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Por Alejandro A. Tagliavini1
Quizás el primer síntoma de la guerra en Ucrania -infame como toda guerra- fue el desplome general de las bolsas salvo pocas excepciones de países que se ven alejados del conflicto -por razones geográficas o de neutralidad- y, por cierto, las rusas suspendidas tras caídas estrepitosas demostrando que “el que las hace las paga” y no necesita otro castigo que sus propias acciones.
Con respecto al comercio internacional, este conflicto y las sanciones generan complicaciones para el abastecimiento de bienes en general y de commodities en particular, repercutiendo en una escalada de los precios internacionales, como el gas y el petróleo que ya supera los USD 115 por barril. En general, para los países desarrollados la disparada de los commodities agrícolas y energéticos tiene consecuencias negativas dado el fuerte aumento en los costos, particularmente de la energía que va camino de alcanzar los niveles más altos de la historia.
Por cierto, muchos analistas, de esos que confunden inflación con aumento del IPC, están preocupados porque esto generará mayores dificultades para “reducir la tasa de inflación justo en el momento en el que los bancos centrales del mundo se disponían a pelear contra este fenómeno de manera más decidida” (¿?). Como si las autoridades monetarias pudieran hacer algo o tuvieran algo que ver en el acomodamiento natural de los precios debido a variaciones en el mercado.
En fin, sea como sea, para el caso de Argentina, cálculos preliminares publicados por Invecq estarían indicando que, con relación a las exportaciones agroindustriales del 2021, y a pesar de la sequía, el valor de este año podría incrementarse en aproximadamente USD 3.000 M. Pero, simultáneamente, la mayor demanda de importaciones energéticas (y de fertilizantes que también son derivados del gas) y a valores significativamente más altos que los del año pasado también implicaría un salto de las importaciones por USD 3.000 M.
Es decir, que el intercambio comercial quedaría equilibrado, pero hay que contar con que la economía global seguramente caerá, irónicamente, no por las acciones militares en sí mismas que, al menos de momento, están circunscriptas a un lugar geográfico limitado y relativamente pequeño, sino por las sanciones a Rusia que destruyen, como toda violencia, en este caso la represión policial a muchos bienes y actividades relacionadas con los rusos. La magnitud de estas consecuencias dependerá de la prolongación y la evolución del conflicto.
Ahora, EE.UU. está utilizando el poder económico de que dispone para aislar a Rusia lo que tendrá un efecto boomerang, entre otras cosas, se aceleraran los esfuerzos para esquivar al dólar (USD) buscando otras opciones y reduciendo las reservas internacionales en esa moneda.
Los gobiernos del G7 y de la Unión Europea bloquearon el acceso de ciertos bancos rusos al sistema de pago internacional SWIFT y también fueron un paso más allá al paralizar alrededor de la mitad de las reservas de oro y moneda extranjera del banco central ruso por un valor de USD 630.000 M. Al hacerlo, Occidente ha socavado la capacidad de Moscú para defender el rublo, que llegó a perder hasta una cuarta parte de su valor en pocos días, y la capacidad de recapitalizar a los bancos sancionados cuando se enfrenten a corridas bancarias. Con la pérdida de acceso de Rusia a sus reservas de divisas, se ha enviado un mensaje a todos los países de que no pueden contar con que estas reservas de dinero sean realmente suyas en caso de tensión lección que, hace pocos meses, aprendieron por ejemplo los talibanes en Afganistán.
«La mayoría de las reservas de divisas que existen hoy en el mundo son formas de dinero interno, es decir, son el pasivo de alguien», explica Zoltan Pozsar, experto de Credit Suisse. «Tanto si tienes la deuda soberana de un país, como si mantienes un depósito en un banco central de un país extranjero, o si mantienes depósitos en instituciones financieras occidentales, todas estas son formas de dinero interno que no controlas. Alguien te lo debe. Y estas cosas pueden ser sancionadas», continúa Pozsar.
Anticipando esto, desde la anexión de Crimea en 2014, el banco central de Rusia se ha ido desprendiendo constantemente de sus reservas de la mayoría de los activos en USD:
Rusia, ha estado rotando febrilmente sus reservas en USD, incluyendo la eliminación de todos sus bonos del Tesoro de EE. UU. y acumulando una reserva récord de oro en el proceso. Hoy el Banco de Rusia tiene más oro que depósitos en bancos centrales extranjeros:
Aunque el dólar, el euro y la libra esterlina todavía representan más del 50% de sus tenencias, ubicadas en Francia, Alemania, Japón, Gran Bretaña, EE.UU., Canadá y Australia:
Como resultado, y luego de la congelación dramática de los activos en el extranjero del banco central ruso, algunos se preguntaron por qué los países acumulan reservas de divisas y, en términos más generales, si la respuesta occidental sin precedentes a Rusia no ha puesto en peligro el estatus de la reserva de USD. Por cierto, China tendrá como prioridad no necesitar ningún dólar antes de ir por Taiwán, lo que puede ser un buen observatorio para anticipar las intenciones chinas.
Es un problema potencialmente enorme para los mercados mundiales dado que las reservas de divisas extranjeras (FX) de los bancos centrales totalizaron un récord de USD 12,83 B a finales del 2021, un aumento de 11 B en los últimos 20 años. Este dinero se mantiene principalmente en letras y bonos del gobierno de EE.UU. y Europa; el USD todavía representa casi el 60% de eso y el euro alrededor del 20%:
En cualquier caso, esto podría llevar a que los bancos centrales decidan tener menos reservas encareciendo el precio del dinero lo que impactaría, en primera instancia, sobre todo en los más pobres, en los emergentes.
