Violencia, bochorno y confrontación: la celebración del 6 de agosto estuvo lejos de la reconciliación
Este sábado se realizará la Parada Militar en Sucre y el lunes comienzan los bloqueos en la región chiquitana de Santa Cruz.
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Bolivia celebró este viernes 6 de agosto 196 años como República independiente con una profunda división política. Hechos violentos protagonizados por grupos de choque del MAS en la víspera, bochorno en la sesión de honor de la Asamblea Legislativa cuando el presidente Luis Arce volvió a recurrir al relato de un supuesto “golpe de Estado” y un discurso confrontador pronunciado por el Primer Mandatario evidenciaron que la reconciliación aún está lejos de llegar al país.
Este jueves, la violencia planificada y ejecutada por grupos de choque del MAS impidió que activistas, parlamentarios opositores y plataformas ciudadanas realicen una marcha en defensa de la democracia y en contra del pretendido cierre del caso fraude electoral. Con palos, piedras, huevos, patadas y puñetes, los violentos del MAS atacaron a quienes se disponían a marchar y prácticamente tomaron los alrededores del Universidad Mayor de San Andrés, desde donde debía partir la movilización.
El resultado del ataque masista fue la cabeza rota del diputado opositor Alberto Astorga y varias lesiones en mujeres y varones activistas producto de los golpes. La Policía llegó al lugar para separar a los violentos del MAS de quienes pretendían marchar pero no detuvo a ninguno de los atacantes, entre ellos el ex viceministro Gustavo Torrico y otros integrantes del temido grupo Los Satucos. Algo similar ocurrió el lunes cuando funcionarios públicos del MAS fracturaron la nariz y pintarrajearon el rostro del monumento a Cristóbal Colón y la Policía liberó a los responsables.
Este viernes el clima de tensión tuvo un nuevo capítulo, esta vez en la sesión de honor de la Asamblea Legislativa en su flamante edificio que le cuesta al país 74 millones de dólares. El vicepresidente David Choquehuanca realizó un discurso en el que reclamó unidad para vencer las crisis sanitaria y económica, y recibió los aplausos de los parlamentarios del oficialismo y la oposición. Todo lo contrario ocurrió con la intervención del presidente Luis Arce y su mensaje a la nación transmitido en cadena nacional por prácticamente todos los medios audiovisuales del país y a través de las redes sociales.
La sesión congresal se convirtió en un bochorno cuando el Presidente volvió sobre el relato oficialista del inexistente “golpe de Estado” para descalificar a líderes y organizaciones de la oposición. A grito pelado legisladores del MAS y de las bancadas de oposición, unos exclamando “golpe, golpe, golpe…” y los otros también gritando “fraude, fraude, fraude…” interrumpieron por varios minutos y en más de una oportunidad el discurso de Arce destinado a confrontar a la mitad del país que no votó por él en las elecciones del año pasado.
Arce volvió a acusar a la oposición boliviana y sus cómplices internacionales de haber planificado un inventado “golpe de Estado” antes de la realización de las elecciones anuladas de octubre de 2019. También acusó al gobierno transitorio de la expresidenta Jeanine Áñez, al que reiteradamente calificó como “gobierno de facto” de haber sumido al país en una crisis económica, haber atentando contra la educación clausurando el año escolar en 2020, cuando surgió en Bolivia el coronavirus, y dijo que su gobierno agotará todos sus esfuerzos para castigar a los que supuestamente cometieron un golpe a la democracia.
La división política que atraviesa Bolivia también se reflejó en actos separados por el 6 de Agosto porque el gobierno central concentró los mismos en la ciudad de La Paz, mientras autoridades regionales que no son del MAS realizaron actos en Sucre, capital del país, Santa Cruz y Cochabamba, entre otras regiones.