México tuvo esta semana su primer debate electoral. Allí chocaron la candidata oficialista Claudia Sheinbum con la principal opositora Xóchitl Gálvez, a quienes se sumó un tercer aspirante, Jorge Álvarez Máynez, un diputado de 38 años de Zacatecas. Este debate era esperado con gran expectativa, ya que según las principales encuestas el oficialismo llevaría una ventaja apreciable de cara a las elecciones del próximo 2 de junio. Pero la mayoría de los analistas opina que el choque dialéctico no habría generado grandes cambios, ni provocado demasiado impacto en la carrera electoral. El debate tuvo un eje bien marcado. Sheinbaum se dedicó a elogiar sin fisuras la gestión de López Obrador, y se postuló como la herdera natural para proseguir el proceso político que AMLO ha denominado, de forma algo pomposa, la Cuarta Transformación de México. Por su parte, Gálvez, senadora y exalcaldesa con raíces indígenas, planteó varias propuestas de reforma pero se mostró nerviosa y con problemas a la hora de expresarse. Sin embargo, sondeos relizados luego del debate, mostraron que la mayoría de los 11 millones de espectadores, simpatizaron con la oferta de la opositora. De todas formas, un muy interesante reportaje, publicado días atrás por la revista America´s Quarterly, hace un profundo análisis del funcionamiento de las encuestas en México, y de cómo la lectura de que se trata de una carrera electoral poco menos que ya ganada por el oficialismo, puede ser un error grave. Por nuestra parte, para tener una mirada local de este debate, consultamos al buen amigo y líder del centro de Atlas Network para América Latina, Roberto Salinas, que nos decía lo siguiente: “Pues la verdad es que lo vi lamentable. Prácticamente más allá de las críticas y las pantomimas y un formato sumamente inútil, lo que trascendió de las ofertas es cuánto va a gastar el próximo presidente o la próxima presidenta. No hay ninguna oferta, ningún análisis del tema fiscal, que es sumamente preocupante en México. El déficit fiscal va a alcanzar 6%, si no es que más, del PIB este año y el ajuste va a ser duro y doloroso. Y sin embargo, tanto Xóchitl como Claudia, bueno, Maynés nada más sonreía. Prometían, pues voy a gastar más en esto, más en aquello, parecería una competencia de logros filantrópicos. Y eso, pues, lamentablemente deja ver la muy poca oferta viable, creíble, política que existe, más allá de querer capturar el voto con promesas que fiscalmente son insostenibles. Eso fue lo que para mí trascendió del debate”. “En el post-debate ha estado muy divertido ver cómo, pues, aparentemente Xóchitl va ganando la batalla en las redes sociales. Una cosa que sí destaco es la forma tan descarada en que Scheinbaum mentía. Es decir, ella sabía que estaba mintiendo, estoy seguro que sabía que estaba mintiendo, inventándose toda clase de datos alternos de realidades fantasiosas de todo lo que había logrado la Cuarta Transformación. Hasta ahora parece ser que ha incidido poco en el perfil de voto, en las encuestas, pero hay tantas encuestas y algunas están tan mañosas y tan manejadas que ya no sabemos qué creer”. |