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Por José Francisco Cuevas1
El derecho de propiedad es algo que la actual Constituyente chilena quiere destruir de alguna manera, sin importar los negativos efectos que tiene debilitar el derecho de propiedad para el orden social y la convivencia, establecer los derechos de propiedad, es lo que nos permite convivir en paz y no estar en un Estado de guerra permanente.
Quizás quien mejor plantea este punto es John Locke, quien claramente determina que la propiedad se adquiere a través del fruto del trabajo y no puede llegar otro individuo, quien no ha dedicado trabajo y tiempo a apropiarse de la propiedad de otro.
Por ejemplo quien dedicó tiempo y trabajo en recolectar las naranjas de un árbol adquiere la propiedad de las naranjas que pudo recolectar y precisamente para garantizar esta propiedad es que los hombres forman gobiernos. Lo mismo pasaría con la marca de un ganado y es este derecho tan fundamental el que nos permite vivir en paz y no en la ley de la selva.
La propiedad es nuestro cuerpo, pensamientos y, por supuesto nuestros bienes. Y el derecho de propiedad tiene una directa relación con la responsabilidad, ya que al ser dueño de algo debo preocuparme de que esta propiedad no lesione a terceros, y de hacerlo tendré que asumir las consecuencias.
Si todos los bienes fueran públicos y todo fuera de todos pero también de nadie, la famosa tragedia de los comunes, nadie se preocuparía de la mantención de una plaza, un auto, una mascota, ya que siempre sin derechos de propiedad asignados, el ser humano esperaría que otro asumiera la responsabilidad de esta propiedad colectiva y así, el resultado será que la plaza será vandalizada y no tendrá nunca más pasto, el auto será robado y la mascota morirá de inanición.
Ahora han comenzado a generalizarse las tomas en Chile. Una persona que sale de vacaciones puede dejar su casa amoblada y un tercero, haciendo un acto completamente ilícito, toma la posesión de la propiedad de otro, sin haber dedicado ni tiempo ni trabajo a esa casa. Es decir, roba el fruto del trabajo de otro.
Imaginemos vivir sin propiedad. Usted podría ir al trabajo en su auto y bajarse a revisar una rueda y otro individuo tomar su auto y llevárselo. En el metro o en la micro, no podría llevar una maleta o mochila sin correr el peligro de que otro lo tome y se lo quite, también podría encontrar a su vecino acostado en su cama o sacando su comida de su refrigerador, ya nada sería suyo, ahora todo sería de todos y de nadie.
Claramente en esta sociedad sin propiedad deberíamos estar en estado de guerra y armados para cuidar y resguardar nuestra propiedad. Si no existe una ley que garantice que no hayan portonazos, robos, asaltos y tomas volveremos a la época de las cavernas. Al parecer la Constituyente chilena plantea un viaje social, económico y político a la prehistoria.
Este artículo fue publicado originalmente en panampost.com el 29 de marzo de 2022.
*La opinión expresada en este artículo es responsabilidad exclusiva del autor y no representa necesariamente la posición oficial de Publico.bo