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Axel Kaiser: “La causa central en la crisis de Chile fue ideológica, la narrativa sobre la desigualdad”

Axel Kaiser habló sobre las características del nuevo gobierno en Chile y las causas sociales, económicas y políticas que condujeron a ese país a una situación de confrontación e incertidumbre sobre su futuro.

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Kaiser es un analista muy respetado a nivel internacional, abogado y doctor en filosofía por la Universidad de Heidelberg, Alemania. Es profesor visitante en la Universidad de Stanford, California, y columnista de los diarios El Financiero y El Mercurio. Autor de varios libros, como “El Chile que viene”, “La fatal ignorancia”, “La miseria del intervencionismo”, “La tiranía de la igualdad”, “El engaño populista” y su más reciente publicación, “El economista callejero”.

“Se venía acumulando cierto malestar por más de una década. La economía chilena tuvo un crecimiento explosivo en los ´90, con aumentos de productividad que llevaron a una mejor calidad de vida de la gente. Pero esto comenzó a ralentizarse, a estancarse, fundamentalmente por un déficit en materia de políticas públicas y económicas para que el país diera el salto al desarrollo en el último tramo que le faltaba”, señaló.

Kaiser dijo que, junto con estas razones materiales, se fue dando “un desprestigio de todas las instituciones, desde la Iglesia Católica hasta las Fuerzas Armadas, Carabineros, el Parlamento que es la institución más desprestigiada, los tribunales de justicia, que son los peor evaluados en todos los países de la OCDE, y también con muchos escándalos que afectaron a la clase empresarial”.

“Así y todo, el éxito de Chile es elocuente y lo reflejan las cifras: la pobreza cayó de un 50% a un 8%, la clase media se multiplicó por tres, la movilidad social es la más alta de los países de la OCDE, el índice de desarrollo humano es el más alto de América Latina y el ingreso per cápita se cuadruplicó. Con la prosperidad hubo también una revolución de las expectativas”, indicó.

Pero el analista remarcó que el elemento central “tuvo que ver con la ideología y la narrativa pública instalada. El diagnóstico de que se requería fomentar la inversión y el crecimiento económico para tener más salarios y oportunidades, donde el Estado juegue un rol limitado, fue reemplazándose cada vez más con un discurso igualitarista y redistributivo. El tema de la desigualdad terminó siendo el veneno que nos liquidó. Se instaló en la narrativa pública como la gran vergüenza de Chile. Pero la desigualdad cayó de manera importante de 1990 al 2015, como lo demuestra el índice Gini”.

“Se instala esta ideología de que el neoliberalismo es el problema y por lo tanto hay que deshacerse de las instituciones de mercado para alcanzar mayores niveles de igualdad. Michelle Bachelet en su segundo gobierno entra con este discurso, que había que pasarle una retroexcavadora a los cimientos del modelo neoliberal. Ella hace una serie de reformas que producen un colapso en la inversión, un estancamiento completo de la economía, que venía creciendo en el primer gobierno de Piñera más de un 5% anual. Con la reforma tributaria de Bachelet cae a menos del 2%. También se abren las puertas a una inmigración muy descontrolada, que produce una competencia muy fuerte en el mercado laboral, sobre todo en los segmentos de menos ingresos y de gente joven. Es uno de los factores que explican que hayan dejado de crecer los salarios”, detalló.

Según Kaiser, se combinó que “ya no hubiera crecimiento económico por las reformas igualitaristas, con el buenismo de no tener una política migratoria ordenada. Todo esto conduce a una creciente frustración. Piñera es elegido presidente el 2018 prometiendo tiempos mejores, su eslogan de campaña, pero fue muy tímido, poco hábil y no tenía mayoría en el Congreso. Fue poco determinado y le termina explotando el país en esta crisis del 2019, donde hubo elementos extranjeros involucrados, una coordinación terrorista para destruir Santiago, también con protestas legítimas de gente que iba a manifestarse a las calles. Ahí es donde se sacrifica la Constitución. Piñera acepta el diagnóstico que venía haciendo la izquierda extrema, de que había que hacer una nueva Constitución, por supuesto para darle el poder a ellos y eventualmente perpetuarse”.

En “El Chile que viene” (2007), el autor ya había anunciado que el país iba encaminado al fracaso y que vendrían estallidos sociales en las calles: “La causa fundamental es el tema ideológico. El sistema económico fue creado bajo un régimen autoritario militar, por los Chicago boys, y se continuó por la Concertación, los gobiernos democráticos que entraron en los ´90 y lo aceptaron por razones prácticas. Pero con el tiempo se instaló esta idea de que el neoliberalismo es el problema. El diagnóstico de la izquierda radical se termina instalando porque la centroizquierda, quienes estaban de acuerdo con administrar este sistema, nunca les hicieron frente y por eso murió la Concertación. Esa coalición muere a manos de una nueva generación que surge en la Universidad de Chile, con Camila Vallejo, Giorgio Jackson y Gabriel Boric, que toman las banderas de la izquierda radical de los ´60 y del populismo chavista, denuncian a la centroizquierda como traidores y plantean en términos utópicos que iban a resolver todos los problemas de Chile, con un sistema socialista o estatista”.

En “La fatal ignorancia”, Kaiser advirtió el error de la derecha de no contestar, sin entender “la importancia de la narrativa y del relato, y de comprar de manera acrítica este diagnóstico de la desigualdad”.

“Ahora estamos en una situación de incertidumbre completa, no sabemos lo que va a pasar. La esperanza es que está creciendo fuertemente la opción de rechazar la nueva Constitución, incluso entre mucha gente de centroizquierda, en el referéndum de salida que tendría que hacerse en septiembre. Las normas que están siendo cristalizadas en ese proyecto son delirantes. Se postula un Congreso unicameral como en Venezuela, con un sistema de cuotas de grupos de interés que favorecería a la izquierda, y se elimina el pago de indemnización por las expropiaciones. Si se aprueba vamos a entrar en una fase de mucho caos, la economía se resentiría todavía más. Ya se han ido entre 25.000 y 50.000 millones de dólares desde el 2019”, detalló.

Finalmente, el analista resaltó la importancia de que haya “voz y presencia en los medios y en las redes de los que creemos realmente en la democracia liberal, con un mensaje que debe ser claro para las mayorías y transmitido con coraje”.


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