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Jemio es uno de los economistas bolivianos más destacados. Se formó en ingeniería comercial en la Universidad de Chile, tiene un máster en política económica y un doctorado en desarrollo económico por el Instituto de Estudios Sociales Erasmus de La Haya. Ha sido ministro de hacienda y ejerció la dirección ejecutiva de UDAPE (Unidad de Análisis de Políticas Económicas) y del INE (Instituto Nacional de Estadística). Trabajó en los principales organismos multilaterales vinculados al área económica, como el Banco Mundial, el PNUD, la CEPAL y el BID.
“Estamos en un periodo de recuperación, después de los devastadores efectos de la pandemia del año pasado, que llevó a una caída importante en los niveles de producción. Desde el segundo semestre del año pasado empezó una recuperación parcial en algunos sectores y este año seguimos en esa tendencia, volviendo a los niveles previos a la caída. Es un rebote más que un crecimiento”, señaló.
Jemio dijo que deben implementarse, por una parte, medidas de corto plazo para problemas de coyuntura, y por otro lado medidas estructurales necesarias para enmarcar la economía en un crecimiento de largo plazo.
Entre las primeras, subrayó la necesidad de abordar el déficit fiscal, “complicado desde el 2014 y que el año pasado con la pandemia llegó al 12%. No es sostenible y ha llevado al aumento de la deuda y a la caída de las reservas internacionales”.
“El sector público en algún momento tendrá que ajustarse a su nueva realidad financiera y darle al sector privado un rol mucho más protagónico. Hay que racionalizar el gasto y la inversión pública, para hacerlos más eficientes. Y los proyectos de infraestructura se pueden apalancar con recursos de asociaciones público-privadas”, precisó.
Sobre el sector externo, destacó que hay expectativas por la recuperación de precios internacionales de las materias primas y que “hay mucha gente que incluso habla de un segundo superciclo. Eso dependerá de lo que pasa con la economía china, europea y de los Estados Unidos”.
Sin embargo, aclaró que en Bolivia “pocos sectores tienen capacidad para aumentar volúmenes de exportación”, como en el caso de la agroindustria. “En minería e hidrocarburos no han habido nuevos proyectos de inversión”, lo que limitaría las perspectivas de estos sectores.
“En gran medida, la bonanza no se aprovechó como se debería, algo se hizo mal para desaprovechar esa ventana de oportunidad”, concluyó.