Obviamente, el oro es el candidato clásico para escapar a la incertidumbre tanto de los bancos centrales como de los individuos, aunque, como señala Bloomberg, en principio existe una cantidad limitada disponible, pero todo lo que tendría que suceder es que el metal precioso se revalúe para que valga mucho más.
Ahora, algunos analistas recuerdan que, en ese momento, el gobierno de EE.UU. puede simplemente confiscar todo el oro físico existente y devaluar el dólar en su contra. Esto a algunos les parece una enormidad, sin embargo, en 1933 Roosevelt firmo la Orden Ejecutiva 6102 que prohibía la acumulación privada de oro amonedado, en bruto, o en certificados y obligaba a los ciudadanos a entregar a la Reserva Federal (Fed) todo el oro del que dispusieran; a cambio recibirían USD 20,67 por onza troy.
Así, el gobierno -que aún utilizaba el patrón oro- se hizo de grandes cantidades del metal y elevó el valor de intercambio a USD 35 por onza troy precio que continuó vigente hasta 1971 cuando Nixon declaró el fin de la convertibilidad, abandonando así definitivamente el patrón oro. Las limitaciones a la posesión de este metal en EE.UU. quedaron derogadas en 1974.
Es más, algunos analistas son muy drásticos y, como ven muy improbable que la Fed comience a comprar oro en el mercado abierto estiman que, así como la atención ahora se está centrando en «regular» (léase prohibir) las criptomonedas con la excusa de “evitar que los oligarcas rusos las usen para eludir las sanciones”, es lógico pensar que el próximo paso, a medida que el sistema fiduciario continúa su camino hacia la desintegración terminal -dada la astronómica emisión récord-, será una confiscación de todos los metales preciosos.
El caso de Moscú puede servir para que China termine de conformar una alternativa mundial al dólar. La exclusión de algunos bancos rusos del sistema de pagos interbancarios SWIFT puede acabar siendo prueba de ello. Los rusos están haciendo valer su sistema, el SPFS (Sistema para la Transferencia de Mensajes Financieros) pero su alcance es bastante local. Por eso cobra fuerza la hipótesis de que el país se vuelque al sistema chino, el CIPS (Chinese International Payments System).
Pero mientras el 40% de los pagos internacionales sean en USD, el CIPS -cuya cuota es del 3%- no puede ser una alternativa global. Es ahí donde entra en escena el yuan digital. Pese a que ahora mismo está diseñado sobre todo para los pagos minoristas nacionales, el token está preparado para su uso transfronterizo, lo que le otorga un gran potencial.
Si una empresa o un particular chino se viera amenazado por no poder enviar dinero al extranjero porque SWIFT no transmitiera sus instrucciones, siempre se podría convencer a un intermediario de un país amigo para que aceptara el yuan digital y reenviara un pago en stablecoins en USD a la contraparte del comprador chino en el exterior. El intermediario no se enfrenta a ningún riesgo porque está negociando con dinero soberano, respaldado por los contribuyentes de China, hoy la segunda economía más grande del mundo.
Es decir, que las criptomonedas -con toda la inestabilidad propia de un mundo nuevo y todavía incipiente- se presentan cada vez más como una alternativa de paz, es decir, de evadir las sanciones y acciones violentas de los gobiernos que poco pueden hacer en controlarlas, pueden eventualmente controlar a las personas que las utilicen, pero no a las criptomonedas en sí mismas.
Y dentro del mundo digital, claro, explota el metaverso potenciado ahora por el 5G que, según Bloomberg Intelligence, alcanzará los USD 800.000 M en 2024. En este mundo virtual, primero Facebook y después Microsoft, Google, Apple o Nvidia han decidido apostar fuerte. En el caso de Facebook, se trata de un universo digital que pretende servir para trabajar, divertirse y relacionarse. Para ello, dispone de avatares personalizables de realidad virtual y aumentada. Y en lugar de dinero fiduciario, se usarán criptomonedas para realizar pagos.
La gestora Fidelity International sostiene que «las alusiones al metaverso, en las reuniones de directorio de las empresas, se han incrementado a un ritmo mucho más rápido que el de tendencias tecnológicas anteriores»:
De modo que, a la hora de apostar por el futuro, conviene ver a las empresas que forman parte del metaverso, un ecosistema muy amplio con una gran cantidad de compañías de distintos ámbitos:
Compañías como Nvidia alimentarán el metaverso gracias a su capacidad de procesamiento gráfico. Amazon tendrá mucho que aportar desde su servicio en la nube, Amazon Web Services. Mientras que Disney es otra de las compañías que ha anunciado que invertirá en desarrollar su propia realidad virtual con un enfoque en «parques temáticos». Roblox ha creado su particular metaverso y Nike está utilizando esta tecnología como palanca para desarrollar Nikeland, un mundo virtual para ejercitarse a través de un avatar personalizado.
Los fondos de inversión en tecnología y mega tendencias, son una buena vía para adentrarse en este mundo cada vez mayor del metaverso, blockchain y big data. Entre otros, destacan productos financieros de gestoras internacionales como BNY Mellon Blockchain Innovation Fund, Echiquier Artificial Intelligence o EdR Fund Big Data.
1Asesor Senior en The Cedar Portfolio y miembro del Consejo Asesor del Center on Global Prosperity, de Oakland, California
Este artículo fue publicado originalmente en eldiarioexterior.com el 11 de marzo de 2022.
*La opinión expresada en este artículo es responsabilidad exclusiva del autor y no representa necesariamente la posición oficial de Publico.bo