Escucha la noticia
Antes de que el chat con un modelo de inteligencia artificial colapsara, tuve el atrevimiento de probarlo para un par de columnas. Acá les comento mi parecer.
La creatividad es una cualidad humana, presente en la medida que se la desarrolla y practica. Muchos llegan a pensar que carecen de esta aptitud, pero sucede que no han generado un hábito que les permita mejorar alguna destreza como el dibujar, pintar, diseñar, escribir, componer canciones y más.
Cuando nos enfocamos en alguna de estas áreas que nos permite poner nuestra creatividad en marcha, con el tiempo dejamos los trazos torpes y pasamos a dibujos originales y muy llamativos. Lo mismo sucede con la escritura y composición de una columna, un cuento, un ensayo o un libro.
La capacidad de expresarnos de manera escrita, una destreza que debe desarrollarse desde el colegio y fortalecerse durante los años en la universidad. Sin embargo, desde que el Internet se volvió más accesible, en lugar de volverse una herramienta de apoyo, es utilizada como una manera de evitar el esfuerzo creativo.
En el programa de maestría, donde pude enseñar, se me hizo costumbre repudiar el “copia y pega”, al que muchos hoy están acostumbrados. Con el apoyo de un programa para detectar el plagio, los estudiantes tenían que aprender a parafrasear y citar adecuadamente sus fuentes.
Una consulta frecuente que escucho de estudiantes es sobre cómo pueden mejorar su escritura e incluso la ortografía. Para mi, la lectura siempre ha sido maestra continua para desarrollar esta destreza. Leer es un hábito que me permite organizar mejor mis ideas para poder escribir. Y aún así, a veces me pasa que tengo el tema claro pero no logro formular los primeros párrafos de apertura.
Me pasó hace algunas semanas al querer desarrollar una columna sobre edición genética y enfermedades autoinmunes. Decidí entonces acudir al “chanchullo” de la inteligencia artificial (IA). Le pedí al chat GTP que me redactara 3 párrafos sobre este tema.
El chat GPT, basado en el modelo de lenguaje por Inteligencia Artificial GPT-3, desarrollado por la empresa OpenAI. Cuenta con 175 millones de parámetros, y está entrenado con grandes cantidades de texto para ejecutar tareas relacionadas con el lenguaje, desde la traducción hasta la generación de texto.
El primer resultado no me agradó, muy simplón y demasiado básico. Así que precisé más. Le pedí 3 párrafos introductorios pero con sustento de artículos científicos. Este resultado más preciso me agradó más, pero no citaba ningún artículo.
Procedí con este resultado y realicé una edición para adaptarlo más a mi estilo y al orden de ideas que tenía para ese tema. Lo demás ya siguió su curso y con la referencia de algunos artículos adicionales, pude terminar la redacción.
La segunda vez, el chat GTP ya no me ayudó tanto. Solo me quedé con uno de los 3 párrafos que solicité y tuve que acondicionarlo a mi estilo. Mi conclusión sobre esta herramienta que promete reemplazar el “copia y pega” y esquivar el tema de plagio, no representa aún una amenaza tremenda para los creativos ya que como lo experimenté, esta IA no es tan creativa en su redacción.
Pero ¿cómo afectará la IA en el ámbito de la educación? Leí el caso que se dio en una universidad en Francia, donde el docente pidió un ensayo sobre cierto tema. Al revisar, pudo detectar que 7 trabajos seguían un patrón similar. No había plagio, pero el estilo de redacción era extraño para cada alumno y similar entre los trabajos.
Finalmente una estudiante confesó y el profesor optó por darles una nota de 11.5 sobre 20. En otras universidades se está considerando volver a los trabajos con tinta y a mano. La Unión Europea trabaja en una normativa que permita usar la IA para generar más innovación y evitar de alguna manera la promoción de estudiantes comodones que no sean capaces de escribir de su propia redacción. Estamos ante un nuevo desafío educativo y para el cual, el sistema educativo en Bolivia, no está preparado.