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En una primera presentación en publico.bo de las sugerencias de los académicos de la ABCE se presentan los enfoques de corto plazo para la gestión de la coyuntura actual. En esta segunda parte se insiste más bien en una visión de largo plazo, centrada en la continuidad de las reformas estructurales y en una aproximación de mediano plazo, que hace hincapié en la expansión de la oferta agregada para encarar la actual crisis y para que esa oferta sea sostenible en el tiempo.
Enrique García Rodríguez nos dice que es necesario ir más allá del objetivo de estabilidad macroeconómica,insistiendo en alcanzar un crecimiento sostenido y sostenible. Deben acompañar al crecimiento económico impactos sociales y ambientales positivos
Añade, América Latina se presentaba en los años sesenta como un continente prometedor. Con el paso del tiempo esta parte del mundo ha ido perdiendo relevancia, para convertirse en un continente con pobreza como característica. Nuestros países, muy dependientes de las exportaciones de materias primas, con dos o tres excepciones, donde están sus ventajas comparativas, no han podido resistir siempre a shocks exógenos, como los de las fluctuaciones de los precios internacionales. Bolivia no es una excepción. Si bien ha logrado en las últimas dos décadas progresos notables en la reducción de la pobreza y en la mejora de la distribución del ingreso, pero sigue teniendo un ingreso per cápita bajo y exhibiendo una falta de competitividad.
García critica duramente lo que denomina “re-fundacionismo sistemático crónico recurrente”, prevaleciente en la región latinoamericana. Cada nuevo gobierno ignora lo que han hecho sus predecesores para empezar de cero. Esta actitud no es constructiva y más bien estorba el desarrollo.
En una visión integral del desarrollo, García dice, ha de tenerse en cuenta cuatro pilares: (1) estabilidad macroeconómica, (2) eficiencia económica, (3) equidad e inclusión social, y (4) equilibrios ambientales. Subraya la importancia de una buena inserción internacional, no solamente en términos comerciales, sino también de acogida a la inversión extranjera, dadas las dificultades actuales de acceso a los mercados de capitales. Subraya la importancia e ls transformación productiva, con ganancias de productividad y de una institucionalidad sólida. García subraya la necesidad de consensos políticos y de entendimientos entre el sector público y el privado.
El ministro Montenegro destaca la política de sustitución de importaciones, que no es la del modelo de la CEPAL de la primera mitad del siglo pasado, porque se insiste en la diversificación de la producción y en los incrementos de productividad. La aplicación de este modelo no tendrá resultados immediatos pero le dará sostenibilidad a nuestra economía.
Para paliar la situación energética, originada por shocks exógenos, el gobierno ha estado fomentando la producción de biodiesel. La solución del problema fiscal, del que se está consciente, estaría por el lado de la oferta, mejorando la productividad, tanto del sector público como del privado en colaboración.
En mi artículo anterior en publico.bo ofrecí una propuesta de reforma de las políticas monetaria y cambiaria. Completaría esa propuesta insistiendo en que una política monetaria ortodoxa debe acompañar a la política cambiaria, siguiendo disposiciones como el cumplimiento pleno del artículo 22 de la Ley 1670 del Banco Central, que prohíbe, como regla general, el crédito del BCB al Sector Público No Financiero. Para facilitar este cumplimiento hay que se tendrá que tomar medidas para sanear las cuentas públicas.
A largo plazo, el crecimiento de dinero y del tipo de cambio (y de los precios) deberían converger. Hay que considerar también el anclaje de expectativas en la determinación de la inflación. Debido al anclaje en una baja inflación por muchos años, se puede esperar que los impactos inflacionarios iniciales se desvanecerán.