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¿Un gobierno violinista?

Emilio Martinez

Escritor y analista político

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En la década de los ’80, cuando Brasil se aprestaba a retornar a la democracia, el presidente electo y líder del PMDB (partido opositor a la dictadura militar), Tancredo Neves, tranquilizó a sus críticos por algunos respaldos que su candidatura había recibido desde el lado izquierdo del arco político, señalando que el suyo sería “un gobierno violinista: se apoyará en la izquierda, pero se ejecutará con la derecha”.

La ironía de don Tancredo apuntaba a que, al final, las políticas que llevaría su gobierno irían por la senda del liberalismo económico, algo que no se pudo constatar debido a la súbita enfermedad que segó su vida y que llevó a la asunción de su compañero de fórmula, José Sarney, como primer mandatario.

La anécdota puede servirnos para reflexionar sobre la disyuntiva en la que se encuentra el nuevo presidente electo de Bolivia, Rodrigo Paz, quien llegará al gobierno con una oferta programática más bien inconsistente, que integra tanto propuestas de liberalización económica (exportaciones sin cupos, reducción de tributos y subsidios, etc.) como las iniciativas prebendalistas que voceó en campaña su postulante a vicepresidente, el populista Edman Lara, y que representan nuevos gastos para un Estado ya hipertrofiado.

Un “gobierno violinista”, que aceptó apoyos de la izquierda en la campaña pero que ejecute su gestión con una orientación de centroderecha, sería la mejor entre las opciones que han quedado disponibles luego de la segunda vuelta, pero esto requiere que Paz imponga ese enfoque con nitidez sobre el de Lara, quien evidencia una lamentable sintonía hacia Evo Morales y sus condicionamientos.

De vital importancia para inclinar la balanza hacia el lado correcto será la actitud que adopte Tuto Quiroga, quien ya dio certidumbre en la jornada del domingo con sus felicitaciones al rival, desactivando una incipiente corrida cambiaria.

Es probable que a Tuto le toque desempeñar un rol similar al de Hugo Banzer en los ’80 (con Paz Estenssoro y el Pacto por la Democracia) y en los ’90 (con Paz Zamora y el Acuerdo Patriótico), dando gobernabilidad, ideas y equipos, ahora a Paz Pereira. Simetrías o recurrencias que Clío, musa de la historia, entreteje en el camino de los mortales.

Una gobernabilidad parlamentaria que incluya varias de las propuestas de Quiroga ayudaría a encaminar al país por la senda de la reforma del Estado. Mientras tanto, desde El Chapare, el evismo va alistándose para desestabilizar las “políticas imperialistas y neoliberales”.

Así que en los próximos meses veremos si Paz Pereira sabe tocar el violín o si la zampoña de Lara impone otra melodía, más parecida a las escuchadas en los casi 20 años del masismo.

*La opinión expresada en este artículo es responsabilidad exclusiva del autor y no representa necesariamente la posición oficial de Publico.bo


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Emilio Martinez

Escritor y analista político

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