La pugna política interna, el poder de los cocaleros y los millones que recauda el MAS bajo la lupa de tres periódicos
Lo editoriales de El Deber y Página Siete, y el trabajo de reportería de Los Tiempos.
Escucha la noticia
El poder político cocalero – El Deber
“Es tan grande el poder de los cocaleros de Chapare en el país que no toleran que uno de los ministros de su partido diga que hay diputados que se enriquecen con la coca”. Así comienza el editorial de este jueves de El Deber que aborda la presión política que surgió desde el trópico cochabambino a la administración de Luis Arce con el anuncio de interpelación al ministro Eduardo del Castillo, quien, pese a las disculpas públicas y a las explicaciones internas, es considerado por Morales y los cocaleros chapareños como un operador político de la derecha sometido a la DEA y que actúa con un plan para dividir al MAS.
El editorial reseña que, tras el pronunciamiento de las seis federaciones del trópico de Cochabamba, el Ministro de Gobierno salió a aclarar que se refirió a un diputado de los Yungas y a negar vínculos con la DEA, ya que ”hace más de una década que no existe ningún tipo de coordinación con el organismo antidroga de Estados Unidos”. “Después, Del Castillo se reunió dos horas en un encuentro reservado con legisladores del MAS, donde les dio una amplia explicación de sus expresiones. Al finalizar la reunión, el jefe de bancada del MAS, Gualberto Arispe, dijo que tras evaluar los informes del ministro, senadores y diputados de su partido decidieron interpelarlo, porque la explicación no fue satisfactoria”.
Para El Deber el incidente con Del Castillo es una de las facetas de las evidentes pugnas internas en el partido de gobierno, al extremo que el presidente Luis Arce y el vicepresidente David Choquehuanca salieron a pedir que se mantenga la unidad en el masismo. “Si no hay un acuerdo interno, las pugnas terminarán por demostrar quién tiene más fuerza en el partido de gobierno: si Evo Morales, los cocaleros de Chapare y sus legisladores, o el presidente Luis Arce y su equipo de ministros. Hasta aquí, los hechos han venido mostrando que el poder no está en la silla, sino detrás de ella. Habrá que ver si en este caso también se confirma”, concluye el editorial.
Con Evo en el trópico, esta zona concentra más poder de decisión – Los Tiempos
“Si bien el trópico de Cochabamba ya acumuló poder político durante los 14 años del gobierno de Evo Morales, cuando éste dejó la presidencia y se atrincheró en esa zona, su influencia creció aún más. Tanto así que se ha convertido en un epicentro de toma de decisiones dentro el Movimiento Al Socialismo e incluso del propio gobierno de Luis Arce”, es la conclusión del periodista Wilson Aguilar del diario Los Tiempos después de hablar con políticos y analistas. “Además del poder político, el trópico es una zona privilegiada para la inversión estatal. Se calcula que en los últimos años se destinó 1.500 millones de dólares en obras de infraestructura”, agrega su nota informativa.
Para sustentar que el poder se concentra en el Chapare, Aguilar anota que en diciembre de 2021, el líder de los cocaleros concentró a los dirigentes y militantes del MAS para evaluar la gestión de Arce en una reunión en Eterazama, desde donde recomendó al Presidente hacer cambios en su gabinete para que tenga ministros que lo defiendan. “Pese a las sugerencias de Morales, el presidente Arce decidió mantener a su equipo de colaboradores. Para comunicar esta decisión, el mandatario viajó al Chapare, oportunidad en la que se reunió con dirigentes cocaleros, no participó Morales porque se encontraba de viaje en Paraguay”, rememora el corresponsal de Los Tiempos en La Paz.
El periodista recabó la opinión del analista Pedro Portugal sobre la pugna interna que puede terminar afectando a la administración de Arce porque a Morales le incomoda que exista un gobierno de su propio partido en la actualidad y no quiere el éxito de esa gestión. “Parece que el principal problema para la estabilidad del gobierno y del MAS será el propio expresidente Evo Morales”, dijo Portugal antes de señalar que “hay una obsesión personal de Morales de querer volver al poder y eso se constituye en un verdadero problema para el gobierno de Luis Arce”.
La bonanza del MAS – Página Siete
El editorial de este jueves del diario afirma que “el MAS es un partido de arcas llenas” y basa su afirmación en proyecciones realizadas por ese medio que dan cuenta que Evo Morales lidera una organización política que recauda anualmente de los funcionarios públicos del país 21.000.000 de bolivianos, un poco más de 3.000.000 de dólares, de acuerdo a la siguiente escala dispuesta por el estatuto masista: quienes ganan más de 20 mil bolivianos deben aportar el 3% de sus salarios, los que ganan más de 10 mil deben entregar el 2% y quienes perciben menos de 10 mil bolivianos deben dar el 1% cada mes.
Por eso, para Página Siete resulta extraño que el MAS haya decidido incrementar sus ingresos disponiendo un aporte extraordinario para financiar la inscripción de nuevos militantes. “… autoridades electas de ese partido deberán aportar otros 20 mil bolivianos por cada nivel estatal y por cada departamento (…). deben entregar 20 mil bolivianos la bancada departamental del MAS, el gobernador y los asambleístas, los alcaldes y concejales y las instituciones presididas por el oficialismo, haciendo un total de 80 mil bolivianos por cada departamento”, explica el diario paceño.
Por si fuera poco, recuerda el editorial, el MAS es el partido que más cantidad de recursos recibe mediante el financiamiento estatal. Tomando en cuenta las quejas de los funcionarios públicos por los descuentos obligatorios, Página Siete pide que Morales y la dirigencia partidaria garanticen transparencia y rindan cuentas al menos una vez al año, como establecen las normas y el propio estatuto del MAS. “La Ley de Organizaciones Políticas prohíbe que los superiores obliguen a sus subalternos a hacer aportes partidarios, pero es también sabido que justamente ese es el método utilizado en las instituciones públicas para hacer las cobranzas”, finaliza el editorial.