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A inicios de la pandemia, diversos autores sugerían que se generaría un ‘nuevo ser humano’. Quedó demostrado que se trataba de un pueril deseo. Las decisiones políticas -y económicas- no deben basarse en deseos, la realidad es la mejor amiga de la política y si hay algo que podemos aprender de la pandemia, es la importancia de los datos para la toma de decisiones.
Como lo vimos antes, en Bolivia, la única garantía de cumplimiento de acuerdos políticos no reside en la justicia, sino en la comunidad internacional y la correlación de fuerzas. De ahí que, por cada momento importante en 2022, se requerirá la presencia de organismos de importante credibilidad. Uno de estos eventos es el censo de población y vivienda que se efectuará en el mes de noviembre. Para el censo hay, al menos, 4 organismos internacionales, pero el mes importante para el censo no es noviembre, sino entre 4 a 5 meses antes, es decir, mayo o junio de 2022 porque en ese momento se tendrá que estar realizando la cartografía sobre la que se hará el censo y, como se imaginarán, ese es el mapa por el que los operadores del censo levantarán datos. Con una excelente cartografía, será posible contar con un buen censo.
La importancia del censo no queda en el levantamiento de datos: define cuestiones económicas y políticas para los próximos 10 años. Los líderes políticos deben contar con sistemas de control y supervisión del censo; alejarse de este proceso sería un despropósito y una de las metas inmediatas es gestionar un pacto para que los resultados del censo se den en un plazo máximo de un mes luego del levantamiento de datos bajo criterios de datos abiertos y, principalmente, la garantía de que así será por parte de los organismos internacionales financiadores. El salto cualitativo no será menor porque lograremos indicadores de desarrollo humano incluso a nivel de distritos y/o manzanos para que las políticas públicas puedan ser focalizadas y diferenciadas para atender a una mayor cantidad de personas a un menor presupuesto. Notarán que esto es particularmente importante porque hay un monstruoso déficit fiscal, pero ello lo veremos en las perspectivas económicas en una siguiente columna.
La política permite dar luces ante la incertidumbre, el censo y la administración de justicia definirán qué es posible en Bolivia para la siguiente década. Es menester preguntarnos si la luz de la política será para salir del túnel de oscuridad en el que nos encontramos, o es la luz de un tren que viene a chocarnos.
La pelota está en la cancha.
*La opinión expresada en este artículo es responsabilidad exclusiva del autor y no representa necesariamente la posición oficial de Publico.bo