Mirada Sur: Chile recuerda, María Corina desmiente, Uruguay vota, y un Nobel polémico
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Cinco años del estallido que cambió a Chile
Este mes se cumplieron cinco años del inicio del estallido social, que cambiaría a Chile y dejaría una cicatriz indeleble en todo el continente. Todo comenzó con un anuncio de aumento del precio del metro, que derivó en protestas e incidentes. Pero el verdadero estallido se produjo la noche del 18 de octubre, cuando activistas y manifestantes se lanzaron a un frenesí de violencia y saqueos, que prácticamente arrasó la capital chilena.
El episodio tuvo relevancia regional, porque hasta entonces Chile era considerado un país modelo en cuanto a su desarrollo, en buena medida gracias a la apertura liberal en lo económico de la dictadura de Augusto Pinochet, continuado y profundizado por gobiernos de distinto tono político en los años posteriores. Para buena parte de la izquierda regional, el estallido habría mostrado las fallas de ese aparente éxito, y todavía hoy los medios y agencias europeas, recuerdan el hecho con un tono épico y nostálgico. Y, principalmente, tomando declaraciones de analistas chilenos que residen en universidades de EE.UU. y Europa.
Para los habitantes de Chile, en especial para los más humildes, fue un episodio negro, que dejó destrucción y pobreza, y que no logró ningun éxito concreto. De hecho, a cinco años crece la opinión de que un malestar genuino de ciertos sectores sociales, fue cooptado por grupos de ultra izquierda para imponer una agenda de cambio radical en Chile. Que fue severamente castigada luego, cuando el proyecto de reforma constitucional surgido a raíz del alzamiento de octubre, fue ampliamente derrotado en las urnas.
Pero para tener una mirada autorizada del episodio, consultamos primero a Axel Kaiser, fellow del Archbridge Institute, que nos decía lo siguiente: “El estallido generó un efecto boomerang de reacción en contra de la izquierda, y hoy en las encuestas la mayor proporción de la ciudadanía rechaza a lo que fue la crisis de octubre y se han dado cuenta de que el país está mucho peor. Sí, fue un punto de inflexión que terminó en el efecto boomerang, pero le hizo muchísimo daño al país y lo dejó con una herida que yo diría es casi letal por las próximas décadas”.
También hablamos con José Francisco Lagos, del Instituto Res Pública, que acaba de presentar un documental sobre el tema, llamado “La Revolución Rechazada”. Según el equipo de José Francisco, lo que hubo en Chile fue una verdadera intentona revolucionaria, que terminó fallando. Y nos derivó a esta interesante nota, donde se explica bien este razonamiento.
María Corina desmiente huida a España
“Estoy aquí, en Venezuela”. Con esas palabras, María Corina Machado desmintió a la dictadura chavista, que había asegurado que la líder de opositora había dejado el país para refugiarse en España, donde se encuentra exiliado Edmundo González Urrutia. El diplomático de 76 años, considerado por muchos ganador de las elecciones del 28 de setiembre, acorralado por la Fiscalía que funciona al servicio del régimen, solicitó asilo luego que de se ordenara su detención.
Machado afirmó también que Nicolás Maduro sabe que ella no salió de Venezuela, “lo que pasa es que están desesperados por saber dónde estoy y yo no les voy a dar ese gusto”, declaró. Luego agregó “Maduro es el que no está aquí, él está en un universo paralelo porque sabe que el pueblo lo derrotó”.
Trasfondo. Durante varios días, Nicolás Maduro abonó la teoría de que María Corina Machado había dejado el país, buscando alentar la decepción en los seguidores de la oposición. Como quien celebra un triunfo, Maduro sostuvo en varias oportunidades que su archi enemiga había seguido el camino del candidato González Urrutia, a quien se refirió como “El Viejito”, y se había fugado. En una de sus habituales conferencias, con su característico tono teatral, aseguró que “Ahora la Sayona también se fue, se fue, se fue. Huyó”. La Sayona es la manera despectiva en la que Maduro se refiere a Machado y remite una entidad de la mitología popular venezolana que castiga a los hombres infieles. “Son cobardes, son buenos para lanzar mensajes de odio e intolerancia, pero se fue. Le llegaron las maletas Gucci y se fue”, abundó el mandatario.
