Argentina, 1985: el filme que revive la hazaña de la victoria judicial de la primavera democrática
No logró ganar el Oscar pero despertó la memoria colectiva.
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Argentina no consiguió anoche arrebatarle el premio a Europa, como sí sucedió en diciembre en el Mundial de Qatar, pero el largometraje de Santiago Mitre que competía en la categoría de mejor película internacional en los Oscar ya logró emocionar a millones de espectadores.
Aun sin el galardón, que recayó en la alemana Sin novedad en el frente, Argentina, 1985 ayudó a los argentinos a hacer memoria al revivir la hazaña contra la dictadura más atroz de su historia: llevar a juicio a los jerarcas del régimen militar sólo un año después de haber recuperado la democracia.
La película volvió a poner en el primer plano del imaginario colectivo argentino este decisivo juicio, considerado un ejemplo mundial pero que había quedado en parte opacado por las posteriores leyes de impunidad, los indultos a los condenados y el discurso del kirchnerismo sobre los derechos humanos, que puso el foco en la reanudación de los juicios de lesa humanidad a partir de 2003.
Las generaciones más jóvenes descubrieron en la pantalla a héroes de carne y hueso, los fiscales Julio César Strassera y Luis María Ocampo, y la dificultades que enfrentaron para que se hiciera justicia.
En su primera semana en cartelera en Argentina, a fines de septiembre, eligieron la película cinco de cada diez personas que fueron al cine. Pasado el mes, superaba ya el millón de espectadores, a pesar de haber sido vetada por las principales cadenas de distribución. Al final de cada proyección, el público aplaudía y había quien se emocionaba hasta las lágrimas.
En las conversaciones posteriores, los más grandes recordaban ese hito judicial, mientras que los adolescentes destacaban que habían estudiado a fondo la dictadura pero no sabían demasiado del Juicio contra las Juntas. Para algunos, incluso, era una incógnita si los máximos responsables de la dictadura iban a ser condenados o no. Al conocerse el veredicto en la pantalla, los espectadores revivían la alegría que supuso un fallo judicial considerado una gran victoria popular.
“Es un triunfo de la democracia y creo que ir a verlo en la sala, rodeado de gente, transmite una sensación de que ese periodo de la democracia se expandía. La gente aplaudía en la sala. Fue un hecho que revivió la catarsis que significó ese juicio”, dijo Mitre en una entrevista con el diario El País de Madrid.
En 1985, la joven democracia argentina y sus instituciones eran frágiles, pero tenían un gran apoyo de la ciudadanía, optimista con la nueva etapa política. En este 2023, cuando el vecino país conmemora 40 años de democracia, el panorama es muy distinto.
Según una encuesta de la Universidad de San Andrés, el 74% de los argentinos desaprueba la actuación de la justicia, la institución con peor imagen. Los políticos, sin importar su orientación ideológica, suspenden también en los sondeos a los que responde una sociedad muy polarizada.
“El éxito de la película expresa la posibilidad de que esa grieta se desdibuje un poco y que los argentinos puedan verse reflejados en algo que está bien, que fue un triunfo de la sociedad”, subrayó Ricardo Darín, el laureado actor argentino que encarna al protagonista, Julio César Strassera.
Para el Gobierno, el buen recibimiento de la cinta en el país muestra la fortaleza que conserva la democracia en su 40 aniversario. “Yo creo en el reservorio democrático de este pueblo. Si no fuese así, chicos que no vivieron ni la dictadura ni la primavera democrática no se hubiesen emocionado con la película Argentina, 1985″, respondió el nuevo jefe de Gabinete argentino, Agustín Rossi, al ser consultado sobre si teme el auge de figuras extremistas.
Al final de una semana de alto voltaje político, en la que el kirchnerismo redobló sus ataques contra la justicia a raíz de la condena por corrupción contra Cristina Kirchner, y en vísperas de días complicados desde el frente económico, el largometraje permite a los argentinos evadirse del presente y los devuelve, por espacio de dos horas, a la esperanzadora primavera democrática.