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José Gabriel Espinoza: “Las previsiones económicas internacionales se revisaron a la baja”

José Gabriel Espinoza habló sobre la perspectiva de crecimiento económico a nivel internacional, el análisis de la inflación impulsada por la demanda masiva y la evaluación de la llamada “economía de la escasez”, debida a la disrupción logística a nivel mundial.

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Espinoza tiene una maestría en desarrollo económico y ha sido director del Banco Central de Bolivia. Es asesor de varias organizaciones empresariales, además de autor de distintos libros sobre materia económica.

“En general, todas las perspectivas para 2022 se han revisado a la baja. No solamente por Ómicron, sino por una serie de problemas que no estábamos esperando. La inflación ha vuelto a ser parte del léxico de los economistas a nivel mundial, por un exceso de consumo. La gente ha salido a consumir de manera extraordinaria, apoyada en ayudas que los gobiernos han dado por el lado fiscal y el monetario. Esto ha generado estrés en las cadenas productivas, desabastecimientos e incrementos en costos de muchos bienes”, señaló.

Al mismo tiempo, el economista indicó que los países en vías de desarrollo no han podido seguir el ritmo en cuanto a las ayudas para reactivar, y en muchos casos la vacunación no ha avanzado como se hubiera querido: “Estados Unidos y Europa tienen tasas de vacunación entre 70 y 75%, mientras que en Centroamérica hay tasas del 15%”.

“En Estados Unidos, una gran cantidad del dinero destinado a las familias se utilizó para gastos de consumo en vez de invertir o ahorrar, impulsando la demanda. Además, se vio que es fácil cerrar la economía, pero la reapertura cuesta demasiado y hay un retraso en la oferta. La Reserva Federal ya no habla de inflación transitoria, porque los precios altos se van a quedar por lo menos en el 2022”, precisó.

Espinoza dijo que se están viendo comportamientos disociados, con “gobiernos que empezarán a retirar paquetes de estímulo y a aplicar medidas contractivas. Con las medidas clásicas para frenar la inflación vendrá una contracción del crecimiento. Veremos gobiernos con un menú amplio de herramientas y otros más a merced de las condiciones externas”.

Para Bolivia, opinó que el 2022 será positivo en cuanto a los precios de las materias primas, que están llegando a niveles altos no alcanzados desde el 2007 y 2008, pero “con menor producción no sólo en hidrocarburos, sino también en el caso de la minería, donde se han agotado los yacimientos con mayor productividad, porque la exploración ha sido prácticamente nula en los últimos años. Entonces, hay una menor posibilidad de aprovechar los precios altos. En cambio, en la agroindustria y en la carne hay un desempeño muy bueno, por las condiciones llevadas adelante por el sector privado, que ha invertido en tecnología. Esto permite sostener la economía de mejor manera”.

Sin embargo, señaló que hay “factores negativos como el contrabando”, a raíz de las devaluaciones en los países vecinos, generando una entrada de productos “sumamente baratos, que están reemplazando el consumo de productos nacionales de las familias bolivianas”. Otro problema sería el encarecimiento de las importaciones de combustibles, con lo que el balance a fin de año en materia de ingresos y egresos por hidrocarburos “puede terminar en un neto cercano a cero”.

El experto también remarcó las dificultades en la atracción de inversión extranjera al país, que se limita a la reinversión de utilidades, “sin la llegada de recursos frescos como en los 90 o a principios de los 2000”. “El tema normativo no ayuda. En Bolivia es demasiado restrictivo y nos vuelve poco atractivos en comparación a Paraguay o Uruguay”, añadió.

Sobre las perspectivas para el financiamiento externo, dijo que si bien el Presupuesto General del Estado estima unos 5.000 millones de dólares en crédito del exterior, “el año pasado se estimaba algo similar, pero al final de la gestión sólo se ejecutaron 1.100 millones de dólares”.

Espinoza subrayó que si el gobierno da buenas señales al sector privado en el primer semestre podrían mejorar las posibilidades de captar crédito externo: “si no, seguiremos sosteniendo la economía con financiamiento interno”.

“Han salido capitales de Chile, Perú, Argentina y Colombia por la inestabilidad política. En Argentina hay una difícil renegociación de la deuda. Todo esto impacta sobre nuestra economía. Si los capitales no llegan a Argentina o Brasil, difícilmente lo harán a Bolivia, que suele ser una opción de rebalse”, concluyó.


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