Por qué me importa. La situación en Venezuela es un desastre. Un informe de la Misión Independiente de Naciones Unidas denunció asesinatos, desapariciones forzadas, torturas y detenciones arbitrarias por parte del régimen. Y aseguró que el gobierno comete crímenes de lesa humanidad por motivos políticos. La persecución campea y los derechos humanos son constantemente agredidos. Los ciudadanos no pueden demostrar bajo ningún concepto signos de disidencia o disconformidad por el peligro que eso implica en la actualidad.
Presidenta de Perú rompe piso de popularidad
Hacía bastante tiempo que nuestra recorrida noticiosa semanal por la región no nos traía hasta el Perú. Pero los históricos guarismos de desaprobación de la presidenta y de casi la totalidad del sistema político local, nos obligan a hacer escala en el país. La situación de Dina Boluarte es más que alarmante. Una encuesta publicada por El Comercio, arrojó cifras desoladoras para la mandataria. Apenas el 5% de la población apoya su gestión, mientras que el 95% restante la desaprueba. Una virtual unanimidad.
En febrero de 2023, cuando asumió el cargo tras la vacancia de Pedro Castillo por haber intentando un autogolpe, Boluarte ya registraba un rechazo del 76%, el cual fue creciendocon el correr de los meses. La presidenta , que comenzó su período con un 16%, se desmoronó en poco menos de dos años.
La voz local. Para entender por qué se viven estos tiempos de desconfianza masiva en los gobernantes, llamamos al amigo José Beteta, de la Asociación de Contribuyentes del Perú, quien nos decía lo que “la desaprobación de Dina Boluarte es la peor de la historia del país, pero no es ella la única desaprobada, las demás instituciones y poderes del Estado pasan por la misma desaprobación. Entonces, estamos frente a un país que no confía en sus autoridades, con todo lo que eso significa. Si tú no confías en las instituciones del Estado, por lo tanto no quieres estar dentro del sistema y por lo tanto te mantienes en los márgenes, en la informalidad y es un círculo vicioso que se repite”.
– ¿Cómo afecta esto al país?
– La Presidencia de la República se ve debilitada como institución, pero además, en la parte operativa tenemos un zombie como presidente. Dina Boluarte es incapaz de hacer absolutamente nada que sea legítimo, ninguna reforma, ninguna política, nada que pueda traccionar un desarrollo, ni inmediato ni a largo plazo. Si a esto, además, le sumas toda la historia reciente de presidentes vacados, presidentes en la cárcel, presidentes procesados, la situación es más grave.
¿Qué puede pasar con esto?
La mayoría pensaba que Dina Boluarte era mejor que Castillo, y por lo tanto, que podría sobrevivir hasta el 2026 con un cierto grado de estabilidad y con un mayor grado de legitimidad que el de Pedro Castillo. Pero esto es solamente cierto a nivel microeconómico. En ese aspecto hay un clima mucho mejor que cuando estaba Pedro Castillo, no tanto porque hayan mejorado las condiciones, sino porque no han empeorado, y entonces, las inversiones, el consumo interno, han levantado un poco. Sin embargo, las grandes inversiones, las reformas grandes, lo que de verdad hace que se active un crecimiento fuerte, están totalmente paralizadas, con lo cual la perspectiva es totalmente negativa y seguimos siendo un país mediocre en la región.
Uruguay vota sucesión de Lacalle Pou
Uruguay se encuentra a una semana de elecciones clave. Se trata de la primera vuelta electoral, donde el gobierno de Luis Lacalle Pou se presenta a las urnas en busca de revalidar su autoridad un período más. Hay que recordar que Lacalle Pou logró desplazar a la izquierda que llevaba 15 años seguidos en el poder en el pequeño país sudamericano, donde no existe la reelección consecutiva, por lo cual el candidato oficialista es quien fuera secretario de Presidencia, una especie de jefe de gabinete, Alvaro Delgado.
Si bien Lacalle Pou se retira con un apoyo popular muy alto, y habiendo logrado un perfil relevante a nivel regional con sus posturas sin titubeos en contra de las dictaduras de Cuba y Venezuela, la elección no luce sencilla para el oficialismo. La izquierda uruguaya marcha primera en las encuestas, y tiene buenas posibilidades de recuperar el poder. Para entender este caso particular, de un país que suele tener más influencia política en la región que la que marca su tamaño físico o población, hablamos con Hernán Bonilla, del Centro de Estudios para el Desarrollo de Uruguay, a quien hicimos dos preguntas concretas.
