Antes de las elecciones en Argentina: Fernández en desventaja
Tras la abrupta derrota en las primarias, el Gobierno puede volver a caer este domingo y perder el control del Congreso. Si eso ocurre, ¿la gobernabilidad vuelve a estar en duda dentro de la coalición peronista-kirchnerista? Mientras, en la oposición asoman discursos más extremos.
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Por: Martín Torino1
El gobierno argentino podría recibir un segundo tropezón en las elecciones legislativas de este domingo, tal como marcan las encuestas. En ese caso, asomarán las dudas sobre cómo continúa la gobernabilidad entre el mandatario peronista Alberto Fernández y la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, que representa sectores más progresistas. Por otro lado, los comicios abren la incógnita de si la oposición se polarizará hacia discursos más extremos.
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Apenas dos meses atrás, la sociedad rechazó en las urnas la gestión de Alberto Fernández. Perdió en 17 de los 24 distritos. Ese malhumor social, tal como midieron las últimas encuestas, no parece haber cambiado. La confianza en el Gobierno tocó su punto más bajo en octubre, según un informe de la Universidad Di Tella. Incluso, peor aún que durante la presidencia de Mauricio Macri (2015-2019).
Si el Frente de Todos pierde este domingo, la siguiente pregunta será por cuánto. Es que el presidente Alberto Fernández y la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner podrían perder el control de ambas Cámaras del Congreso. Si ello ocurre, el oficialismo quedaría debilitado por fuera y también por dentro, porque las tensiones internas asoman luego de los traspiés electorales.
La derrota en las primarias del 12 de septiembre dejó en evidencia las diferencias entre el presidente y la vicepresidenta. La expresidenta Cristina Fernández de Kirchner (2007-2015) le enrostró públicamente errores al jefe de Estado y hasta lo presionó para que renovara su gabinete. Si el poder depende de someter a través de amenazas o castigos, tal como escribió Talcott Parsons, entonces la carta de la vicepresidenta mostró quién tenía poder en ese binomio. Porque, acto seguido, el mandatario cumplió, echó a sus funcionarios de confianza, y su autoridad quedó debilitada públicamente.
Entonces, queda por delante la duda de qué ocurrirá si este domingo el Frente de Todos vuelve a perder. ¿Quién subirá al escenario? ¿El presidente volverá a pedir «a cada argentino» que lo «ayuden» a cumplir los dos años que le quedan de mandato? ¿Estará juntó a él la vicepresidenta o preferirá no salir en la foto de la derrota?
Hay que leer algunos movimientos de la vicepresidenta. Tras la derrota en las primarias, cambió su nombre en sus redes sociales: borró su apellido Fernández y se convirtió en Cristina Kirchner. La vicepresidente hace referencia a su exmarido y expresidente Néstor Kirchner (2003-2007), para presionar al Gobierno en dos rumbos: dificultar el acuerdo con el FMI y aumentar el gasto. El ministro de Economía, Martín Guzmán, no tendría mucho para hacer si después de las elecciones gana poder el ala más kirchnerista. Ante una posible avanzada kirchnerista, los sindicatos más importantes del país y algunas organizaciones sociales encabezarán un acto tres días después de las elecciones, para mostrarle su respaldo al presidente.
El drama argentino reside en que la situación es delicada como para que la gobernabilidad vuelva a entrar en duda, con tironeos internos en el Frente de Todos. El dólar sigue subiendo de la mano de la inflación, que está cerca del 52,5 % anual, y la pobreza en el primer semestre de 2021alcanza a cuatro de cada diez argentinos. El plan del Gobierno para frenar estas variables no es claro para la sociedad, ni tampoco para el FMI, con el que el Estado argentino debe negociar el repago de un préstamo de USD 44.000 millones que tomó Macri. Precisamente, la falta de acuerdo dentro del Frente de Todos no permite trazar un plan económico, de compromisos creíbles, al menos hasta 2023.
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La elección del domingo dejará otro dato: si la sociedad se está polarizando aún más, y esto derivaría en posiciones más extremas de los representantes políticos. Esa polarización está siendo empujada por los candidatos libertarios Javier Milei y José Luis Espert. Este último, en el tramo final de la campaña, llegó a pedir «bala» para los delincuentes. O sea, que hay que matarlos. Entonces, cabe preguntarse si hay espacio para discursos extremos como los del presidente populista brasileño, Jair Bolsonaro, de cara a las presidenciales de 2023.
Esa es una incógnita que deberá develar la principal fuerza opositora, Juntos por el Cambio. Esta alianza de demócratas liberales, republicanos, conservadores, entre otros, es la favorita para las elecciones de este domingo, si es que repite los números de las primarias. Al menos, espera ganar en la provincia de Buenos Aires, donde reside la mayoría de la población y que suele ser el bastión del peronismo-kirchnerismo.
Después de esta elección, Juntos por el Cambio deberá definir si se polariza hacia posiciones libertarias, con Milei y Espert en su espacio de cara a 2023, o no. El expresidente Mauricio Macri está promoviendo ese acuerdo, mientras plantea que un próximo gobierno opositor debiera adoptar con urgencia un paquete de reformas promercado desde el primer día: laboral, previsional. Un shock de ajuste. Sin embargo, los discursos de mano dura y defensa a ultranza del capitalismo de libre mercado pueden alejar a otros socios de Juntos por el Cambio y dividir a la oposición. Los números de este domingo servirán para ver si esa polarización tiende hacia los extremos o no.
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El sistema argentino es frenético, con elecciones cada dos años, por lo que a partir de este lunes ya comenzará a haber discusiones sobre la sucesión presidencial. Entonces, habrá que ver si se mantiene la fragmentación actual de cuatro espacios con el Frente de Todos, la izquierda, Juntos por el Cambio y los libertarios. O si la Argentina entra en un proceso de polarización extrema que reduce la oferta a dos discursos opuestos respecto al tamaño del Estado, la inclusión social, la seguridad pública, el pago al FMI, el control de cambios, el control de precios, la propiedad privada, el apoyo a los regímenes de Venezuela, Nicaragua y Cuba, entre tantos otros.
1Periodista político. Corresponsal en la Casa de Gobierno argentina entre 2016 y 2020. Exredactor de «El Cronista Comercial». Msc Global Politics (Birkbeck, University of London).
*Este artículo fue publicado originalmente en dialogopolitico.org el 11 de noviembre de 2021.
*La opinión expresada en este artículo es responsabilidad exclusiva del autor y no representa necesariamente la posición oficial de Publico.bo