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Optimismo y reflexión ante la pandemia; preocupación por el microtráfico: los editoriales de importantes diarios bolivianos

Resumen de los editoriales de los diarios Página Siete, Los Tiempos y El Deber.

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Hay esperanza, dos años después – Página Siete

Al cumplirse exactamente dos años de la llegada del Covid-19 a Bolivia, el editorial del diario paceño de este jueves analiza con tono optimista la enfermedad que causó miedo e incertidumbre en el país, a partir de aquel 10 de marzo de 2020. “Recordar que ya pasaron dos años desde que el coronavirus llegó a Bolivia sólo puede provocarnos un hondo suspiro de alivio y un profundo sentimiento de esperanza”, afirma Página Siete que advirtiendo que la pandemia no ha terminado, agrega que “lo cierto es que hoy estamos mejor que antes”.

Después de recordar que “el drama sanitario se convirtió, también, en una crisis económica” con la aplicación de “cuarentenas rígidas que nos encerraron en casa, nos privaron de nuestros ingresos para vivir”, el editorial del periódico de La Paz sostiene: “Si bien el país no ha podido superar sus precariedades en salud y prueba de ello es que, ante la llegada de nuevas olas, los centros de salud vuelven a colapsar, ahora existen más recursos y el personal sanitario está más preparado para enfrentar las emergencias”.

El editorial destaca la recuperación de la economía del país. “Una vez que lleguemos al nivel en el que estábamos en 2019, podremos volver a crecer”, afirma. Y también relieva el retorno de los alumnos a las aulas, aunque “más lento que el regreso a las fiestas, entradas folklóricas, partidos de fútbol y otros eventos de distensión”. “Algunos países empiezan a quitarse los barbijos y, cuando la normalidad se asomaba, un virus ruso empezó a matar gente en Ucrania y sus efectos ya empiezan a sentirse en esta parte del mundo”, finaliza el editorial.

Dos años de pandemia – Los Tiempos

Además de la publicación de un especial sobre la pandemia y sus dos años en Bolivia, el editorial de Los Tiempos reflexiona sobre un período que ha cambiado radicalmente nuestras vidas. “Hemos constatado la relación directamente proporcional entre el desenvolvimiento normal de la economía y el buen estado de salud de la población; no hay una economía regular –menos una que sea vigorosa– si las personas están enfermas o bajo riesgo permanente de contagio”, afirma el editorial de diario cochabambino.

“La inermidad ante el virus cambió ostensiblemente nuestras vidas: el trabajo, la educación y las normas de trato social ya no son las mismas que antes de la pandemia. Aquello que conocimos como vida normal puede que sea un nostálgico recuerdo”, agrega el editorial. Cuestiona la falta de una estrategia efectiva del Gobierno en cuanto a la vacunación, a fin de que permita transformar la pandemia en una enfermedad estacional como la gripe y la corrupción en las compras directas de respiradores, en el gobierno transitorio, o de ambulancias, en actual gestión departamental de Potosí, todo esto en tiempos de pandemia.

“Pero sobre todo hemos cambiado debido al dolor que sentimos por la partida de seres queridos”, reflexiona Los Tiempos a propósito de los 2.470 proyectos de vida que quedaron truncados por el Covid-19, sobre todo de médicos y personal sanitario que ofrendaron sus vidas por el prójimo en la primera línea del combate contra el virus. “Si no nos conmueve esa fragilidad y si no ayudamos al otro, que nos necesita, habremos aprendido poco de estos aciagos dos años de pandemia; si, en cambio, valoramos más a las personas que nos rodean, ese tiempo no habrá transcurrido en vano”, concluye el editorial de Los Tiempos.

Microtráfico de drogas, ahora en casa – El Deber

El editorial de este jueves del influyente diario cruceño se aboca a la detención del clan familiar dirigido por Paola Pérez Ledezma de 32 años, dedicado a la venta de droga al raleo, que operaba desde licorerías y tiendas de barrio en Satélite Norte, en el municipio de Warnes. “El operativo permitió destapar uno de los graves problemas que implica ser un país productor de cocaína y es el consumo local, que existe en todas las ciudades bolivianas, aunque nadie dice ni hace nada por desbaratar ese negocio ilegal”, advierte.

El Deber menciona varios detalles relacionados con la organización de la ‘reina del microtráfico’. Se allanaron cinco viviendas donde se encontraron envasadas en pequeñas bolsas de nylon grandes cantidades de cocaína y marihuana, pastillas alucinógenas que se consumen en fiestas de jóvenes y armas de fuego. Se detuvo a cinco personas, entre ellas la hermana y la madre de Paola Pérez. Su hermana fue detenida por segunda vez, ya que estuvo recluida en Palmasola, pero fue beneficiada por la justicia que le otorgó libertad. Otro detalle importante es que Paola Pérez no podía ser detenida porque le alertaban cuando se iban a producir operativos antidrogas en su contra.

“Hay sospechas de una supuesta protección que recibiría el clan familiar desde la Policía”, afirma El Deber sobre la base de datos que dan cuenta que supuestos policías son quienes proveen la droga al clan, que la actual pareja de Paola Pérez sería un policía activo con quien construyó una casa en Satélite Norte y que el 26 de febrero, al día siguiente de los operativos, los policías asignados al caso fueron separados por órdenes superiores ya que se descubrió que los letreros de “Incautado por Ley 1.008” que se pintaron en las viviendas allanadas fueron borrados y en al menos tres casas clausuradas continuaba la venta de la droga.

El editorial recuerda que el microtráfico o el consumo al raleo suele ser identificado como uno de los orígenes del narcotráfico: si alguien produce droga, es porque otro la consume. “Eso suele decirse cuando las autoridades quieren culpar a los grandes países consumidores como Estados Unidos de la droga que se produce en Bolivia”, afirma con ironía. “Ahora el problema lo tenemos dentro: siempre fue así, pero pocas veces se consiguen evidencias como en este caso”, sostiene El Deber y señala que las autoridades ya no pueden ignorar esta realidad que hunde a los jóvenes en la adicción y provoca que comentan delitos mayores para seguir comprando estupefacientes.


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