¡Y con ustedes la escasez de medicamentos!
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Como era de esperar, las colas de gasolina, la escasez de alimentos, la subida de precio en muchos productos y servicios, eran indicadores que cualquier momento la situación a nivel de salud también iba a ponerse complicada.
Bolivia importa alrededor del 55% de sus medicamentos, principalmente de China, India y Europa. Si bien se fabrican algunos dentro del país, no toda la materia prima es generada en Bolivia. Y ni hablemos de cosas más complejas como vacunas. Estamos demasiado lejos de estar listos para poder producir una vacuna al menos.
Los seguros médicos comunes están sin medicamentos incluso básicos. Algunos médicos de manera imprudente están recetando antibióticos para 1 o 2 días, pidiendo que vuelvas a ver si ya hay más. No hablemos de medicamentos más complejos para quimioterapias contra el cáncer o pacientes que necesitan algunos compuestos específicos para recuperarse luego de una hemodiálisis u algún otro tratamiento de alto cuidado.
Muchas farmacias independientes han cerrado y algunos medicamentos solo se encuentran en los locales de las que son cadena, con el precio elevado. De hecho este año, aún no hemos podido conseguir la vacuna contra la influenza. Al tener el cuidado de compartir con dos personas mayores de 60, esa vacuna se convierte en una necesidad que por ahora debo contrarrestar siendo mucho más cuidadosa y evitar personas que presentan síntomas de un resfriado.
Aterrador se me hizo el panorama, al estar escuchando en ambientes médicos, que hay recintos clínicos u hospitalarios, donde hay escasez hasta de anestesia. Muchas madres con bebés, requieren fórmulas especiales que reemplazan la leche materna por una intolerancia a la lactosa. Este tipo de producto es escaso y si se halla, el precio es alto y una familia común no puede disponer de esa cantidad constantemente.
En noviembre del 2024, el Gobierno ordenó quitar los aranceles a las importaciones de medicamentos para enfermedades crónicas y también se conformó un comité de control de los precios en las farmacias. Pero el problema de fondo sigue sin tener una solución, en este maravilloso modelo de “economía blindada” que gozamos.
A esto sigue sumando el hecho que la atención del Seguro Universal de Salud no alcanzó las promesas doradas con las que se presentó. Hoy es desgarrador ver como muchos enfermos tienen que hacer fila desde una noche antes o muy temprano en la madrugada, sin importar si llueve o hace calor. Imagine ser un anciano solo de 80 años y no tener quién le saque la ficha para determinada atención.
La solución no pasa por seguir estirando la mano y pidiendo créditos en el extranjero. Tampoco habrá una solución concreta luego de las elecciones generales, como muchos ingenuamente siguen creyendo. Este problema debe sacudir un modelo que no ha dado la talla y que debe conducir a reformas para levantar nuevos cimientos. Estos no solo deberían considerar una parte legal/normativa, pero también deberían contemplar formular políticas de Estado claras, objetivas y que tomen lectura clara de la realidad.
Por ahora deberemos aguantar un par de meses más la farándula electoral, donde repito, no he podido enterarme de propuestas serias que abarquen temas de salud, educación, producción y abastecimiento de alimentos, y energía. Por ahora sigue primando en las preferencias electorales la cara y un nombre. Intercambio opiniones con distintos ciudadanos de este país, y francamente no logro ver claro cómo es que se saldrá de esta inflación y escasez, si el voto sigue basándose en un sentimentalismo irracional.
¡Cuide su salud! Lo cual implica cuidar su alimentación. Que a su vez, se vuelve complejo, debido al incremento de precios y escasez de algunos productos. Vamos, que habrá que ponerse muy creativos para enfrentar nuevamente esta etapa tan complicada. Sea consciente de su derecho a votar y no se vuelva aliado de la especulación o el avivamiento criollo. Dejemos de destruir este país y a sus ciudadanos.