Empataron. Técnicamente eso fue lo que ocurrió en las elecciones del domingo en Ecuador. En medio de un clima tenso, con la violencia y la inseguridad que siembran los grupos narcos siendo la mayor preocupación de la población, los dos candidatos más fuertes, Daniel Noboa y Luisa González, obtuvieron casi la misma cantidad de votos. La diferencia fue de apenas un 0,2% a favor del presidente. La alta votación de González, que no anticiparon las encuestas, llevó a Noboa a denunciar “irregularidades”, y aseguró tener evidencias de un presunto fraude. El último sondeo de intención de voto divulgado había arrojado una clara distancia entre el mandatario y la sucesora del ex presidente socialista Rafael Correa, que incluso ponía a Noboa como ganador en primera vuelta, para lo cual se precisa necesita el 50% + 1 de los votos o 40% y una diferencia de 10 puntos sobre el segundo más votado. Por eso no hubo festejos en filas oficialistas al terminar la jornada del domingo, cuando el escrutinio ya adelantaba que habría segunda vuelta. La izquierda en cambio, tomó el resultado como un triunfo. Lo cierto es el próximo 13 de abril, Daniel Noboa y Luisa González repetirán el ballotaje de octubre de 2023, en el que el empresario de 37 años se convirtió en uno de los presidentes más jóvenes del mundo. Aunque esta vez las cosas serán diferentes. Otros 14 candidatos quedaron por el camino. La mayoría de ellos con votaciones marginales pero que en el mano a mano que se viene, pueden aportar los votos que decidan quién tomará el timón por los próximos 4 años. Dos modelos. Las opciones ahora son 2: continuar con el presidente que si bien ha logrado mejorar indicadores importantes como la tasa de homicidios y la inflación, algunos sostienen que no ha generado un cambio significativo. La otra es volver al camino de la izquierda iniciado por Rafael Correa. La voz local. Para entender mejor lo que está ocurriendo en Ecuador y lo que podría pasar de aquí en más, consultamos a nuestro amigo Rómulo López, analista del Archbridge Institute. “El problema que hay en Ecuador, es que hay un fraccionamiento bastante severo de todas las fuerzas políticas. Ecuador no es un país que tiende hacia el bipartidismo, sino al micropartidismo. Hay un montón de partidos y éso, que aparentemente podría ser bueno, lo único que hace es añadir ruido. Noboa ha quedado en primer lugar en la elección, pero con una mínima diferencia. Si se suman los cuatro candidatos que han quedado arriba, básicamente la izquierda gana. Y la gente está muy desanimada porque teme que Correa regrese”. -¿Entonces ves difícil la continuidad de Noboa? -Yo creo que es remontable, pero eso requiere mucha firmeza y mucha capacidad del presidente para sobreponerse. Él estaba muy confiado. Ha venido haciendo un buen trabajo, sobre todo en el tema de seguridad, aunque las cosas están complicadas todavía, y se confió demasiado. Debe ir a la segunda vuelta más decidido. Daniel Noboa siempre dice que es de izquierda y tiene un poco ese mensaje, de que él no es de la derecha. Pero la gente no le cree realmente porque es un gran empresario, nieto del hombre más rico de todos los tiempos en Ecuador. Entonces es un poco ilógico decirse que es de izquierdas y al mismo tiempo presentar esa imagen. Debería tener una actitud un poco más clara, quitarse esa careta, aceptar lo que es y tratar de cambiar la situación. A la gente en Ecuador le gustan los líderes fuertes y eso es lo que él tiene que presentar. El que gane Luisa González sería realmente un error. Su candidato a vicepresidente, Diego Borja, es un tecnócrata que ha escrito sobre cómo desdolarizar y y lo tienen como tema de campaña. En un momento en el cual toda la región está girando hacia la derecha, sería un contrasentido que terminen girando hacia la izquierda. -¿Qué me puedes decir del fraude denunciado por el presidente? -Hay mucha desconfianza de la población, no solamente de Noboa. El Tribunal Supremo Electoral es el mismo que ha existido desde la época de Correa. Correa dejó todos los organismos de control con autoridades afines a él. Ellos han manejado de todas las instituciones de control. Es lo que llaman el cuarto poder en Ecuador. En teoría son representantes de la sociedad civil que de alguna manera podrían ser independientes, pero la realidad es que es un organismo completamente abusivo que no es electo popularmente sino puesto a dedo. Siempre ha habido sospechas de que en Ecuador el tribunal supremo electoral juega con los números al más puro estilo venezolano. Foto:Presidente ecuatoriano, Daniel Noboa. Foto: Twitter |