¿Cómo impedir que el fuego del conflicto se convierta en un incendio incontrolable?: tres editoriales dicen lo suyo
Aquí un resumen de la posición editorial de Página Siete, El Deber y Los Tiempos
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Página Siete – Pacificar requiere voluntad política
Su editorial de este jueves afirma que los bolivianos estamos otra vez al borde de una crisis política, como si no hubiéramos aprendido la lección de hace exactamente dos años, y explica que el crispamiento de este tiempo se debe en gran parte al discurso “confrontacional, revanchista y acusador” del presidente Luis Arce, quien a pesar de haber logrado el 55% de la votación en 2020 y “se pensó que encararíamos un momento de distensión”, acude a la revancha y el odio como insumos de la lucha política.
“Lo que estamos viviendo en estos días parece el apronte de un enfrentamiento civil, en el que ninguna de las partes se muestra dispuesta a ceder un milímetro en sus posiciones”, sostiene Página Siete y con tono de precupación anota que la abrogación o derogación de la Ley 1386 “no está siquiera en la mesa de negociación” porque desde la perspectiva del gobierno y del masismo hay que “poner a la virulencia política por delante”.
“No cabe dudas a estas alturas que la polarización da réditos: ganan los extremos, gana el discurso de odio, gana el proyecto de derrotar al otro”, afirma el editorial de diario paceño que puntualiza que Arce parece haber entendido el 55% como un cheque en blanco y la oposición política “dispersa y desestructurada” no ha renovado su discurso. “Lastimosamente, las fuerzas nos impulsan una vez más al borde del precipicio. Todo parece indicar que no serán los actores políticos quienes tengan la voluntad para pacificar el país”, sentencia Página Siete.
El Deber – Bolivia, el fracaso de la política
Más duro, el editorial del diario cruceño de este jueves, cuestiona la actitud del presidente Luis Arce de no haber tomado la oportunidad de iniciar un diálogo con los sectores movilizados aprovechando los pedidos de los alcaldes de Santa Cruz y Tarija, y de la propia Iglesia Católica. Le recuerda que no parece saber que en Bolivia “el conflicto tiene una trayectoria circular, en espiral, de adentro hacia afuera: día que pasa, la tensión y la violencia se hacen más grandes”
“Aún es tiempo para detener el avance del fuego antes de que el incendio se torne incontrolable; aún es tiempo de frenar la represión policial y la actuación de elementos paramilitares armados y encapuchados que operan con protección de la Policía”, afirma El Deber, aunque marca la utilización de la fórmula chavista de enfrentar a bolivianos contra bolivianos. “No tiene el Gobierno que esperar más muertos. Ya hay uno, y los muertos no son de uno o de otro bando, son bolivianos por igual que enlutan al país. Los fallecidos no son trofeos”, añade el diario de Santa Cruz.
Puntualiza que la represión policial solo consigue que las protestas continúen en las regiones y que más simpatizantes se sumen al paro multisectorial indefinido como sucedió con Tarija y Oruro y ocurrirá este viernes con Chuquisaca. “Que alguien le diga al presidente que se detenga, que ese no es el camino, que escuche los llamados al diálogo, que escuche al pueblo. Él es presidente incluso de los bolivianos que hoy están en paro y en bloqueos, y es su obligación escucharles”, concluye el editorial.
Los Tiempos – Estrategia de la violencia
Comienza su editorial de este jueves describiendo una foto de ese diario que retrata la violencia estatal con la que se está administrando el conflicto: una mujer hincada ante unos policías que es reprimida con un chorro de gas lacrimógeno en su rostro. Además de marcar la “violencia y brutalidad” de la Policía, Los Tiempos recuerda el uso de vándalos encapuchados en camionetas incautadas al narcotráfico para atacar puntos de bloqueo en Santa Cruz y la utilización de campesinos para intentar “aplastar” la protesta contra la cuestionada Ley 1386.
“La violencia, policial y de los grupos masistas de choque, se desencadenó el martes en Cochabamba, Santa Cruz, Tarija y Potosí, donde murió un joven campesino y la Defensoría del Pueblo contabilizó 63 personas heridas”, afirma y pone sobre la mesa un dato importante, la declaración del Secretario General de la Confederación de Campesinos de Bolivia, quien dijo lo siguiente: “El Gobierno de nuestro hermano Lucho Arce tiene que asumir su responsabilidad y dialogar, porque si no dialoga y va directo al enfrentamiento, no está bien tanto por los hermanos de la ciudad o del campo”.
Pero, Los Tiempos muestra que la actitud del Presidente va en sentido contrario. “Él quiere imponer un socialismo como el de Cuba, donde el descontento ciudadano se aplasta con violencia, igual que en Nicaragua, en Venezuela, y ahora aquí”, advierte el editorial que casi con ingenuidad añade que la única esperanza de que Arce revise su posición “es que los movimientos sociales afines al MAS renuncien a ser instrumentos de un propósito ideológico-político que desprecia la búsqueda del bienestar común y la paz social”.