de sus legisladores, sobre todo de los que ya estaban en Santa Cruz para celebrar la efeméride departamental? ¿Les exigió cuentas de lo sucedido en la elección del Defensor del Pueblo? ¿Cuál es la relación política de Carlos Mesa, presidente de Comunidad Ciudadana, con sus diputados y senadores?
La situación en el caso del otro liderazgo opositor no es mejor. No denunció, no protestó, no se quejó… no pasó nada en sus redes sociales con relación a la elección del Defensor del Pueblo, a la que faltaron 13 de sus legisladores. Dio la impresión de que sencillamente la designación de Pedro Callisaya no hubiese ocurrido para él.
¿Se informó que sus parlamentarios se comprometieron a estar alertas para bloquear cualquier intento del MAS para elegir a su favorito? ¿Supo que la Gobernación que dirige invitó a buena parte de su bancada para estar con él en los festejos? ¿Controla Luis Fernando Camacho, líder de Creemos, a su equipo de asambleístas nacionales?
Seguramente sus pensamientos estaban puestos en lo que iba a decir en los actos de conmemoración de los 212 años del grito liberador del 24 de septiembre o en el discurso de despedida de Expocruz 2022. Tal vez su prioridad era encaminarse al cabildo departamental, una oportunidad para tratar de reflotar su liderazgo venido a menos y mandar una señal a quienes tienen la tentación de defenestrarlo de que cuenta con un amplio respaldo ciudadano.
Más allá de los mea culpas de quienes protagonizaron lo que Rafael Archondo denominó como la “chachada en bloque” en uno de los momentos más importantes de la lucha política, las oposiciones partidarias del país navegan por aguas turbulentas sin timoneles, sin brújula y sin coordinación entre las naves que están por hundirse.
¿O es que coordinaron la diversión? ¿O se pusieron de acuerdo para lucir sus recientemente estrenadas medallas doradas en desfiles, iza de banderas y otros actos públicos? ¿O priorizaron la celebración sabiendo que el masismo tenía la intención de cambiar el orden del día de la sesión de la Asamblea Legislativa para introducir el tema del Defensor?
Y lo que puede ser lo peor. ¿Pensaron los opositores que la pugna sin cuartel entre facciones del MAS impediría que se elija a la nueva autoridad? Si ese es el nivel de lectura y cálculo político de quienes integran las bancadas de oposición, medio país se encuentra en manos de ingenuos con altas dosis de estupidez, como reconoció uno de ellos.
Desde la otra vereda, les dieron una lección de pragmatismo político. Evistas y renovadores; cruceños, pandinos y representantes de todas las regiones; titulares o suplentes, los parlamentarios del masismo asistieron a la sesión, efectivamente maniobraron para modificar el orden del día, alistaron las ánforas y comenzaron a votar ante una reducida presencia de opositores aturdidos.
La ingenuidad (o estupidez) a casi dos años de ejercicio legislativo no quedó ahí. Los pedidos de disculpas y de reconsideración de la votación solo sirvieron para que la gente que no votó por el MAS en 2020 encuentre más razones para disparar sus críticas en las redes sociales de Comunidad Ciudadana y Creemos.
La chachada en bloque ha sido la penosa constatación de que no existe una alternativa al MAS que no sea el propio MAS, la carencia de un proyecto político estatal que supere el rol reactivo de las oposiciones y plantee un ideario distinto al mentado proceso de cambio. La democracia boliviana cumplirá 40 años el 10 de octubre con el temor de que el esquema del partido único, con sus escisiones por supuesto, esté en vías de consolidarse en el país.