OpiniónEconomía

Subvención a los combustibles y déficit de divisas

Juan Antonio Morales

Economista, profesor emérito de la Universidad Católica Boliviana

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Se arguye con frecuencia, sobre todo en fuentes del gobierno y de sus aliados cobistas, que reducir la subvención a los combustibles no tendría efecto en la disponibilidad de divisas, aun reconociendo que aminoraría el abultado déficit fiscal. No es así, equiparando los precios internos del diésel y la gasolina con los precios internacionales, a la vez que reduciría la subvención, aflojaría la presión sobre las divisas por lo menos por tres razones: 1) eliminaría el contrabando de exportación; 2) atenuaría la demanda especulativa de combustibles y cerrarís su mercado negro, a la vez que disminuiría la demanda precautoria de los consumidores, que temiendo no tener lo que necesitan en el futuro, demandan más de lo que es su uso normal, con riesgos de mermas; 3) los consumidores serían más cuidadosos con el uso y gasto en combustibles.

El punto 3 anterior merece mayor elaboración. Hay una elasticidad-precio de la demanda. Es ilustrativo recordar lo que pasó luego de la primera crisis del petróleo en 1973-1974  en los países de economía avanzada, cuando el precio del barril de petróleo aumentó de golpe de USD 3 a USD 12. Teniendo que enfrentar precios más altos, las familias y las empresas buscaron ahorros. Cambiaron la composición del parque automotor, sustituyendo los vehículos ineficientes, tragones de gasolina, por vehículos más pequeños, fijándose en la eficiencia, medida por ejemplo por kilometraje por litro. La eficiencia en el uso de combustible se convirtió en un criterio importante a la hora de adquirir un vehículo. Las familias aprendieron también a ahorrar energía aislando mejor sus viviendas. Este ahorro era de gas natural, de fueloil y de electricidad. El ahorro de esta última era también de hidrocarburos, en la medida en que era generada por termoeléctricas.

Tan importante como las medidas técnicas anteriores fue el comportamiento social. El público recurrió más que en el pasado al transporte público y a formas asociativas, compartiendo autos y costos entre varios pasajeros que se dirigían al mismo destino. Por su parte las empresas industriales y de transporte le pusieron un interés especial en dotarse de maquinaria y equipo que les podían ahorrar sus facturas por energía. En el caso de la aviación, los ahorros fueron notables. Se cuenta que una aerolínea de gran reputación decidió reducir el peso de las valijas que se podía llevar gratuitamente, para ahorrar combustible.

El ahorro masivo de energía que se produjo en los países de economía avanzada, hizo retroceder el precio internacional del petróleo. Nuestra economía es demasiado pequeña para influir en el precio internacional de los hidrocarburos, pero el ahorro de energía reduciría las importaciones que nos son tan costosas, sería muy bueno para el medio ambiente y, además daría espacio a las energías renovables.

La eliminación o reducción de la subvención debe estar acompañada de mecanismos de protección a las familias más vulnerables. Felizmente contamos con estudios al respecto, como los de la Fundación Jubileo, de W. Orellana y de R. Morales.

Se dirá, con razón, que el tema no se reduce a liberar divisas por menos importaciones, sino que es más importante aumentarlas. Para lograr esto, es crucial permitir la libre exportación, suprimiendo todas las trabas que se han creado.  Tan importante como levantar las restricciones cuantitativas a las exportaciones es liberar el mercado cambiario, lo que permitiría aprovechar circunstancias como las del precio internacional del oro, que está en niveles espectaculares. El año 2023, entre exportaciones y ventas al BCB, se tuvo 50,1 toneladas de oro. El año pasado, se llegó solamente a 24,5 toneladas. ¿Por qué fue así? Yo conjeturo, sin temor a estar muy lejos de lo que ha sucedido, que los productores auríferos han preferido sacarlo de contrabando y vender los dólares resultantes en el mercado paralelo. Esta situación no se corrige con medidas policiales sino sincerando el precio de la divisa.

Por último, el desbloqueo de los créditos internacionales por la ALP depende de la capacidad política de negociación del gobierno. Aún si se desbloquean, no producirían el alivio esperado, salvo renegociación, porque estos préstamos no son de libre disponibilidad.

*La opinión expresada en este artículo es responsabilidad exclusiva del autor y no representa necesariamente la posición oficial de Publico.bo


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Juan Antonio Morales

Economista, profesor emérito de la Universidad Católica Boliviana

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