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Operación Chispitas
La semana pasada arrancó con una puesta en escena del ministro de gobierno que resultó inverosímil y risible para gran parte de la audiencia, sobre un supuesto plan de magnicidio en el 2020 contra Luis Arce Catacora.
El operativo mediático, lanzado ante el notorio desgaste gubernamental por las leyes de vigilancia financiera, procuró ser cortina de humo, pero terminó recordándole a muchos los primeros tanteos en el montaje del “caso terrorismo”, cuando el entonces ministro Alfredo Rada presentó en conferencia de prensa las fotos de supuestos sicarios que acabaron siendo jugadores de paintball.
El apodo colegial del actual titular de la cartera de Gobierno quedó pegado a la nueva maniobra, conocida en las redes sociales como la “Operación Chispitas”.
Interna azul
En la semana también fue recrudeciendo la batalla interna en el oficialismo, entre quienes sostienen la necesidad de concluir la gestión de 5 años y quienes buscan acelerar plazos para un pronto retorno de Evo Morales al sillón presidencial.
Virginio Lema y Agustín Zambrana dieron a conocer un audio, distorsionado para proteger las voces originales, donde se habla sobre una reunión palaciega al más alto nivel, en la que se habría discutido el adelantamiento de elecciones, supuestamente dispuesto por el caudillo del Chapare.
En este contexto de pugnas intestinas podría inscribirse el impulso desde el Ejecutivo a la abrogación del decreto 4461, que daba amnistía a los masistas involucrados en hechos de violencia del 2019. Esta medida dejaría al entorno de “alguien” sin blindaje jurídico.
Leyes y 2/3
Aunque el jueves los sectores gremiales decidieron postergar la realización del paro, optando de momento por marchas masivas en las principales ciudades del país, continúa el malestar por las leyes no consensuadas, y es de prever que el círculo de imposición de normas-protesta social-anulación continuará, mientras no se cambien las reglas de juego.
Un elemento importante sería la reposición de los 2/3 en el Reglamento de Debates de ambas cámaras, lo que posibilitaría una discusión previa más a fondo de los proyectos de ley. De manera que la lucha democrática tendría que incorporar como uno de los puntos principales de la agenda el funcionamiento parlamentario a través de mayorías calificadas.
Claro que esto tendrá que completarse con una mayor fiscalización de la sociedad civil a los propios legisladores de oposición, teniendo en cuenta casos como el de uno o dos de ellos (según versiones encontradas) que acompañaron en comisión el proyecto de la polémica Ley 1386.
Gestión y resistencia
También el jueves se conoció un nuevo sondeo sobre aprobación de gobernadores y alcaldes, donde el burgomaestre de Cochabamba, Manfred Reyes Villa, batió récord de apoyo con un 75%.
La clave para estos altos guarismos puede estar en una combinación, entre la gestión en la que Reyes Villa buscó concentrarse desde que asumió en la alcaldía, y la resistencia con movilización ciudadana que debió asumir ante la ofensiva judicial en su contra. En ambos campos -el buscado y el obligado- parece estar saliendo airoso.
El caso cochabambino podría servir para repensar planteamientos a nivel general, pasando de la simple disyuntiva entre polarización o gestión a un equilibrio entre gestión y resistencia inteligente, dosificada y proactiva.
Transparencia selectiva
El embajador de Bolivia en la OEA organizó un evento en Washington DC, para darle respiración artificial a la moribunda matriz propagandística del “no fue fraude”. En la invitación que hizo urbi et orbi dijo que el ingreso sería libre, pero a la hora de realizar el encuentro, el viernes por la mañana, se negó la entrada al ex canciller de Bolivia, Ronald MacLean.
El criterio empleado parece haber sido el de una curiosa transparencia selectiva, que sería uno de los nuevos nombres de la opacidad.
*La opinión expresada en este artículo es responsabilidad exclusiva del autor y no representa necesariamente la posición oficial de Publico.bo
