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Surfismo político: Juan Lanchipa sabe subirse y mantenerse en las olas

Abrió y cerro el caso del fraude electoral. En 2019 ordenó detener exvocales y este año exgobernantes transitorios y exjefes militares. Tiene habilidades pero es peligroso.

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Así como un surfista olímpico que nada atado a su tabla en medio del océano y sabe reconocer una ola enérgica y duradera para subirse a ella, mantener el equilibrio con hábiles maniobras y desplazarse el mayor tiempo posible para conseguir una medalla, Juan Lanchipa ha desarrollado una envidiable destreza de surfista político en la última década y media, y ha mostrado sus mayores habilidades en estos dos años.

Después de las cuestionadas elecciones de 2019, decidió bajarse de la ola azul al verificar que perdía fuerza y el 10 de noviembre, día en que Evo Morales, la cadena de sucesión constitucional y otras autoridades del MAS renunciaron a sus cargos, dejando a Bolivia con un vacío de poder, emitió un comunicado oficial en el que hizo conocer su decisión de conformar una comisión de fiscales para la aprehensión de vocales nacionales y departamentales del Órgano Electoral.

Al día siguiente, montado en su propia ola y sin gobierno en el país, justificó la detención de exvocales sobre la base del informe de la auditoría de la Organización de Estados Americanos (OEA), que evidenció la manipulación de resultados de la elecciones del 20 de octubre. Eugenia Choque, Antonio Costas y otros exvocales electorales fueron presentados enmanillados al país a través de los medios de comunicación.

Con sus decisiones y acciones, el Fiscal General dio amplia validez a la auditoría de un equipo técnico de la OEA que evidenció irregularidades en las actas, en el recuento de votos y sobre todo en la transmisión de datos en el sistema informático del Órgano Electoral al que accedieron personas ajenas al Tribunal Supremo. Lanchipa abrió los procesos judiciales contra de exautoridades electorales y personeros del régimen señalados como responsables.

A partir del 12 de noviembre Lanchipa advirtió que otra ola potente se había levantado en el turbulento océano político del país. No dudó, decidió subirse a ella y realizar maniobras de equilibrio dando muestras de aparente lealtad a Jeanine Áñez y manteniendo contactos frecuentes con el huido Evo Morales. Como buen surfista, el Fiscal General permaneció en la ola del gobierno transitorio por un año, disponiendo la apertura de procesos penales contra exautoridades del régimen masista.

Experimentado en el surfismo político, se dio cuenta del debilitamiento de la ola transitoria, dejó de atender las llamadas telefónicas de los ministros influyentes del gobierno de Áñez, frenó los procesos que él mismo había abierto meses antes y decidió flotar sobre la corriente hasta que surja un nuevo oleaje y sea la oportunidad para volver a la carga.

La nueva ola llegó con fuerza el 8 noviembre de 2020 y nuevamente era azul. Con la habilidad de un surfista olímpico, se subió a la cresta, cambió de libreto, le volcó la espalda a la auditoría de la OEA, comenzó a respaldar la teoría de un inexistente golpe de Estado y volvió a conformar comisiones de fiscales cuya tarea principal ha sido la detención de exgobernantes y exjefes militares.

Este martes, Lanchipa no dejó duda alguna de que está navegando con su tabla en lo más alto de la ola cuando recitó el polémico informe de una pericia realizada por una fundación de la universidad española de Salamanca que desestima el fraude electoral por el que en 2019 instruyó abrir procesos penales y detener exvocales electorales.

Lanchipa le dio más valor al Informe Salamanca que a la auditoría vinculante de la OEA acordada por Morales y el secretario general Luis Almagro antes de las elecciones del 20 de octubre de 2019, comicios que fueron anulados con una Ley aprobada por unanimidad en la Asamblea Legislativa precisamente por el fraude electoral encabezado por Morales.

Para evitar que las críticas le salpiquen, este miércoles envió a los medios a funcionarios de la Fiscalía General para ensayar explicaciones que no explican nada, por ejemplo por qué no aparece en el Sistema de Contratación Estatal (Sicoes), ningún registro sobre la contratación o pago de una pericia informática encargada a una fundación de la universidad española de Salamanca.

Los atletas del surfismo olímpico que compiten estos días en Tokio ya quisieran tener las destrezas de Lanchipa para subirse a las olas, mantenerse en ellas por más tiempo que ninguno y no ahogarse en el intento. Pero, desde la perspectiva del poder las habilidades del Fiscal General hacen que sea un personaje peligroso.


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