OpiniónEconomía

Volver al pasado

Pablo Mendieta Ossio

Economista en el campo de políticas públicas

Escucha la noticia

A inicios de este siglo Bolivia tuvo una época mala en términos políticos y económicos. 20 años después pareciera que volvimos a esos años. Al igual que entonces, la situación del país se ha tornado incierta, lo cual anticipa un periodo de bajo crecimiento, pese incluso a los incentivos que existen para promover la inversión.
No es que los incentivos no funcionen, sino que los obstáculos son mayores.

Vamos por partes, comenzando por los incentivos.
La inversión privada aumenta cuando existen posibilidades de mayor producción y rentabilidad a futuro o cuando baja el costo de invertir. En este último caso, el costo de financiar la inversión está representado principalmente por la tasa de interés para préstamos productivos y los costos de bienes de capital.

Por tanto, una forma de incentivar la inversión privada sería que existan préstamos a bajas tasas de interés. Esta lógica se encuentra implícita en la Ley 393 de Servicios Financieros, que establece un marco para fijar tasas preferenciales para los sectores productivos. También se debe mencionar las preferencias arancelarias para comprar maquinaria.

Una de las limitaciones del enfoque de inversión que acabo de mencionar es que no toma en cuenta otros aspectos como la incertidumbre.

Pensemos por un instante que un emprendedor ve una oportunidad de negocios en una industria específica en el país. Luego de un estudio de mercado y de un proyecto bien elaborado el eventual inversor encuentra que existe un tamaño de mercado adecuado, que los insumos nacionales e importados habilitan producir este bien a un costo más bajo, y que el conocimiento del país permite aprovechar nuevos nichos de mercado.

En condiciones normales es un buen proyecto que cumple con el criterio que los ingresos expresados en términos de hoy superan por demás los costos; y que el retorno de esta inversión es más alto que las mejores alternativas existentes al presente.

Pero esta iniciativa debe estar también hecha para afrontar las diversas contingencias que puedan surgir en adelante.

Es recomendable pensar en ciertos escenarios específicos. Las preguntas estándar son qué pasa con la industria si las familias tienen menos ingresos, si los costos de los insumos se incrementan, si el precio del producto cae, entre otros.

Aquí vamos con los obstáculos, en especial la falta de certezas básicas. Debo anticipar que la barrera para la inversión no es la incertidumbre, sino la irreversibilidad de la inversión.

Para ser más claro, supongamos que nuestro negocio es producir mermelada de achachairú. Si el negocio no es rentable, la maquinaria para hacer esta mermelada no se puede transformar en otra industria. Por ejemplo y aunque resulte obvio, no podremos hacer helados (pensando que es una alternativa) con una máquina que hace mermelada. Eso es irreversibilidad.

Entonces, el problema es la incertidumbre con la irreversibilidad. Eso no solo se refiere al proceso productivo, sino también a la localización. Eses es el caso, por ejemplo, de la inversión inmobiliaria, que una vez efectuada, no puede “moverse” a otro lugar.

Esta condición también ocurre con la inversión en capital humano. Imaginemos, por ejemplo, un bachiller que opta por ser ingeniero petrolero y que luego se da cuenta que el sector no tiene buenas perspectivas; no puede reconvertirse en otra profesión fácilmente porque es irreversible y porque ha incurrido en costos irrecuperables.

Por razones que escapan del ámbito económico, la incertidumbre en el país es alta. Hay bajo respeto a los derechos de propiedad; las regulaciones se han tornado arbitrarias y anacrónicas; y el entorno macroeconómico es cada vez más vulnerable.

Si a eso se suma un entorno político polarizado y una democracia en crisis por la falta de independencia de poderes y de diálogo entre sus actores, tenemos las condiciones perfectas para una época similar a la de inicios de siglo.

La cereza sobre la torta es la falta de un sistema judicial que brinde confianza y, sobre todo, justicia imparcial y veraz para todos.

*La opinión expresada en este artículo es responsabilidad exclusiva del autor y no representa necesariamente la posición oficial de Publico.bo


Cuentanos si te gustó la nota

100% LikesVS
0% Dislikes

Pablo Mendieta Ossio

Economista en el campo de políticas públicas

Publicaciones relacionadas

Abrir chat
¿Quieres unirte al grupo de Whatsapp?
Hola 👋
Te invitamos a unirte a nuestro grupo de Whatsapp