-¿Qué cambia en Uruguay según quien gane estas elecciones?
-La elección presenta ribetes menos dramáticos que en otras ocasiones. En primer lugar porque los dos bloques que pueden ganar, la coalición republicana encabezada por el Partido Nacional, y el Frente Amplio, ya han gobernado muy recientemente. Entonces no existen algunos temores, y eso está jugando en una moderación de las expectativas. Pero no es lo mismo que gane uno que gane el otro, hay diferencias en cuanto a la visión internacional, hay diferencias en cuanto a si deben subir los impuestos, sobre el mercado laboral… Pero esas diferencias no son vistas por buena parte del electorado como dramáticas como en elecciones anteriores. Un poco en Uruguay está pasando algo a contrapelo de lo que pasa en el mundo, donde uno ve elecciones muy polarizadas. Aquí hay dos candidatos muy cercanos al centro que son los que están definiendo la elección.
-¿Por qué Lacalle Pou, si tiene tanto apoyo popular, no logra tener una reelección del gobierno más sencilla?
-Es cierto que el presidente Lacalle Pou tiene altos niveles de aprobación y eso no se está mostrando en la intención de voto de su partido o de la coalición. Si uno mira las encuestas de intención de voto, hay una leve ventaja para el Frente Amplio. Si uno mira la aprobación del gobierno, del presidente en particular, debería haber una ventaja para la coalición de gobierno. De alguna manera hay variables contrapuestas. La intención de voto parece favorecer al Frente Amplio pero la aprobación del gobierno y las condiciones de la economía apuntarían más a un escenario de la reelección.
Polémica por premio Nobel de Economía
Los premios Nobel siempre generan polémica. Y esta semana, cuando se anunció el galardón en Economía que premió a Daron Acemoglu, Simon Johnson y James Robinson, no fue la excepeción. Según la academia sueca, el Nobel se concedió por los estudios de estos economistas sobre el vínculo entre las instituciones que tiene un país, y su prosperidad. Y es realidad que el libro de Acemoglu, “Por qué fracasan los países”, está en la biblioteca de la mayoría de los políticos y formadores de políticas públicas del mundo.
Pero las reacciones dejaron en claro que el premio no genera unanimidad. La prestigiosa economista Deidre McKlosckey publicó una irónica carta, donde señaló que ninguno de los premiados es un economista “esencial”, a la vez que acusaba a Acemoglu de llevar dos décadas diciendo cosas contradictorias, y de buscar siempre dejar a todo el mundo contento. De hecho, los clasificó a los tres como “economistas B+”, y de rendir pleitesía a “papá estado”.
La polémica resurgió cuando en una entrevista con la BBC, James Robinson afirmó que “La pobreza y la desigualdad en América Latina están profundamente arraigadas en el colonialismo y la explotación de los indígenas”, algo tan absurdo que podría haber salido de la boca del mismísimo López Obrador. Seguramente en Estados Unidos no hubo colonialismo o explotación de pueblos nativos.
Pero para tener una mirada propia, le pedimos al CEO de Archbridge, y casi tan buen economista como amigo, Gonzalo Schwarz, que nos dijera su opinión sobre el tema. “Este equipo de economistas ha sido uno de los mas influyentes en las últimas dos décadas por su investigación sobre los determinantes de largo plazo del crecimiento económico”, nos deçia Gonzalo. “Ciertamente no todos los economistas son fans de su trabajo, pero Acemoglu, con tan solo 57 años, es el tercer economista más citado del mundo por todos sus aportes a la teoría económica (después de James Heckman, senior fellow del Archbridge Institute)”.
Gonzalo opina que los dichos de Robinson están “profundamente equivocados”, y que “justamente por la propia investigación de estos economistas se puede decir que se debe a las instituciones extractivas que hay en el continente desde hace siglos, ya sea una vez después que llegaron los españoles como antes con los indígenas. Parafraseando al intelectual Chileno Jose Piñera, América Latina tuvo generales fundadores y no padres fundadores como Estados Unidos”.
De todas formas, Gonzalo sostiene que “el Nobel es muy merecido para este equipo de investigadores por todos los aportes que hicieron a la profesión económica y a los debates que como claramente muestra este comentario, siguen siendo relevantes y dan mucho para hablar”.