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El Covid-19 como acelerador en la economía

Roberto Ortiz Ortiz

Ingeniero comercial con experiencia en rubro financiero y de telecomunicaciones.

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La pandemia no significó una revolución económica como muchos andan comentando, sino más un bien un acelerón a las prácticas que ya se venían implementando muy lentamente. Tal vez uno de los factores más importantes y que, de hecho, le vino como anillo al dedo a la pandemia, fue la digitalización; la pandemia nos demostró que es posible seguir la vida remotamente, desde casa, trabajando de manera incluso más eficiente y compartiendo con los que uno más quiere.

Esto último, por muy sencillo que suene, significó una ventaja competitiva grandiosa para las empresas que supieron adaptarse a esta nueva realidad, como también una catástrofe para que las que no se adaptaron al mundo digital por aferrarse al modelo antiguo de formato presencial. 

Los grandes edificios de oficinas ya no son necesarios por lo que muchos CEOs han tomado la decisión de vender estos activos o dejar de rentarlos; esto genera una enorme ventaja competitiva en costos fijos y permite redistribuir recursos de manera más eficiente. 

Por otro lado, las áreas financieras se han terminado de convencer al fin por los modelos OPEX para concentrarse en el core del negocio. Esto sobre todo en las áreas de distribución, logística y además a digitalización con el uso de tecnología Cloud que libera a las empresas de fuertes inversiones, personal técnico y depreciación de hardware.

Casi que, de manera natural, el usuario o consumidor adoptó la comodidad del mercado digital, el “orden espontáneo” de Adam Smith tomó lugar y obligó a las empresas a repensar sus estrategias comerciales de venta, mejorando su logística de distribución y en muchos casos creando plataformas de E-commerce. 

El nuevo canal de ventas, redes sociales, hoy se ha convertido en el vendedor estrella que junto a un buen diseñador y SEO pueden posicionar un nuevo producto de manera fugaz, dejando atrás cualquier tipo de modelo publicitario del pasado. 

Las grandes industrias por su parte se vieron obligadas a repensar la distancia que implicaba producir en China para luego importar y dejaron de lado el “Offshoring” por un nuevo concepto llamado “Nearshoring” que busca reducir los costes y tiempo de flete al máximo para poder abastecer mucho más rápido la fuerte demanda del consumidor.

No solo la economía sufrió un cambio sino también la política que tuvo que aplicar medidas y regulaciones a muy corto plazo para tratar de paliar los efectos de la pandemia que en primera instancia causaron una recesión económica que significó una fuerte caída del PIB, acompañada de desempleo y mucha deuda pública, no sin mencionar, el tremendo desgaste que significó para muchos gobiernos la implementación de cuarentenas rígidas para sus ciudadanos. 

No obstante, esto dejó la lección de que sin importar si se es de derecha o izquierda, se debe gobernar en armonía con la economía, el medio ambiente y la salud pública; con leyes, o, mejor dicho, reglas de juego claras que no entorpezcan el mercado y protejan tanto al empleado como al empleador.  

En este segundo año de pandemia, se puede ver como los indicadores económicos vuelven a repuntar y a dar esperanzas de crecimiento no solo en la economía sino también en la salud. Los desempleados vuelven a conseguir trabajos incluso de mejor calidad en todo sentido gracias a la reorganización de los mercados tradicionales hacia mercados más digitales y productivos.

Los bancos sufrieron unos meses por la alta mora que generó la pandemia, sin embargo, hoy han recuperado su capital, lo cual genera tasas de interés más bajas que se convierten en nuevos créditos a sectores que antes no eran tomados en cuenta como el digital, cuidando mejor los riesgos de colocación y sobre todo mejorando los incentivos para captación que en el corto plazo pueden generar ahorros y sana inversión privada.

En resumen y siendo positivo, esta pandemia aceleró al mundo convirtiéndolo en un lugar más productivo, eficiente y, sobre todo, más humano. Nos demostró una vez más que el capitalismo, la globalización y la libertad económica fueron, son y serán el único camino que tienen los países para prosperar. 

*La opinión expresada en este artículo es responsabilidad exclusiva del autor y no representa necesariamente la posición oficial de Publico.bo


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Roberto Ortiz Ortiz

Ingeniero comercial con experiencia en rubro financiero y de telecomunicaciones.

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