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Recientemente, el gobierno nacional anunció el aumento del salario mínimo y básico. Fiel a su postura, el Movimiento Al Socialismo interviene nuevamente en las relaciones económicas, creyendo hacer un bien al ‘proletariado’ sin darse cuenta que esto, además de perjudicar a los empleadores, también perjudica a las clases trabajadoras, porque habrán despidos, se reducirá la demanda de empleos y seguirá incrementándose la informalidad.
Además, el gobierno creó hace unos días mediante decreto la Empresa Boliviana de Producción Agropecuaria, con sede en La Paz y un capital de ciento cuarenta millones de bolivianos, una afrenta al agro cruceño que seguramente perjudicará un sector ya agobiado por cupos de exportación, entre otros males. Otro ‘decretazo’ fue la creación del SEPREC, un nuevo registro de comercio que reemplazó a FUNDEMPRESA y que, si bien va apenas un mes de funcionamiento, su lentitud, incapacidad e inoperancia ya decepcionó a casi todas las personas que han tenido que acercarse a sus oficinas (sobre todo a quienes conocían el funcionamiento de su predecesor).
Hay un presidente prácticamente inexistente, un Estado que está más enfocado en trabar que en facilitar, un partido de gobierno sumergido en pugnas internas. El gobierno está haciendo todo mal, por donde se lo mire. Y eso que se está mencionando cuestiones principalmente económicas, porque la persecución es otra piedra en el zapato muy grande para el país.
¿Y quién los para? Todos miramos lo mal que hace el gobierno y algunos ven esas pugnas casi que hasta con regocijo, pero, ¿no nos damos cuenta que de este lado de la vereda estamos peor? Es verdad que el gobierno no está bien parado, pero desde el otro lado ningún opositor se ocupa seriamente en criticar y oponerse a los desastres que día a día el gobierno nacional impone al país. Mucho menos en proponer vías diferentes a cada política propuesta por el MAS. Y nadie se ha ocupado en brindar de forma seria una alternativa de país. Por lo visto, seguimos pensando que la campaña se hace el año antes de la elección y que se socializará fácilmente una nueva forma de concebir al país y de manejar el Estado. Y eso que no tienen qué socializar porque no han pensado en nada, y no lo van a hacer.
Actualmente en Bolivia, principalmente en Santa Cruz, existe una gran brecha entre lo que la política propone y lo que la sociedad quiere. Mientras que la gente clama renovación en discursos y manejo del Estado, políticas públicas que brinden mejores condiciones económicas, laborales e institucionales, todo en un marco que priorice la democracia, la política se sigue ocupando de cuestiones tan básicas como el revanchismo entre los partidos, las pegas y la burocracia, propuestas insuficientes y discursos anacrónicos que cada día que pasa pegan menos en la gente.
La clase política no piensa, no propone, no participa, no actúa; simplemente está. Y mientras que no exista un cambio pensado y estructurado, el MAS, aunque no esté en su mejor momento, seguirá ganando y arrasando en las elecciones, porque del otro lado simplemente no existe nadie más que ficciones políticas incapaces de comprender la realidad y cambiarla para bien.
*La opinión expresada en este artículo es responsabilidad exclusiva del autor y no representa necesariamente la posición oficial de Publico.bo