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Las discordancias entre Evo Morales y David Choquehuanca en la inauguración del congreso de mujeres campesinas en el trópico de Cochabamba este mes de septiembre, incentivó las especulaciones sobre el nivel y calidad de su antagonismo.
Para algunos es solo pantomima para confundir a enemigos políticos. En el MAS, la dirección política estaría en las sólidas manos de Evo. Toda imagen contraria sería hábil estrategia para esperanzar una oposición endeble y timorata y entorpecer así su fortalecimiento al supeditarlo al ensueño de una dislocación interna del partido gobernante.
Para otros, el antagonismo entre Morales y Choquehuanca sería real y de larga data. Las actuales manifestaciones de esa discordia estarían llegando a su punto culminante y de su desenlace dependerá el futuro político del MAS y del actual período histórico en la política boliviana.
¿Existe esa contradicción y cuál su proyección? Es trivial intentar negarla. Mao, en un conocido texto de 1957, escribía cuando su partido tenía las riendas del poder: “La idea de que no hay contradicciones es una ingenuidad, que no corresponde a la realidad objetiva”. Como buenos marxistas, los del MAS deberían ser duchos en tratar esas contradicciones… salvo que el racionalismo marxista ya no existe: ha cedido terreno a un bilioso posmodernismo culturalista.
El enfrentamiento entre estos dos personajes se da en la lógica que los originó. En Bolivia existe una contradicción no resulta entre población originaria y la descendiente de la influencia colonial europea. El indianismo y el katarismo quisieron ser expresión de los primeros. La sociedad criolla dominante lo interpretó como “revancha étnica”, contribuyendo así a su colapso. Grave error, pues la solución (la síntesis, decían los marxistas) no es tanto la exterminación de uno de los bandos, como la emergencia de una realidad nueva; en este caso la Nación y su administración (el Estado) que tanta falta hacen.
Sin solución los males denunciados por el indianismo y el katarismo y fuera ellos del panorama político, el vacío fue llenado con una creación de activistas sumisos al cambio mundial de paradigmas. El sujeto político dejó de ser el proletario; ocupó su lugar el buen salvaje, en una organización en que la creación de ideología, la dirección política, la administración del aparato fue para los criollos; la masa combatiente o votante para el indio. La innovación: por exigencia de los tiempos el indio llegó a ser máximo exponente, figura dirigente.
Rol de dirigencia, sin embargo, personalizado y excluyente. No tanto por manipulación de los mandamases criollos, sino por propio condicionamiento colonial en los indígenas. Si el verdadero poder está en manos de los otros, el indígena promovido por ellos será celoso de un estatuto debido no a su capacidad, ni la voluntad de sus pares, sino la concesión graciosa de sus amos.
Al ser dispar las inspiraciones en el surgimiento del MAS, la contradicción Evo David será el antagonismo entre solo portavoces. El uno, del socialismo del Siglo XXI; el otro, del pachamamismo culturo progresista.
Al ser eco de intereses ajenos, no representan el sentir popular, ni sus esperanzas de empoderamiento económico, social y cultural. Son epifenómenos de causas que no controlan. Tendrán vigencia mientras permanezca el sistema que se formó en la colonia y que generó un estado fracasado, entorpeciendo el florecimiento de una nueva identidad nacional.
Evo Morales y David Choquehuanca hacen parte de lo mismo, por ello su odio recíproco ¿Cuál, su contradicción interna? Eva Copa (con un pie en el MAS y otro fuera), Andrónico Rodríguez (con los dos pies en el MAS… por el momento) y Luis Arce (quien controla lo que sí interesa: el poder concreto e inmediato).
Sin embargo, la solución radical se dará en la pugna con propuestas y organizaciones diferentes. Es necesaria la emergencia de una nueva conciencia y política descolonizadora, modernista y expresión de todos los componentes de la actual sociedad boliviana.
*La opinión expresada en este artículo es responsabilidad exclusiva del autor y no representa necesariamente la posición oficial de Publico.bo