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En los más de 40 años de democracia, se producen dos quiebres políticos, que cambian esencialmente el destino de Bolivia, 2003 y 2016.
En octubre de 2003, se produjo el primer quiebre político, se dejó atrás el sistema de acuerdos y alianzas entre partidos políticos para gobernar el país, sistema que garantizaba la rotación del poder entre los partidos políticos MIR, MNR, ADN, además de no generar cambios estructurales en la economía boliviana, desde la recuperación de la democracia 1981, no resolvieron el problema de inclusión de los pueblos indígenas, lo cual generó una gran revuelta popular hasta la caída de Gonzalo Sánchez de Lozada el 17 de octubre de 2003.
La nueva CPE aprobada el 2008, materializa la inclusión indígena, que abre la posibilidad de tener un nuevo Estado, pero, sobre todo, que deje atrás los obstáculos raciales que no permiten a Bolivia ser un país con identidad propia, se había cumplido la esencia y objetivo de toda Asamblea Constituyente, generar un nuevo pacto social.
El 2016 se produce el segundo quiebre político, cuando Evo Morales en un intento de imitar a Fidel Castro, intentó perpetuarse en el poder, aquello que se había construido por décadas, vidas de bolivianos, se había quebrado violentando la CPE y con ello romper el pacto social. El levantamiento popular era inminente después de este hecho, no perdonó ni siquiera a un hombre que representaba a los indígenas, quien terminó huyendo del país, lo cual también demuestra que más allá de lo racial e ideológico, los bolivianos no quieren ser sometidos por ideologías capitalistas ni socialistas.
Desde el primer quiebre político, hasta la última elección de octubre de 2020, hubo 12 procesos electorales, el MAS ganó en once y perdió en una, el proceso electoral donde perdió el MAS fue en el referéndum de 2016 (reelección indefinida de Morales), en dicho proceso no intervino ningún partido de oposición. Este hecho estadístico demuestra que la oposición en Bolivia es FUNCIONAL AL MAS, no supo encantar al electorado en interminables ocasiones, no encontraron la ruta estratégica para ganar una elección, los liderazgos más visibles en la oposición en la actualidad son: Carlos Mesa y Camacho, el primero fue ex vicepresidente de Goni, el segundo ligado a la elite cruceña y principal promotor del gobierno de Yanine Añez, los intentos de ganar al MAS, también fracasaron con Doria Medina y Tuto Quiroga, sencillamente porque representan al pasado.
El MAS construye opositores, inventa a sus propios oponentes, sabe de sus debilidades y sabe que son ganables electoralmente, al frente una oposición que intenta recuperarse de la derrota del 2003, no asume como suya la CPE y no se identifica con el pueblo, al medio un pueblo que quiere paz, un pueblo que quiere trabajo, un pueblo que tiene sed de democracia, que está alejada de los extremos, alejada de las peleas ideológicas, que dañan su economía diaria, que tiñen de sangre a los bolivianos y sumergen cada día más al país en la miseria. Hay un país diferente para los ojos de la oposición y otra para el MAS, claramente los que mejor ven la realidad son los del MAS.
Bolivia es un país pobre, es aymara, quechua, guaraní, es chofer, comerciante, etc. La gran mayoría de la población boliviana viene de este segmento de la población. La oposición fue derrotada una y otra vez porque no tiene estas características, inventa una narrativa, un líder que no se identifica para nada con la mayoría electoral de Bolivia, intentan imponer una realidad que no es la que viven los bolivianos, por lo que para el MAS se le hace fácil el camino electoral, su mensaje es simple y claro: “estos son ellos, estos somos nosotros”, narrativa electoral con la cual gana y seguirá ganando sino existe un cambio de liderazgo en la oposición.
A toda esta catástrofe electoral para la oposición, se suman los partidos pequeños, UCS, MTS, PAN-BOL, etc. Estos partidos ayudan a ganar al MAS, en las elecciones sub nacionales, ellos jugaron un papel fundamental para que varias gobernaciones y alcaldías cayeran nuevamente en manos del MAS, a pesar de ello surgieron nuevas manifestaciones políticas, nuevos liderazgos, que emergieron desde el ámbito popular, indígena, clase media, que pueden ser el camino que buscan los bolivianos, que derrote finalmente al MAS.
En las elecciones generales el MAS no tiene un oponente real, en las elecciones subnacionales el MAS fue derrotado en gobernaciones, alcaldías muy importantes del país, es ahí donde se deben dirigir las miradas y diseño estratégico para encontrar una nueva oposición, una alternativa con características simbólicas propias de los bolivianos, que encarne las necesidades de la gente, una narrativa que emerja desde la esencia misma de los bolivianos, a ello sumar un liderazgo indígena popular, clase media y empresarial, que esté alejado de esta lucha estéril de extremos.
*La opinión expresada en este artículo es responsabilidad exclusiva del autor y no representa necesariamente la posición oficial de Publico.bo