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Leyendo la letra chica

Pablo Mendieta Ossio

Economista en el campo de políticas públicas

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La Unidad de Inteligencia de la revista The Economist (EIU por sus iniciales en inglés) publicó el reporte “Las perspectivas para Latinoamérica en medio de la guerra de Ucrania” donde califica a los países latinoamericanos según su vulnerabilidad a este evento; y nuestro país se sitúa como el menos susceptible.

Suena alentador, pero hay que tomarlo con cuidado porque “la letra chica” del reporte referida a Bolivia contiene argumentos que es importante analizarlos.

Una traducción libre dice que “En Bolivia, por ejemplo, ya estaba claro a fines del año pasado que el auge del precio del gas no solo impulsaría un crecimiento mucho más rápido, sino que alteraría por completo la perspectiva de la política económica, lo que permitiría a las autoridades evitar los ajustes fiscales y monetarios pendientes (y políticamente difíciles) necesarios para evitar una crisis de balanza de pagos.”

En sencillo la primera parte dice que un precio más alto del gas implicaría más crecimiento del país en el corto plazo.

Según los análisis de expertos internacionales en el tema tanto conceptuales como aplicados, el aumento de los precios de exportación induciría a que aumente la inversión en el sector de exportación, lo cual llevaría a su vez a mayor actividad económica. Esa sería la explicación e la relación entre precios de exportación y crecimiento.

En nuestro caso, equivaldría a decir que el alza del precio del gas induciría a incrementar la exploración de hidrocarburos, a concretar las inversiones necesarias para su explotación y luego proceder a extraer los hidrocarburos. El problema es que esto implica varios años y no el corto plazo como lo sugiere el reporte.

Por tanto, no parece razonable para los hidrocarburos en Bolivia. Sería más plausible para los productos agroindustriales como la soya y derivados, donde se podría promover rápidamente más inversión y, por ende, mayor crecimiento con incentivos correctos.

Un análisis interno en el Centro Boliviano de Economía (CEBEC), el cual integro, indica que el alza de los precios repercutiría en al menos USD500 millones más en la balanza comercial, pero por productos oleaginosos y auríferos; no así en hidrocarburos ya que no implica una entrada neta de divisas por las importaciones de combustible.

La explicación de que mayor precio del gas generaría más crecimiento no es correcta. De hecho, la producción de hidrocarburos cayó 7% en el primer bimestre y no existen perspectivas de alza en el corto plazo.

Los USD500 millones aliviarían parcialmente la necesidad de recursos externos que tendría el país este año, una cifra que podría ser el cuádruple que lo mencionado.

Es decir, requeriremos otras fuentes adicionales de divisas que incluyen: remesas de trabajadores bolivianos en el extranjero, inversión extranjera directa, ingresos por la llegada de turistas desde el extranjero, mayor endeudamiento desde el exterior y menor contrabando.

Si el resto del razonamiento de EIU citado es correcto, una menor entrada de divisas induciría a tomar medidas de política económica dolorosas pero necesarias para mantener sin sobresaltos a la economía respecto a sus necesidades de divisas.

¿Qué tipo de ajustes? Según EIU se requerirían ajustes fiscales (esto es, menor gasto y/o mayor ingreso) y monetarios (menor financiamiento del banco central al gobierno general).

De acuerdo con EIU nuestras principales debilidades son el riesgo regulatorio, la deuda pública y la inestabilidad política. Excepto por el segundo, que es inexacto porque Bolivia todavía puede prestarse del exterior (aunque a tasas de interés más altas), los otros riesgos merecen atención, ya que el país no se beneficiará de la actual coyuntura con trabas regulatorias e incertidumbre política.

Si queremos evitar medidas desesperadas y contraproducentes tendremos que incentivar la mayor entrada de divisas promoviendo principalmente la producción y el empleo de los rubros de exportación.

Así se hará realidad el argumento de EIU de que Bolivia es (en potencia) el menos vulnerable.

*La opinión expresada en este artículo es responsabilidad exclusiva del autor y no representa necesariamente la posición oficial de Publico.bo


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Pablo Mendieta Ossio

Economista en el campo de políticas públicas

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